Difícilmente el Gobierno Federal de México hubiese previsto estas últimas semanas: contingencia sanitaria por Covid-19, mezcla mexicana del petróleo en 14.5 dólares por barril y tipo de cambio en niveles de 24.1 pesos por dólar. Actualmente los contagios por Covid-19 han crecido a nivel mundial, pero su estabilización y recuperación en China y en Corea del Sur presumen mayor control. Los petroprecios parecen no tener pronta solución por los desacuerdos de OPEP+, la creciente sobreoferta y la presumible disminución de la demanda. Las subastas de dólares han sido inefectivas ante la depreciación cambiaria ¿Qué impactos tendrá México en 2020? Y, contando con las condiciones para superarlo, ¿nuestras autoridades van en la dirección correcta?

Las afectaciones en el sector externo han distorsionado las inversiones financieras y directas presentando los primeros indicios con caídas en las bolsas de valores del mundo, en México con retrocesos de 15.7% en el Índice de Precios y Cotizaciones en lo que va de marzo. En comercio, según expertos consultados, la recepción de contenedores en puertos del pacifico mexicano se ha reducido en 40%, lo que afectará a industrias como la automotriz y la textil-confección por la menor importación de equipos electrónicos y telas provenientes de China principalmente. En turismo, el aislamiento, la potencial quiebra de aerolíneas y la deriva de cruceros tendrá efectos en los servicios hoteleros, restauranteros y de comercios, entre otros.

En menos de 90 días, la mezcla de petróleo pasó de 56.7 a 14.5 dólares por barril, lo que representa un desplome de 74.3%. Pemex pagará primero la factura: el declive en la producción y su deteriorada posición financiera sugieren su degradación crediticia y el riesgo de quiebra. Las finanzas públicas están fuertemente comprometidas: los ingresos petroleros representan el 4% del PIB y el 8% del total por lo que, independientemente de las coberturas adquiridas a 49 dólares por barril (sin conocer los barriles cubiertos) y ante la negativa de reducir el poco efectivo gasto social, no se descarta la adquisición de deuda (considerado las bajas tasas internacionales) y/o el aumento de impuestos especiales lo que en los últimos años ha representado un respiro fiscal ante la baja de ingresos petroleros y la débil recaudación de ISR.

Las variables financieras también se han contagiado. La paridad cambiaria transita hacia un nuevo nivel que oscila entre 20.3 y 21.3 pesos por dólar, y perdurará por la volatilidad de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Con dólar caro habrá presiones inflacionarias, particularmente en la subyacente, cerrando 2020, según Consultores Internacionales, entre 4.1% y 4.8%. Asimismo, ésta no encontrará suficiente contención debido a una reducción en la tasa objetivo de al menos 50 puntos base emulando a otras economías.

La pandemia petrolizada presenta dos escenarios probables que sugieren: 1) recuperación oportuna para el segundo trimestre donde el Covid-19 se controla sin deteriorar aún más las actividades y los petroprecios de la mezcla se estabilizan entre 20 y 30 dólares por barril; y 2) recuperación prolongada con efectos hasta el cierre de año con serias afectaciones económicas y de salud pública acompañado de petroprecios inferiores a 10 dólares por barril.

El Armagedón económico-financiero ha iniciado el concierto de pronósticos para el 2020 que van desde crecimientos de 0.6% a caídas de 4.5% anual. Vale considerar que el H1N1 contribuyó en 0.9% del PIB a la caída de 5.3% del año 2009 afectando principalmente al turismo y al comercio; sin embargo, las condiciones ahora son distintas. Consultores Internacionales apunta hacia una probable caída anual de 2.0% y de hasta 2.9% o más de no tomar las medidas necesarias.

Mitigar y revertir las consecuencias económicas de la pandemia petrolizada dependerá principalmente de la conducción de la política sanitaria y económica en la que la primera ha sido prudente por la Jornada Nacional de Sana Distancia, aunque con áreas de mejora. En cuanto a la económica, hay que dejar los santitos y adelanto de pensiones, comparada con acciones en Estados Unidos, Francia y otros países que promueven estímulos fiscales, condonación de servicios a empresarios, entre otros, en México solo estamos confiando en que todo estará bien.

Tanto los empresarios como las personas deben anticipar desde más y/o nuevos impuestos, hasta el desabasto de insumos y bienes de consumo; así como de la inclusión de wildcards que prevean otros posibles choques. Sin duda, 2020 es ya un reto de supervivencia económica.

*Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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