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México necesita políticos más sensibles a las necesidades de la población, que escuchen a los ciudadanos y tomen las decisiones de abajo hacia arriba, sin buscar un beneficio propio o para su grupo político, afirmó Eduardo Abel Peñalosa Castro, rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En entrevista con EL UNIVERSAL, Peñalosa Castro comentó que el sismo del pasado 19 de septiembre representa un punto de inflexión que impulsó la participación de la sociedad civil, además de que es una oportunidad para que la clase política se acerque a la gente y escuche sus demandas, a fin de recuperar la confianza hacia los gobernantes.

Al mirar a los jóvenes que se unieron para atender a los afectados por el sismo de magnitud 7.1, el rector afirma que los ciudadanos tienen ganas de participar, lo cual quedó demostrado en esta emergencia; sin embargo, existe un “fenómeno de desamparo” entre la juventud, el cual es propiciado, en parte, por el abandono de la clase política hacia este sector de la población, puesto que no se aprovecha su capacidad y potencial, por lo que se requieren de espacios en el que los jóvenes tengan voz y voto, donde sean escuchados, puesto que a veces sólo se les utiliza por los votos.

De cara a las elecciones de 2018, comentó que se requieren políticos más sensibles y cercanos a la población. En ese sentido, afirmó que el sismo de la semana pasada cambió el “tablero político”, al mostrar la necesidad de que la clase política escuche las demandas de la población.

Consideró que la organización de la sociedad durante esta emergencia puede allanar el camino para que los candidatos independientes cobren mayor fuerza, aunque también existe la posibilidad de que surjan movimientos políticos que deriven en la formación de nuevos partidos, como ocurrió en el sismo de 1985.

Sobre el Frente Ciudadano por México, integrado por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, consideró que es “ilógico” unir cosas tan disímbolas,  por lo que “no le ve futuro” a esta alianza, pues advirtió que el primer problema se presentará al momento de elegir a los candidatos y, en el supuesto de que llegasen a ganar algún cargo, no lograrán ponerse de acuerdo para definir una agenda, dado que poseen ideologías diferentes.

De cara a las elecciones de 2018, ¿considera que la democracia ha madurado en nuestro país?

—Está en  un proceso de maduración. Creo que la democracia en México tiene mucha madurez pendiente, pero existen condiciones que han hecho que mejore, como la alternancia  y algunas posibilidades de expresión mayoritaria de la población, pero yo creo que hay un trecho por recorrer y una maduración que es necesaria en este país.

¿El sismo marca un antes y un después en la vida política?

—Todos los eventos catastróficos tienen un impacto en la vida política, todo eso va abonando en algo multicausal, multifactorial, complejo; va abonando en conformar una manera de actuar en la gente. Entonces, yo recupero del sismo esta capacidad de organización de la gente, que nos deja ver que tenemos un gran interés en nuestros semejantes. Yo no diría que es un parteaguas, un antes y un después, pero sí tendrá impacto.

¿Cómo ve la atención de la clase política hacia los damnificados?

—Este sismo nos tomó un poco desprevenidos. La clase política creo que ha respondido bien, a nivel del Presidente, de algunos secretarios, se están atendiendo de una manera pertinente todas las necesidades; pero a otros niveles, creo que es necesario organizar mejor esta  respuesta de la que yo hablaba.

Tenemos por un lado una respuesta muy importante de la comunidad, de la población, por otro lado una serie de necesidades y estos espacios de toma de decisiones y de integración de estas dos fuerzas son los que se tienen que mejorar, pero, en general, la clase política ha tenido una respuesta buena.

¿Los políticos han sido lo suficientemente proactivos en la atención a los damnificados?

—Creo que ese tipo de poderes legislativos o los mandos medios son los que han sido tomados desprevenidos. Es probable que no hayan sabido cómo, no es tanto una falta de interés en muchos casos, sino más bien  no estar organizados. Creo que eso es lo que nos brinda una oportunidad.

Sobre la demanda de la población en cuanto al financiamiento a los partidos, ¿lo hicieron más a fuerza que por convicción?

—Hay mucho dinero dedicado a cosas que no son  prioritarias, hay campañas y hay otra serie de gastos que no son lo más importante, las prioridades son la educación, la ciencia y la tecnología, eso es fundamental, toda la educación, la ciencia y la tecnología también. Claro, antes están las necesidades básicas.

Sociedad puede ejercer presión

¿La sociedad civil puede hacer que los políticos cambien?

—Yo creo que sí, tomando en cuenta casos como éste. Fue  una respuesta a favor, en contra de todas las hostilidades, tenemos muchas condiciones bajo las cuales no podemos actuar y aquí sí podemos. Este tipo de reacciones harían que la clase política cambie, este tipo de presiones, o la presión de una solicitud de reencauzar un dinero para atender  necesidades. El dinero está, la presión de la ciudadanía es fundamental y sí puede  hacer cambiar a la clase política.

¿De qué manera va a impactar el sismo en la política?, ¿será  un tema que determine la preferencia por uno u otro?

—Es posible. Existen  casos de partidos que nacen  a partir de movimientos como éste. Es muy difícil predecirlo. El hecho  de ver el poder, la importancia, la potencialidad de la comunidad y de su forma de organización puede hacer que cambien las cosas.

¿Esta coyuntura del sismo está allanando el camino para que los candidatos  independientes cobren mayor fuerza?

—No necesariamente, pero puede abonar. El individuo empieza a tomar una importancia diferenciada, yo creo que los partidos seguirán existiendo, lo determinante es cómo están organizados los grupos que apoyan a los aspirantes. No creo que esto resulte en una despartidización o un énfasis en los candidatos independientes, pero puede ayudar.

Una nueva clase de políticos

¿Qué políticos requiere el país para superar esta crisis?

—Necesitamos políticos que vean a la gente, que volteen  a ver las condiciones bajo las cuales la gente está viviendo, que atiendan los problemas más importantes de este país. No me gusta pensar en políticos  que atiendan las necesidades de unos cuantos, no me gusta eso, me gusta más bien pensar en políticos que atiendan las necesidades de los más pobres, no podemos seguir siendo insensibles.

¿Se necesita de líderes mucho más sensibles a las necesidades de la población?

—Mucho más sensibles a las necesidades y que escuchen, que no hagan como que  escuchan, que no se presenten a dar espaldarazos, sino que, bajo la condición de escuchar, tomen decisiones, eso es lo que se necesita en este país.

¿Cómo deben asumir los políticos la responsabilidad de sacar adelante al país tras el sismo?

—Los políticos tienen la gran oportunidad de acercarse a la gente. No se han acercado, la gente está muy dispuesta, ya lo vimos, tiene muchas ganas de participar, la clase política tiene que aprovechar esto, pero encauzarlo de manera auténtica con ganas de salir adelante.

¿Qué necesita un candidato para atraer a los jóvenes?

—Los jóvenes participan de manera desinteresada en donde pueden participar, el problema es que no hay muchas trincheras. No lo vería de manera utilitaria como el candidato que va a llevar gente a las urnas, sino alguien que arroje un resultado, que la candidata o el candidato pudiera  tener un poder de convocatoria para organizar. Es muy difícil, pero si hay alguien que puede capitalizar con ganas de organizar, no con ganas de ganar, eso le puede redituar en términos políticos.

¿Los jóvenes están desencantados de la política?

—Es posible. Hay un fenómeno de desamparo que puede estar generalizado. Si bien hay ciertos avances, están desamparados, no pueden participar,  no pueden tomar parte en algunas cosas, es multifactorial, pero eso hace que no participen tanto.

¿La clase política ha abandonado a la juventud?

—Sí, se les usa y no se aprovecha  la potencialidad y capacidad de participación que tienen.

¿Cómo interesar a los jóvenes en el proceso electoral de 2018?

—Es una tarea compleja que tuvo que haberse empezado desde hace mucho, pero creo que esa es la receta en la medida en la que ellos tengan voz y voto, participen para cambiar cosas que son importantes para ellos y que eso sea escuchado y tomado en cuenta.

¿De qué manera se puede capitalizar la organización de la sociedad en la vida política?

—La participación ha sido espontánea en este caso (en el sismo)  y ha sido independiente, a veces de una organización. Son autoorganizaciones que emergen, en algunos casos; incluso lo que le falta es un liderazgo, que tome en cuenta esta participación espontánea, a veces. Pero necesitamos un liderazgo y ese es el que debe determinar hacia dónde ir. Ya vimos que la gente participa y con muchas ganas. Se necesita habilitar de manera auténtica toda esta participación.

Frente Ciudadano, sin futuro

¿Cuáles serían los temas urgentes que se deberían tocar en las compañas de 2018?

—Hay varias cosas que deberían ser tomadas en cuenta para el siguiente gobernante. Una es la gobernanza de las instituciones de educación superior; dos, ampliar la cobertura. Si no llegamos a 50% de cobertura en la educación superior, con calidad educativa,  y si no tenemos un apoyo presupuestal importante, no vamos a lograr nada.

 ¿Cree que es viable este Frente Ciudadano que conformó el PRD con el PAN?

—No creo que haya ahí posibilidad de sumar esas cosas tan disímbolas. A lo mejor lo hacen por un voto útil, y eso no me parece que sea razonable, no sé cómo le van a hacer. Realmente lo veo ilógico. Cuando decidan quién va a ser el candidato, ahí va a ser el primer problema, hay que ser consistentes y congruentes. Y no: “Vamos a unirnos contra el PRI”. Eso no sirve, no es una manera. No le veo futuro, es una propuesta que no abona, que no convence; a mí no me convence.

¿Hay una crisis de ideología entre los partidos?

—Hay una desatención al pueblo, hay gente aparentemente de la izquierda y luego ya no y al revés. Entonces, a lo mejor lo que se quiere es participar en este proyecto común. Pero no creo que eso sea una crisis; creo que, sobre todo, hay una desatención al pueblo.

¿Qué papel juegan los candidatos independientes? ¿Cómo pueden posicionarse entre las preferencias de los ciudadanos?

—Poniendo atención a lo que necesita realmente México. Ahora, entre los candidatos independientes, no veo a alguien que pudiera sustituir a los partidos. Si se continúa con una postura que beneficie a unos cuantos, eso es lo que no funciona. Hay que beneficiar a la mayoría.

¿México estaría preparado para una presidenta mujer?

—Sí, sí está preparado. Pero no veo a la candidata, no sé quién es; pero sí, México está preparado para eso. Las mujeres de México son excepcionales y están preparadas.

¿Qué piensa sobre los 10 gobernadores que están acusados de corrupción y otros encarcelados?

—Es un lunar, un punto negro. Estamos realmente en uno de los peores lugares en el mundo; no es posible que siga habiendo corrupción. Y esto claro que afecta a los partidos políticos de donde son estos gobernadores. No lo puedo creer que, en este año, tengamos este nivel de corrupción y de persecución de los corruptos. No debería pasar; lo estamos viviendo y va a afectarles.

 ¿Que características debe tener un candidato para que tenga cierta credibilidad para atacar el fenómeno de la corrupción?

—Varias cosas, una de ellas es el comportamiento íntegro de esta persona, que se demuestre;  la otra es que también haya demostrado que tiene acciones, que transparenta su quehacer institucional; que no sólo haya demostrado que tiene acciones, sino que haya instrumentado la transparencia. El elemento que contraviene la corrupción, el más importante es ese. Entonces, en la medida que uno sea transparente, que actúe con valores, estás demostrando que puedes ser un servidor público confiable.

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