José Armando Romero Negrete

tiene 73 años y sobrevivió a la represión del 2 de octubre de 1968 . Pide que la situación no quede impune y que cuando menos queden anotados en los libros de historia los nombres de los responsables de ordenar la agresión contra los estudiantes.

Al mostrar la cicatriz que le dejó un rozón de bala en el antebrazo derecho, espera que le toque ver que se haga justicia y que el ex presidente Luis Echeverría Álvarez reciba un castigo por haber participado en la represión contra los estudiantes.

“Espero que me toque ver justicia. Yo espero que Echeverría, que sigue vivo, y a todos los responsables que siguen vivos, que les den un castigo. Cuando menos que se registre por escrito que masacraron a la juventud de ese entonces”, dice.

Esta exigencia la expresa tras asistir a la c eremonia en el Zócalo de la Ciudad de México donde la mesa directiva del Senado de la República observó el izamiento de la mega bandera nacional a media asta.

Ahí, mientras los senadores observaban en silencio, un grupo de personas levantó las manos e hizo la “V” de la victoria mientras la insignia nacional se elevaba sobre los asistentes.

Cuando terminó, el señor Romero Negrete se acercó hacia donde estaba el presidente de la Mesa Directiva, Martí Batres gritando: “esta es mi bala, esta es mi cicatriz”.

Según lo que contó en entrevista, Romero Negrete tenía 23 años y estudiaba en la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica hace 50 años. Participó en la movilización del 2 de octubre y logró escapar del ataque en la Plaza de las Tres Culturas.

“Me encontraba cerca del asta bandera cuando vi las luces de bengala. Sin saber de dónde venían los balazos, yo recuerdo que los oí cuando estaba en la Plaza de las Tres Culturas. Se soltó la balacera, iba corriendo y me pasó un balazo que me lastimó el brazo. Me pude esconder en un departamento y después salir de Tlatelolco. Llegué a mi casa hasta las 11 de la noche, todavía iba muy desorientado. Durante todo ese tiempo, mis padres no supieron de mí”, dijo en entrevista.

Aunque lamenta que no se haya alcanzado justicia sobre la agresión de la Plaza de las Tres Culturas , piensa que es “fantástico” que se hayan retirado todos los letreros del Metro en los cuales se le reconoce a Gustavo Díaz Ordaz el haber iniciado la construcción e inaugurar estas obras.

“Es fantástico que hayan quitado el nombre de Díaz Ordaz, fantástico porque la historia juzga y que lo pongan en su lugar. No hay estatuas de Hitler pero su nombre persiste en la historia”, dijo.

cg

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