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“Cambiamos las armas por instrumentos”, explica Juan Ramón Soto, director musical del mariachi de la Policía Federal, agrupamiento que se dedica a mostrar la cara más humana de esta corporación y a entrar a comunidades con altos índices delictivos e incluso azotadas por la violencia del crimen organizado, con música vernácula y ensambles de pop, rock y hasta clásica adaptados al género popular mexicano reconocido en el mundo: el mariachi.
Soto explica que el objetivo del mariachi es convertirse en una policía de proximidad. Sus integrantes, 21 músicos profesionales, cuentan con formación de policías y están preparados para reaccionar en caso de una emergencia, pero su objetivo es otro: mostrar a la gente donde se presentan, que no hay que tener miedo de la policía, y que ésta puede ayudarles a recuperar sus comunidades.
El objetivo es cambiar la imagen de la corporación para llegar a ser una policía de confianza y cercana a la ciudadanía.
“Hay una perspectiva errónea de la Policía Federal que tiene la ciudadanía. Ven policías y no distinguen. Cada locación a la que vamos padece sus propias situaciones. La ciudadanía, al ir nosotros y tocar, sonríen y se distraen de todas sus preocupaciones. Nuestro operativo es de vinculación y proximidad: se da la prevención del delito a través de la música y la confianza”, explicó.
El mariachi de la Policía Federal entra como “punta de lanza” en los operativos de proximidad social y prevención del delito, a través de conciertos de gala en estados con alta incidencia delictiva como Michoacán, Tamaulipas y Sinaloa.
La agrupación visitó las instalaciones de El Gran Diario de México, en la calle de Bucareli casi esquina con Reforma. Al posar para la sesión de fotografías interpretaron “El son de la negra” desde el techo de uno de los edificios. La gente que iba pasando primero se detenía asombrada y algunos hasta se quedaron a mirar. Las personas comenzaron a hacer bola, y al final de la canción aplaudieron y demandaron “¡otra, otra!”. El concierto se extendió con un popurrí llamado “Fiestas en Jalisco”, y “¡Qué bonita es mi tierra!”.
Rodolfo Díaz Ortega literalmente dejó la pistola y recogió la quintilla, el instrumento que ahora toca. De 40 años, el ex agente participó en 2008 en el Operativo Conjunto Michoacán, que ordenó Felipe Calderón a los pocos días de tomar posesión como Presidente.
El operativo tenía por objetivo desarticular a los cárteles La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, fundados por Nazario Moreno y Servando Gómez La Tuta, fue el inicio de la narcoguerra.
Al policía tercero Díaz Ortega, quien ahora hace los coros en canciones como “México en la piel”, le tocó que “rafaguearan” el hotel donde se hospedaba en Michoacán con sus compañeros y el vehículo en el que viajaba; también participó en tres enfrentamientos, ninguno de los cuales duró menos de 20 minutos.
Conoció una adrenalina que no había sentido y comprobó que el tiempo es relativo: 20 minutos pueden no alcanzar para nada, pero en esos momentos, para él fueron una eternidad, puesto que significaban la diferencia entre la vida y la muerte.
“Desde niño mi sueño fue ser policía o bombero. Me fui a Michoacán en 2008, apenas se enteraron que llegamos y nos rafaguearon. Entramos en Infiernillo, Nueva Italia, Apatzingán, Lázaro Cárdenas y otros municipios más donde pasamos por enfrentamientos. Era adrenalina pura estar en el fuego, me tocaron no menos de tres enfrentamientos. En esos momentos piensas en la familia, en los amigos”, recordó.
Norma Casillas, de 31 años, es la única mujer que hasta el momento participa en este mariachi. Es la cantante y lo mismo interpreta canciones de Juan Gabriel, que Someone like you”, el éxito de la cantante británica Adele. Con cuatro años en el servicio, reconoce que los oficiales policiacos no siempre son bien recibidos en los lugares a los que llegan.
Opinó que eso se debe a que la figura de autoridad del policía federal ha sido dañada por personas que no se comprometen con su trabajo, pero señala que así como hay agentes corruptos, también hay elementos entregados a su trabajo.