La crisis de violencia a nivel nacional no cede. En materia de homicidio doloso 2019, 2020 y 2021 son los años más violentos de la historia de nuestro país -sin comparamos lo que va de este sexenio contra los mismos periodos de Calderón y Peña, los homicidios han crecido más del 100% y más del 70% respectivamente-.

La creciente incidencia delictiva y violencia que se vive en el país no se limita a los homicidios dolosos sino que incluye delitos como feminicidio, extorsiones, violaciones, lesiones dolosas, trata de personas, narcomenudeo y violencia familiar, robo a transeúnte, robo en transporte público, desapariciones de personas y torturas.

A nivel nacional 2021 concluyó como el peor año de la historia en víctimas de feminicidio, de extorsión, carpetas de investigación de trata de personas, de lesiones dolosas, de violaciones y de violencia familiar.

En contraste, Ciudad de México reportó un descenso en víctimas de homicidio doloso del 20% -mejorando 3 posiciones en el ranking nacional donde llega a ocupar el lugar 22 de las 32 entidades-; en víctimas de feminicidio del 16% y en víctimas de trata del 37%. Por su parte, el narcomenudeo reportó una disminución del 9% en la tasa de carpetas de investigación.

Es decir, si a nivel nacional es evidente el fracaso en el combate a los homicidios dolosos, la violencia de género, la trata de personas y el narcomenudeo, en Ciudad de México se ha hecho un buen trabajo por disminuir la violencia letal y la operación de los grupos delictivos ligados a la trata de personas y la venta de drogas.

Un buen resultado que debe ser tomado de inspiración para un gobierno federal que carece de estrategia y talento entre los titulares de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) y la Fiscalía General de la República (FGR).

Contrariamente a lo que sucede en la federación, donde la SSPC no detiene el control de su área operativa -la Guardia Nacional-, no define la estrategia, no trabaja de la mano con la FGR y se encuentra cerrada a colaborar con la sociedad civil, en la capital del país la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la Fiscalía General de Justicia trabajan de la mano con expertos y organizaciones civiles, comparten inteligencia y definieron una estrategia de combate a la delincuencia organizada que impactó en la percepción de seguridad de los capitalinos en zonas donde cárteles y bandas operaban impunemente.

Es importante reconocer los logros de las autoridades capitalinas, pero también lo es señalar los tres pendientes importantes que afectan la vida de quienes vivimos, transitan o visitan Ciudad de México: los robos, la violencia de género y las extorsiones.

Desde que se cuenta con registros públicos oficiales a la fecha, la capital de México se ha mantenido en los primeros 3 lugares del ranking nacional de robo con violencia, de robo a transeúnte, de robo a negocio y de robo en transporte público.

Pese a que entre 2020 y 2021 el robo con violencia y el robo a negocio mostraron una reducción de casos del 10% y del 19% respectivamente, los resultados están lejos de ser satisfactorios, los capitalinos somos entre los ciudadanos del país más propensos a ser víctimas de robos en la vía pública, en los negocios y en el transporte público.

Si bien es muy positiva la reducción de feminicidios y la trata de persona en Ciudad de México, en 2021 los delitos donde las mujeres son las principales víctimas tuvieron un crecimiento muy preocupante: las violaciones aumentaron 48% y la violencia familiar 26% respecto a 2020, de tal suerte que la capital se posiciona como la octava peor entidad en violaciones y la segunda peor en violencia familiar.

Asimismo, en materia de extorsión Ciudad de México se encuentra a mitad de la tabla en el ranking nacional, donde ocupa el lugar número 17, los casos de este delito crecieron 55% respecto a 2020.

Los registros de extorsión incluyen la extorsión presencial -conocida como derecho de piso-; los engaños y amenazas telefónicas; los secuestros virtuales y un creciente número de fraudes que ocurren en el espacio cibernético.

Lamentablemente, en nuestra capital ocurren todos estos delitos, desde los comerciantes del Centro Histórico, los restauranteros y dueños de bares que sufren la extorsión presencial; los fraudes ya sea telefónicos, como a través de páginas de internet o redes sociales; hasta los casos de personas que engañan para que se auto aíslen y los delincuentes puedan simular un secuestro con los familiares de las víctimas.

Indudablemente debe ser considerado como positivo que las acciones de las autoridades capitalinas hayan logrado reducir los homicidios dolosos, los feminicidios, la trata de persona y el narcomenudeo y que sean una muestra tangible que con estrategia, apertura a la colaboración, transparencia y rendición de cuentas un gobierno logra resultados.

Sin embargo, el reto aún es grande y la demanda que como sociedad hacemos a nuestras autoridades es apremiante para que cada persona pueda salir a la calle sin temor a ser víctima de un asalto, para que las mujeres vivan una vida libre de violencia, para que las actividades comerciales no sufran el embate de los delincuentes que periódicamente mermen sus ganancias y para que recibir una llamada de un número desconocido no sea un peligro para nuestro patrimonio y sentido de seguridad.

Es hora que los éxitos logrados en disminuir la violencia y la capacidad de operar de la delincuencia organizada también se replique en proteger la integridad de las mujeres y de las familias; que se cumpla la deuda histórica de seguridad con quienes circulamos por las calles atemorizados de ser víctimas de robo, y ello es posible gracias a un trabajo serio de planeación; a una evaluación objetivas de las decisiones y acciones tomadas; a un fortalecimiento institucional; a la apertura con la sociedad.

De igual forma, es hora que el conjunto de autoridades del país compartan y adapten las estrategias y acciones que han sido exitosas, evalúen objetivamente sus logros, rectifiquen errores y se abran al trabajo con la sociedad porque la crisis de delitos y violencia en el país ha hecho de México uno de los lugares más peligrosos para vivir y prosperar en el respeto de la ley.

Director general del Observatorio Nacional Ciudadano
@frarivasCoL

Google News

TEMAS RELACIONADOS