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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
Los habitantes de Juchitán cumplen este domingo 10 días en alerta máxima ya que desde el 7 de septiembre la tierra no ha dejado de sacudirse. La mañana del sábado que debió haber sido patrio el miedo regresó porque a las 09:18 horas un nuevo sismo de magnitud 5.5 con epicentro localizado a 56 kilómetros al sur de la capital, agitó al Istmo y a toda la entidad. Luego a lo largo del día, siguieron las réplicas.
Desde la noche del temblor la normalidad no ha llegado para los pueblos zapotecas. La ciudad sigue siendo un campo regado de montículos de escombros. Los habitantes han establecido guardias y muchos siguen durmiendo en las calles, por las más de dos mil réplicas que amenazan tirar lo que quedó en pie. Muy pocos optaron por los refugios oficiales como el Tecnológico, muchos están concentrados en algunos patios de escuelas despejadas o lotes baldíos, también en explanadas, campos o canchas deportivas.
“Aún no me siento segura de entrar a mi casa, porque sufrió daños, partes del techo se colapsaron, hay grietas, existen columnas rotas y eso que la casa es nueva, por eso duermo en el patio de la vecina , ahí me siento segura, aunque me despierto con cada sacudida. Ya me duele la espalda de tanto dormir en el suelo, aunque sea en colchoneta que me regalaron. Ojalá y esto termine pronto para comenzar de nuevo” , comentó Sandra Luz Valdivieso, zapoteca damnificada.
Lo mismo se repite en las poblaciones de Ixtaltepec, Unión Hidalgo, Chicapa de Castro, San Mateo del Mar, San Dionisio del Mar, Santa Francisco del Mar, donde siguen durmiendo a la intemperie, a pesar de las lluvias que comenzaron a caer en la zona, por lo que se improvisaron campamentos con lonas para resguardarse.
Pero el miedo a la fuerza de la tierra no es lo único que mantiene a los pobladores durmiendo a la intemperie. También lo hacen porque de boca en boca los vecinos siguen advirtiendo que pueden sufrir actos de rapiña.
Por eso en la cuarta, quinta, sexta, séptima, octava y novena sección de Juchitán, con sus respectivos callejones, los vecinos mantienen las guardias y se turnan para vigilar. En algunos puntos de la séptima y octava, las personas lanzan tiros al aire para persuadir a delincuentes que aún no llegan para que no lo intenten.
Lo que sigue es la sicosis Desde hace una semana los vecinos alertaban que una camioneta recorría la ciudad a toda velocidad llevándose lo que podía. Por ello se reforzó la vigilancia de la policía estatal y municipal en las secciones más susceptibles.
Mientras en Juchitán se vuelve a tejer la economía local se han establecido más de 30 cocinas comunitarias de la sociedad civil, en donde los vecinos están participando. Son los mismos ciudadanos quienes en todas las poblaciones de la región se organizan para entregar comida y despensa. El Ejército se ve muy poco, aunque mantiene su cocina comunitaria permanente, para más de 2 mil personas en el Instituto Tecnológico del Istmo.
La reconstrucción del reino zapoteca no se vislumbra cercana.