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La historia de Jacinto ha conmovido en las redes sociales por su similitud con la del perro japonés Hachiko . El can poblano no se ha movido del lugar en el que su amo murió tras el derrumbe de su casa el pasado 19 de septiembre.
Hace una semana, poco antes de que iniciara el terremoto de 7.1 grados , la señora Antonieta Pérez salió de su casa de adobe para darle de comer a un burro que tenía en el patio de su casa.
Alimentar al animal salvó a la mujer de 85 años de morir aplastada cuando su casa se derrumbó por el fuerte movimiento telúrico, pero su esposo Trinidad, de 97 años, no corrió con la misma suerte.
El señor quedó sepultado bajo la pesada casa porque ya no le alcanzó el tiempo de escapar.
El brigadista de la fundación Marabunta, Manuel Rivera Guzmán, señala que al llegar a la comunidad a dejar víveres, notó que el perro Jacinto se encontraba reposando en el suelo al lado de la casa de doña Toñita.
Pese a los distintos intentos de mover al can, Jacinto siempre regresaba al lugar donde su amo falleció aquel fatídico 19 de septiembre tras el terremoto.
“Yo lo cargué cerca de cuatro veces y lo ponía en otro lugar; cuando lo cargué se sentía sin fuerzas. Pero cada vez que dejaba a otro lado para que nos dejara trabajar, regresaba y se acostaba en el mismo lugar”, relató Rivera Guzmán.
Tras tantos intentos de mover al can, Doña Toñita le comentó que Jacinto pertenecía a su esposo y lo sigue esperando.
“Ya déjenlo, es el perro de mi esposo. Pobrecito, él (Jacinto) se iba todos los días a la milpa con mi viejito y en las tardes regresaban juntos. Él (el perro) está muy triste porque ahí fue donde falleció mi marido, se le cayó la casa encima, y por eso está triste. Desde el temblor lo encontramos ahí y desde entonces no se ha movido”, explicó doña Toñita a los brigadistas.
“Embajador de Atizapán”, como se hace llamar Manuel Rivera Guzmán en Facebook, señaló que ellos le dejaron un costal de croquetas para que coma.
ahc