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Existe el riesgo de que se pierdan 820 mil empleos por la prohibición de la pesca en el golfo de California, medida impuesta por el gobierno federal para la protección de la vaquita marina, una especie que está al borde de la extinción, informó Humberto Becerra Batista, presidente de la Cámara Nacional de las Industrias Pesquera y Acuícola (Canainpesca).
Ubicado al noroeste de México, rodeado por la península de Baja California, así como de los estados de Sonora, Sinaloa y Nayarit, el golfo de California representa 60% de la producción pesquera del país. Sus aguas son el hábitat de ese cetáceo endémico, del que quedan menos de 30 ejemplares. De esta superficie se obtienen 900 mil toneladas al año de productos pesqueros, que incluyen especies como camarón, robalo, merlusa, pulpo, huachinango, entre otras.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Becerra Batista indicó que con la prohibición se perderán 820 mil empleos, tanto directos como indirectos, lo que generará un impacto económico de 24 mil millones de pesos al finalizar este año.
Aseguró que la pesca no tiene la culpa de la desaparición de la vaquita marina, sino el tráfico ilegal.
“El problema no es nuestro, sino de la pesca ilegal, no hay recursos para combatir la pesca ilegal y la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) no tiene la capacidad para vigilar las áreas protegidas. Se nos echa la culpa de la extinción de la vaquita marina, pero se está poniendo en riesgo la seguridad alimentaria del país”, enfatizó.
Recomendaciones. En 2014, el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (Cirva) recomendó al gobierno mexicano eliminar toda la pesca con redes agalleras con el fin de salvar de la extinción a la marsopa, porque dijo que no era suficiente con prohibir la pesca ilegal, sino también el uso, posesión o transporte de estos materiales en la zona protegida.
A partir del 30 de junio de 2017 entró en vigor la prohibición permanente para embarcaciones menores en el Alto Golfo de California.
La publicación de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) estipuló la prohibición del uso de redes de enmalle y agalleras.
Se impidió el transporte de esas artes de pesca en zona marina, terrestre o aérea, excepto las redes usadas mediante el sistema de pesca de encierro operadas de forma activa para la pesca de curvina golfina y sierra. La prohibición incluye la actividad de pesca con embarcaciones menores, incluyendo pesca deportiva o recreativa en el Alto Golfo en horario nocturno, de entre las 21:00 a las 5:00 horas.
En menos de dos años la población de vaquita marina se redujo en 49%, al pasar de 60 ejemplares en 2015 a menos de 30 en 2017, según estimaciones del Cirva.
“La única vía”. Para el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), la única forma de salvar a la vaquita de la extinción en vida silvestre es la prohibición permanente y “bien aplicada” de usar redes de enmalle, junto con una estrategia integral para la recuperación de su población, que apoye el uso de redes de pesca alternativas que no las capturen.
Jorge Rickards, director general en México de WWF, destacó que los esfuerzos de recuperación deben proteger urgentemente el hábitat de la vaquita, involucrando a las comunidades de la región.
Entre 2015 y 2017, el gobierno federal ha invertido más de 2 mil millones de pesos para acciones de conservación de esta especie, pero la pesca furtiva ha prevalecido en el hábitat de la vaquita. En lo que va de este año se han encontrado cuatro ejemplares muertos con rastros de redes.
La pesca furtiva de totoaba ha diezmado la población de la vaquita, porque queda atrapada en las redes de pesca y muere asfixiada.
La totoaba también es endémica del Alto Golfo de California y su vejiga natatoria —conocida como buche— puede costar hasta 60 mil dólares en el mercado asiático, debido a que se le atribuyen propiedades medicinales y afrodisiacas.
Juan Carlos Cantú, director de Programas de Defenders of Wildlife México, indicó que el tiempo para la vaquita marina “se está agotando” y cada vez quedan menos ejemplares, por lo que se necesitan acciones inmediatas para librarla de la extinción.
Una de las medidas urgentes, dijo, es la implementación de artes de pesca alternativas que no representen un riesgo para la marsopa, como las usadas en el ámbito deportivo.
Acusó que la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca) ha retrasado la implementación de nuevas técnicas para pescar. “Las autoridades han sido incapaces de detener la pesca ilegal en el Alto Golfo de California. Ante este panorama se tiene que cambiar el paradigma de cómo se realiza esta actividad. Autoridades como Conapesca no han impulsado nuevos métodos y menos dañinos”, dijo.
Refuerzan medidas. El 10 de febrero pasado, la Sagarpa y la Secretaría de Marina (Semar) anunciaron el fortalecimiento de la estrategia para rescatar a la vaquita marina, que incluye tres ejes: compensación a pescadores; protección en el refugio ampliado de la vaquita, refuerzo en la inspección y vigilancia del polígono.
Entre enero y marzo se amplió la entrega de compensaciones a los pescadores para el desarrollo de artes que no afecten a la vaquita.
El reforzamiento de la inspección y la vigilancia con el despliegue de un mayor número de elementos de la Secretaría de Marina apoyados con un sistema de videovigilancia de largo alcance; un sistema de mando, control y comunicaciones móvil, y también equipos de comunicación digital basados en redes troncales propias.
Datos de la dependencia señalan que se han implementado en la zona 14 embarcaciones, 23 vehículos, cuatro aeronaves, 177 elementos de infantería y 54 de la Gendarmería, además de los inspectores de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y Conapesca.
El polígono de protección de la vaquita marina se complementará con 750 kilómetros cuadrados, donde estarán restringidas actividades de pesca y navegación. De manera complementaria, continúa la erradicación de redes fantasma y se duplicó el número de monitores acústicos en 87 sitios para detectar al cetáceo.