A pesar de las múltiples campañas, iniciativas y leyes para desincentivar el consumo del tabaco, la prevalencia de esta adicción en la población mexicana no sólo se mantiene, sino que aumentó en los últimos años.

Esta situación pone en riesgo la salud de millones de personas, entre ellos a quienes se exponen al humo de manera indirecta, es decir, los fumadores pasivos. Además de que la adicción al tabaco constituye la posibilidad de adicción a otro tipo de drogas, de tipo ilícitas.

A pesar de que desde 2008, como lo señala la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (Encodat) 2016-2017, México avanzó con la generación de leyes estatales en materia de ambientes 100% libres de humo de tabaco, más de 9.8 millones de mexicanos no fumadores reportaron estar expuestos al humo de manera indirecta en su hogar, y esa exposición fue mayor la zona urbano en comparación con el rural.

En términos relativos, alrededor de la mitad de la población mexicana se encuentra protegida por las nuevas regulaciones. La Encodat deja ver que en la actualidad la población no fumadora continúa expuesta al humo de tabaco de segunda mano, principalmente en bares, restaurantes, transporte público, escuelas y en los lugares de trabajo.

Señala que más de 50% de los fumadores compra cigarros sueltos, a pesar de estar prohibido en México desde hace un cuarto de siglo.

En 2011, tres años después de la implementación de la Ley de Protección a la Salud de los No fumadores en el Distrito Federal, la capital mexicana presentaba los índices de exposición más bajos del país y cinco años después los indicadores se habían elevado y son comparables con los de las entidades que no cuentan con una legislación.

En Encodat, se resalta que el hábito de fumar en el sector de la población que va de 12 a 65 años pasó de 17% en 2011 a 17.6% en 2016. Además, el promedio de consumo de cigarros por día pasó de 6.5 piezas en 2011 a 7.3 al cierre de 2016.

En el documento se detalla que en el país, 17.6% de la población fuma tabaco actualmente, lo que corresponde a 14.9 millones de mexicanos fumadores, de los cuales, 3 millones 812 mil son mujeres y 11 millones 78 mil son hombres.

Al desglosar las cifras de la encuesta se muestra que la prevalencia de consumo en las mujeres no muestra un cambio respecto al indicador anterior, ya que pasó de 9.3% en 2011 a 8.7 en 2016, mientras que en hombres, en el mismo periodo, pasó de 25.2 a 27.1%.

Tabaco. Expuestos al humo, 9.8 millones de no fumadores
Tabaco. Expuestos al humo, 9.8 millones de no fumadores

Casi la mitad de estos fumadores, 6.6 millones de mexicanos, realizó durante el año pasado la compra de cigarros sueltos. Más de 70% de la población encuestada apoya la ley que aumenta el impuesto al tabaco y entre ellos, 53.3% está de acuerdo con la regulación.

Uno de los indicadores por el que se aprecia que la adicción física al cigarro se mantiene es el tiempo que tarda un fumador en encender su primer cigarro del día. Hace un año, uno de cada cuatro adictos al tabaco fumaron su primer cigarrillo dentro de los primeros 30 minutos después de levantarse, al comparar esta cifra con la registrada en la Encuesta Nacional de Adicciones 2011, en 23.8%, “no se observa un cambio estadísticamente significativo”, señala el informe.

El desconocimiento de ayuda para dejar de fumar es otro de los motivos que tienen relación directa con los niveles de adicción al tabaco. La encuesta señala que tres de cada 10 fumadores conoce las líneas de atención telefónica y sólo 4% ha llamado para solicitar información y ayuda en la búsqueda de cesar su consumo.

Recomendaciones

Entre las recomendaciones internacionales para abatir el problema están reducir y prevenir la adicción. En ese sentido, la Organización Mundial de Salud (OMS) estableció un plan de medidas, que incluye seis estrategias efectivas para reducir la demanda de tabaco.

Las acciones deben centrarse en vigilar el consumo y otros indicadores para el control, debido a que hay nuevos productos, como vaporizadores, cigarros electrónicos y dispositivos de liberación de nicotina, los cuales resultan necesarios vigilar “para la protección de la salud de las nuevas generaciones”.

El organismo mundial señala que también se debe reducir y recomendar la exposición al humo del tabaco de segunda mano en todos los espacios públicos y lugares de trabajo cerrados, incluidos restaurantes, bares, escuelas, universidades, hospitales y transporte público.

Además, recomienda incrementar la ayuda a quienes buscan abandonar el consumo a través de centros de atención telefónica, implementar fármaco-terapia de bajo costo en todas las unidades de salud de primer contacto, así como la referencia al sistema de centros especializados.

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