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Frente a los problemas que enfrenta la sociedad, como los derivados de los sismos del 7 y 19 de septiembre, así como de carencias en infraestructura que existen en comunidades rurales, los ingenieros civiles tienen un compromiso social indeclinable para concretar soluciones y contribuir a una rápida recuperación, subrayó Sergio Manuel Alcocer Martínez de Castro, investigador y académico del Instituto de Ingeniería de la UNAM.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Alcocer Martínez de Castro, quien hoy ingresará como miembro extranjero a la Academia Nacional de Ingeniería de Estados Unidos (NAE, por sus siglas en inglés), destacó que en una comunidad que no tenga agua potable, suficiencia en su drenaje, saneamiento o que esté incomunicada, “el ingeniero civil debe intervenir con ese compromiso social para resolver sus problemas y eso se traduce, en el caso del Instituto de Ingeniería de la UNAM, con un compromiso social en la investigación, con clara vinculación con los problemas de la sociedad”.

Sergio Alcocer es el único mexicano y latinoamericano en ingresar este año a la NAE,y se sumará a los 2 mil 256 que ya la conformanen una ceremonia que se realizará en la Academia de Ciencias de Estados Unidos, con sede en Washington. El especialista fue designado de entre un grupo de 500 personas, del que fueron elegidos 86 expertos.

Destacó la importancia de esta designación que lo convierte en el quinto mexicano en la historia en tener ese honor, sobre lo cual subraya que representa una gran distinción para México y la Universidad Nacional, porque mientras por un lado el país tiene una relación difícil con el gobierno de Estados Unidos, por otro, un cuerpo tan prestigiado como el NAE reconoce a la ingeniería del país.

“También es importante este reconocimiento en el marco de los sismos que acaban de afectar al país, porque mi trabajo y línea de investigación ha sido la ingeniería estructural aplicada a los sismos. El cómo lograr que los edificios sean más resistentes y que esa investigación se traduzca en reglamentos de construcción más seguros”.

¿Cuál debe ser el compromiso social del ingeniero civil?

—La profesión de la ingeniería no es una ciencia, es una profesión que hace uso de los conocimientos básicos de las matemáticas, física y química para identificar sus problemas, plantear soluciones a los distintos problemas y, a través del conocimiento de juicio desarrollado con el tiempo, poder seleccionar cuáles de esas soluciones son las óptimas.

En ese sentido, el ingeniero tiene un compromiso social indeclinable. En especial el civil tiene por trabajo atender los problemas y las soluciones de las comunidades.

Una comunidad que no tenga agua potable, que no tenga suficiencia en su drenaje o saneamiento, o que esté incomunicada, el ingeniero civil debe intervenir con ese compromiso social para resolver sus problemas.

¿La investigación es fundamental para resolver los problemas?

—Sin duda alguna, la investigación en ingeniería es distinta en las áreas físicas o naturales. Se hace uso del métodos científico para validar alguna hipótesis, con el ánimo de avanzar en el conocimiento, en el entendimiento del universo que nos rodea.

¿Cuál debe ser la relación del ingeniero con la política pública?

—El ingeniero participa muy ampliamente en el desarrollo de la infraestructura y ésta, en un país como el nuestro que está en desarrollo, cuyas necesidades en materia de infraestructura no están cubiertas, requiere de una participación muy vigorosa del gobierno en el desarrollo de infraestructura.

Esto implica entonces que el ingeniero civil tenga una relación muy estrecha con la política pública. No es un profesionista divorciado de la política, ni del ejercicio público.

En el contexto de los sismos de septiembre pasado, ¿cuál es la importancia de la infraestructura para el desarrollo del país?

—La infraestructura es un detonante para el desarrollo de un país, para promover un desarrollo regional más equilibrado y para esto en México se han hecho esfuerzos importantes recientes; sin embargo, todavía insuficientes. Me parece que luego de los sismos existe la gran oportunidad para detonar una mayor inversión en la infraestructura, contar con mejores carreteras y puentes, con puertos que estén bien diseñados para incrementar los flujos comerciales. Mayor cantidad de aeropuertos o presas son una condición básica para que el país pueda desarrollarse económicamente de manera más rápida y sostenida.

¿Cuál es la importancia de la ingeniería civil en esto?

—La ingeniería civil ocupa un papel relevante en el desarrollo de la infraestructura por ser la profesión que más intrínsecamente está relacionada en la materia, tanto en procesos de planeación, en diseño, en construcción, en operación y mantenimiento.

¿Se requiere de mayor planeación en este marco?

—A nuestro país le urge contar con un marco más vigoroso de planeación que permita tener, además, un conjunto de proyectos para realizar, que regionalmente nos permita reducir las desigualdades que tenemos en el sur, centro y norte del país. Que se pueda integrar en esta planeación a los diversos sectores que hacen uso de la infraestructura: al educativo, salud y de carreteras. Además, para lograr que sea una planeación integral del desarrollo del país.

¿Y en cuestión de prevención?

—Nos urge, aprovechando la coyuntura de los sismos, avanzar hacia una cultura de la prevención en materia de incrementar la resiliencia de las comunidades.

Que éstas, ante los grandes sismos y grandes inundaciones, se puedan recuperar más rápidamente. Que el daño material y humano se vaya disminuyendo de manera importante. Aquí los ingenieros civiles tenemos mucho que contribuir de frente a los tomadores de decisiones para diseñar planes de programas de incremento a la resiliencia, en donde ataquemos aquellos sistemas, ya sean acueductos, edificios, sistemas eléctricos y reduzcamos su vulnerabilidad, su propensión a dañarse y contribuyamos a la resiliencia.

¿Qué representa el hecho de que será miembro de la Academia Nacional de Ingeniería de EU?

—Es una de las distinciones más relevantes que uno puede tener como ingeniero, es una distinción para nuestra universidad y el país. Por un lado, porque tenemos un gobierno de Estados Unidos con el cual la relación es difícil, el hecho de que un cuerpo de ese nivel reconozca en mi persona a la calidad.

Es un mensaje distinto de un cuerpo tan prestigiado y relevante por los sismos que acaban de afectar, porque mi trabajo y líneas de investigación han sido la ingeniería estructural aplicada a los sismos. Cómo lograr que los edificios sean más resistentes y que esa investigación se traduzca en reglamentos de construcción más seguros. Es una oportunidad de ser reconocidos por este esfuerzo que colectivamente hemos hecho para mejorar la calidad del diseño y construcción ante sismos.

¿Que tan difícil será la reconstrucción en la CDMX derivada del sismo del pasado 19 de septiembre?

Primero, nos enfrenta el reto de rehabilitar edificios dañados, el cual es uno menor, comparable con el de 1985, porque el número de edificios con algún nivel de daños, rondará del orden de mil. Sin embargo, de los edificios con más daño que requieran de una intervención mucho más profunda estructuralmente, estaremos hablando de un par de cientos, cosa que no ocurrió en 85, ahí fueron cantidades más superiores.

¿En qué se debe hacer énfasis?

—En cuál es el futuro que queremos de la ciudad, cómo queremos que sea una ciudad resiliente. Tenemos edificios que ahora no recibieron daño o que experimentaron daño muy ligero y, en ese marco, debemos preguntarnos si vamos a esperar a que el próximo sismo nos desnude de nuevo y nos ponga de manifiesto que esos edificios son vulnerables, los construidos antes de 1976 o 1985, digo 1976, porque es cuando hubo cambio en la norma de concreto.

O bien los intervenimos desde ahorita, con un plan a largo plazo, a 10 años, en el que la ciudad y los dueños inviertan en un programa de rehabilitación de estructuras que estén en esquina, o las que tienen plantas bajas abiertas para estacionamiento. No digo que todos hay que rehabilitarlos, hay que hacer los estudios para ello, pero sabemos que son estructuras vulnerables, y analizar qué hacemos con la autoconstrucción. Tenemos que echar a andar un programa para todo esto.

¿Los ingenieros civiles están listos para el reto?

—Los ingenieros civiles estamos listos para esto. Sería un gran ejemplo porque tenemos ciudades vulnerables, como Acapulco y Morelia, que han tenido temblores a lo largo de la historia y se han dañado y poco se ha hecho para resolver los problema añejos, que tienen de vulnerabilidad, de su propensión a dañarse.

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