El Banco de México tiene como principal objetivo preservar el valor de la moneda nacional a lo largo del tiempo, dicho en otras palabras, mantener la inflación controlada y con ello el valor del poder adquisitivo de la moneda nacional. Recordemos que desde 2008 adoptó como objetivo operacional la tasa de interés interbancaria a un día, es decir la tasa de fondeo bancario. Esta tasa es la que lidera a las demás en el mercado, y de ahí su importancia.
Teóricamente, de la tasa de interés dependen variables como el consumo y la inversión. Ante tasas más bajas se incentivan ambas variables y viceversa; se considera que subir la tasa de interés puede tener impactos sobre la preferencia por liquidez, controlar la demanda y, con ello, la inflación.
El próximo 14 de mayo se hará el siguiente anuncio de decisión de política monetaria del Banco de México. Podemos esperar que se anuncie un nuevo recorte en la tasa de interés de referencia, posiblemente de hasta 50 puntos base o incluso mayor, en virtud de la baja inflación, la más baja en lo que va del siglo, (-1.01% en abril, respecto al mes de marzo) derivada de un debilitamiento del consumo y de los bajos precios en combustibles y de la amplia brecha con la tasa de interés de referencia en Estados Unidos, actualmente en 0.25%.
En los siguientes días habrá que observar con cuidado los efectos en los precios del tipo de cambio y la parcial recuperación de los precios del petróleo. Estas variables serán relevantes en la toma de decisión de política monetaria de Banxico.
En todo caso, ¿cuáles son los efectos esperados de una disminución de la tasa de interés? En principio, en condiciones que pudiéramos considerar “normales”, podría ser un incentivo al consumo y generar liquidez en el mercado, tendría efectos en la toma de decisiones de nuevas inversiones e incluso, podría disminuir el costo de la deuda gubernamental.
Obviamente, no nos encontramos en una situación así y los efectos podrían ser difíciles de percibir al menos en el corto plazo. Desde la semana pasada, en Consultores Internacionales, S.C. dimos a conocer nuestra estimaciones al cierre del año con una caída del PIB de 7.7%, la pérdida neta de hasta 425 mil empleos formales y una tasa de desempleo abierto de alrededor de 5.7%; es decir, nos enfrentamos a una crisis económica y laboral muy severa, que mantendrá deprimido al mercado interno por un tiempo, a lo que debemos agregar incertidumbre y desconfianza que desincentivan la inversión, principalmente la que llega del extranjero.
En los siguientes meses, las empresas y familias se verán fuertemente presionadas, con una escasa capacidad de pago debido a su menguado flujo de efectivo y, por otro lado, aquellas que cuenten con la solvencia o ahorros preferirán mantener sus recursos para utilizarlos en el futuro.
En situaciones como ésta, los bancos comerciales generan expectativas de impago, de morosidad y pérdida de rentabilidad, por lo que se niegan frecuentemente a la colocación de créditos o bien, elevan sus costos.
Inevitablemente, es necesaria la participación del sector público. De hecho, hace unos días Banxico inyectó al sistema financiero 750 mil millones de pesos, principalmente para realizar préstamos a las pymes, y se anunció que la banca de desarrollo destinará hasta 60 mil millones de pesos con fines similares.
Insistimos en la urgencia de apoyos para preservar a las empresas y a los empleos, como una medida que además disminuya la incertidumbre, la desconfianza y la aversión al riesgo. Adicionalmente, consideramos que se requieren otros apoyos más agresivos para las empresas. Por ejemplo, fondos de contragarantías que ayuden a disminuir el riesgo para el sector financiero y permitan a las empresas acceder a créditos más blandos, e incluso a plazos más largos.
La política monetaria en México únicamente ofrece mejores condiciones para la ejecución de otro tipo de políticas públicas. No podemos esperar efectos inmediatos, porque incluso no es el objetivo. Sin embargo, celebramos la disciplina del Banco de México y las medidas que desde su campo de acción ha implementado para aumentar la liquidez en el mercado, aun cuando no es su función principal.
*Presidente de Consultores Internacionales, S.C.