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Texcoco, Méx.— Ejidatarios e integrantes del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra exigieron al gobierno electo de Andrés Manuel López Obrador que cancele, sin consulta, las obras del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en el lago de Texcoco.

Ayer realizaron un recorrido en la zona los futuros secretarios de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú; Semarnat, Josefa González, y Sedatu, Román Meyer, con integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, para verificar los presuntos daños ambientales provocados por la construcción de la terminal aérea; ahí, los habitantes demandaron la cancelación del megaproyecto.

En San Nicolás Tlaminca, una mujer que dijo ser vecina de Chimalhuacán expresó: “No puede ser por consulta como se decida la vida de los que habitamos este lugar”.

Recordó a Jiménez Espriú que en esa entidad todo está corrompido y las consultas las domina Antorcha Campesina, organización apoyada por el PRI, que sacará a su gente para votar por el aeropuerto.

Felipe Álvarez, de San Salvador Atenco, machete en mano, pidió cancelar la obra porque está en juego la salud de las personas afectadas por el daño ambiental.

Jiménez Espriú reiteró que la consulta nacional va, porque es una decisión que tomó el presidente electo, y por ello es importante que todos los ciudadanos estén bien informados.

La consulta organizada por el equipo de López Obrador para definir si continúa la construcción del nuevo aeropuerto se llevará a cabo durante cuatro días, del jueves 25 al domingo 28 de octubre.

El recorrido. La supervisión inició temprano en la Universidad Autónoma de Chapingo hacia las minas de San Nicolás Tlaminca. En la punta del cerro, el maestro José Espino explicó que en ese lugar se han depositado más de 4 millones de metros cúbicos de lodos tóxicos, que de acuerdo con estudios, contienen boro, cloro, sodio y carbonatos, y que van a dar a los mantos acuíferos.

Mientras tomaba apuntes en una pequeña libreta, Jiménez Espriú afirmó: “Nosotros tomaremos nota, tenemos interés de conocer en forma presencial las cosas”, comentó.

Luego se trasladaron a Tepetlaoxtoc, rumbo a Tlaxcala, donde Juan Murillo, dirigente de la comunidad, acusó que en la región se han otorgado “permisos” para explotar minas de tepetate y tezontle que son usados por el grupo aeroportuario como materia prima para la construcción de la nueva terminal.

Murillo dijo que una de las minas fue abierta en una zona arqueológica y que ni el INAH ni las autoridades locales hicieron nada.

Luego, visitaron San Agustín Actipac, Teotihuacán, donde el equipo de López Obrador y los ejidatarios escucharon en tres ocasiones disparos de armas de fuego, presuntamente efectuados por un grupo de huachicoleros que suministran combustible a camiones pasados que llevan tezontle a la nueva terminal.

En Tezoyuca, en una minera, los futuros funcionarios y los ejidatarios fueron literalmente corridos, pues de acuerdo con una persona que se identificó como la apoderada legal, “invadieron propiedad privada”.

“Me voy a retirar, yo soy el ingeniero Jiménez Espriú, futuro secretario de Comunicaciones y Transportes, y le dice al dueño de la empresa que lo voy a citar para que muestre las autorizaciones que tiene”, remató el futuro funcionario.

Tras el incidente, la caravana se dirigió a San Salvador Atenco, donde los futuros funcionarios subieron al cerro sagrado de Coatepec, donde existe una zona arqueológica.

Ahí, Ignacio del Valle, integrante del frente, solicitó que escuchen la voz del pueblo de Atenco que demanda la cancelación del nuevo aeropuerto por las graves afectaciones ambientales y sociales.

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