Para Carlos Ortega, que me pidió una opinión sobre estos temas.

Panorama general. Ninguno de los dos es monedita de oro

Faltan ocho meses para las elecciones en los Estados Unidos, y muchos medios de comunicación y expertos han mostrado su preocupación ante un posible triunfo de Donald Trump. No es que Joe Biden haya sido un mal presidente, pero si carga factores negativos que se muestran en algunas encuestas relevantes.

Tampoco el Sr. Trump tiene todo a su favor: los juicios en su contra podrían pesar en el electorado independiente, y algunas de sus declaraciones lo revelan como una persona desequilibrada. Por ejemplo,

Durante la presidencia de Biden se ha logrado evitar una crisis económica (en 2023 el PIB creció en 3% según el Economist), el Congreso aprobó paquetes gigantescos de gasto en favor de la economía verde, una política industrial nacionalista (por ejemplo, para incrementar la fabricación de semiconductores –chips-- en su país), y para financiar la reconstrucción de la vieja infraestructura de carreteras, puentes y transportes se autorizó un trillón de dólares (en nomenclatura hispana sería un billón). Esto es mucho más que los recursos aprobados por Clinton y por Obama, y mucho más beneficioso para la economía global que los recortes de Trump a los norteamericanos más ricos.

En contra de Biden operan tres factores: su edad (81 años), la elevada inflación en los años recientes, y un explosivo número de migrantes tratando de entrar al país. Otros temas de política exterior menos álgidos pero que también han sido usados en contra del presidente, serían sus apoyos a Ucrania contra la injusta invasión rusa, su apoyo (cada vez menos entusiasta) a la invasión israelí de Gaza, impopular entre algunos grupos demócratas, y la desordenada retirada de los norteamericanos de Afganistán en el ya lejano 2021.

En síntesis, los dos candidatos tienen problemas y son impopulares. Muchos electores votarán por el que consideran el menos malo.

Encuestas nacionales y algunas estatales

El primer debate presidencial será hasta septiembre de 2024, y las elecciones hasta noviembre. Mucho puede pasar.

Recopilo dos encuestas generales. En febrero de 2024 las intenciones de voto globales dieron 45.4% para Trump y 44.1 para Biden (Fuente; Banorte con datos de Bloomberg). Pero el Economist de marzo 2024 pone a Biden en 45% y a Trump en 44%: empate técnico.

Mas en detalle: una encuesta de New York Times/Siena poll mostró que 97% de la gente que votó por Trump en 2020 lo volvería a hacer, mientras que sólo el 83% de los votantes de Biden harían lo mismo. Otras fuentes han indicado que Biden ha perdido terreno entre algunos de sus grupos leales, como los afroamericanos (bajó de 87% en 2020 a 63% en 2024) y latinos (bajó de 39% a 34% en los mismos años).

Más problemático es el caso de los swing states o estados pendulares, importantes porque el sistema electoral norteamericano favorece a ciertos estados intermedios pequeños, una vez que los estados más grandes están ya definidos por alguno de los dos partidos. Como se sabe, el sistema de votos electorales asignados a los estados tiene el (gran) defecto de que un candidato puede ganar el voto popular total, y de todas formas perder la presidencia.

Recientemente Biden no va adelante en ninguno de los siete estados con votos pendulares, y aquí los enlisto por su relevancia: En Carolina del Norte, un estado muy conservador (la última vez que los demócratas ganaron el estado fue en 2008), Trump va arriba por diez puntos. En Nevada y en Georgia, va ganando por 8 puntos. También adelanta a Biden por cinco puntos en Wisconsin y en Michigan. En Pennsylvania su ventaja es de tres puntos, igual a la que tiene en Arizona.1 Nada bueno (salvo Carolina Del Norte, Biden ganó el resto de los estados en 2020).

Las encuestas empatadas muestran la profunda polarización política en el país. Pero a estas alturas es imposible predecir al ganador por una realidad incontestable: el elevado número de votantes que se consideran independientes y que podría alcanzar a la mitad del electorado; según una encuesta de Gallup de 2023, los votantes se ubicaron en tres grupos: 25% de republicanos, 25% de demócratas y 49% de personas que no se identifican con ningún partido.2

La economía de EU no entró en crisis, lo cual debería ser bueno para Biden

No sólo el PIB creció 3% en 2023, sino que la tasa de desempleo ha sido menor al 4% durante 25 meses (incluso bajó a 3.4% en enero 2023). Se fabrican más coches eléctricos. El gas natural cuesta una cuarta parte de lo que cuesta en Europa, y EU es el principal exportador de gas licuado del mundo. Hay 4% más trabajadores que en 2019, y a pesar de la machacona propaganda republicana contra los migrantes, esto es resultado de la entrada de los trabajadores extranjeros a la fuerza de trabajo. Ciertamente, las actuales tasas de interés, de 5,2 a 5,5% son demasiado elevadas para una plena recuperación, pero se espera que bajen en el transcurso del año.

Con todo, Biden no ha recibido mucho crédito por esos buenos resultados, porque la inflación de los años recientes fue elevada. Los precios al consumidor están 18% más elevados que al inicio del gobierno y la gasolina es ahora 29% más cara que hace tres años en un país en el que el 91% de los hogares tienen al menos un coche.

La eficiente propaganda republicana contra Biden por el tema migratorio

La migración indocumentada es un tema diario de ataque contra Biden no sólo de Trump, sino de los gobernadores más conservadores como Greg Abbott de Texas, y De Santis de La Florida. El número de aprehensiones de personas que entran por la frontera mexicana es el más elevado de la historia, y es aún más elevado que durante el último año de Trump.

El tejano Abbott ha subido en autobuses a unos 40 mil migrantes y los ha trasladado a Washington, Nueva York, Chicago, Filadelfia, Denver y los Ángeles a un costo para su estado de 124 millones de dólares. Esto ha funcionado como un formidable mecanismo de publicidad contra el gobierno federal, al que acusa (injustamente) de tener una política de “fronteras abiertas”.

A lo anterior hay que agregar el problema de que la mayor parte de los migrantes cruzan la frontera para solicitar asilo en el país, pero los procesos de asilo tardan entre cuatro y cinco años para ser atendidos. En este momento hay un retraso de tres millones de personas en las cortes migratorias, y las solicitudes crecen en un millón al año. Una verdadera mina de oro para la demagogia trumpista.

Juicios contra Trump: cuatro penales y dos civiles

Ningún presidente en la historia de los EE. UU. ha enfrentado tantos juicios como Donald Trump. Está acusado de 91 delitos repartidos entre juicios penales y civiles, desde el pago ilegal a una actriz porno por 130 mil dólares para comprar su silencio por una aventura extramatrimonial, a llevarse ilegalmente a su casa de Mar-a-Lago en La Florida documentos secretos, hasta cometer fraude financiero por inflar el valor de sus propiedades para obtener créditos favorables y otros beneficios de los bancos.

Tal vez el proceso más grave es la participación del entonces presidente en el ataque al Capitolio en enero de 2021, que causó cinco muertos, incluyendo un policía, y daños por 2.7 millones de dólares. En un discurso previo de Trump a los manifestantes, declaró: “si ustedes no luchan con todo (“fight like hell”) van a perder a su país”. Trump declaró que la elección presidencial había sido “fraudulenta” y se opuso a enviar a la Guardia Nacional para contener a los manifestantes. Más de 1,200 personas que participaron en el ataque han sido procesadas por delitos federales y 745 han sido sentenciadas.

Por separado, Trump y 18 abogados han sido acusados de diversos delitos por tratar de invalidar la elección de 2020 en el estado de Georgia, y por impedir la transición pacífica del poder.3

La estrategia de los abogados de Trump en todos los procesos ha sido alargarlos de todas las formas posibles, esperando ganar las elecciones en noviembre. Entre otros argumentos, han alegado que, por ser el titular del Ejecutivo, Trump estaba protegido por la inmunidad presidencial. Esto deberá ser decidido por la Suprema Corte de Justicia.

Muchos votantes están preocupados por estos procesos y otros han declarado que no votarían por Trump en caso de que fuera encontrado culpable o encarcelado. En marzo de 2024, una encuesta publicada por el New York Times indicó que el 85% de los demócratas cree que Trump cometió delitos federales serios, el 21% de los republicanos, y el 57% de los independientes.

Por cierto, Biden ha recaudado más dinero que el republicano

En los Estados Unidos los candidatos declaran mensualmente cuánto dinero recaudan par sus campañas. En el mes de febrero, Biden y su partido habían reunido $155 millones, mientras que Trump y su campaña tenían $42 millones y su partido otros $11.3 millones. Punto bueno para el Presidente.

Qué pasa si gana Trump. De una larga lista, escojo algunos compromisos

Entre muchas otras declaraciones de campaña, lanzadas al aire de forma desordenada, Trump ha prometido expulsar a todos los indocumentados del país (será “la deportación más grande de la historia americana”, dice), cerrará la frontera con México utilizando las Fuerzas Armadas, el FBI y la DEA. No concederá la ciudadanía a los hijos de migrantes indocumentados nacidos en el país. Impondrá por decreto un 10% de aranceles a las importaciones de todo el mundo (implicaría desacatar todos los tratados internacionales), y especialmente un 100% de aranceles a los autos eléctricos chinos que se fabriquen en México. Prohibirá la entrada de musulmanes al país y a cualquiera que se identifique como “terrorista”.

Correrá del gobierno a todos los servidores públicos que el considera pertenecientes al “Estado profundo” y a todos los que han utilizado el sistema jurídico del país en su contra, así como a los miembros del FBI y fiscales federales que lo han investigado. También correrá a los empleados federales que filtren información a la prensa. Perdonará a todos los acusados por los ataques al Capitolio. Finalmente, suspenderá los apoyos militares a Ucrania, lo cual llevaría a un triunfo de Putin con consecuencias imprevisibles para la OTAN, para Europa, y para la geopolítica mundial. Un verdadero horror como programa de gobierno.

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