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politica@eluniversal.com.mx
Rafael Moreno Valle afirma que la única manera para que el blanquiazul regrese a la Presidencia es con el Frente Ciudadano por México, pero advierte que de haber una imposición de candidaturas se corre el riesgo de fracturas.
Al pronunciarse por un método abierto para elegir al candidato, adelanta que no analiza siquiera la posibilidad de inscribirse como aspirante independiente para llegar a la Presidencia de la República. Se define panista y así se queda, dice.
La propuesta del Frente de blindarse frente al PRI, considera, no pasa la prueba de la risa, porque si se le tiene miedo a ese partido y a Morena, la realidad es que en el futuro inmediato se les va a enfrentar y lo que se debe hacer es estar listos para competir en cualquier circunstancia.
El ex gobernador de Puebla tiene claro que el PAN solo no gana una elección presidencial, porque sus números actuales no le dan, por ello necesita del Frente Ciudadano. Lo que sí hace es un llamado al dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, para tomar una decisión: o termina su mandato como presidente nacional o busca ser candidato presidencial.
¿Cómo va en este proceso electoral 2017-2018 que ya arrancó?
—Creo que, en lo personal, hemos avanzado, hemos recorrido todo el país, conformado una estructura en cada estado de la República. Estamos listos para competir y, al mismo tiempo, contento de que se haya logrado algo que yo planteé desde hace mucho tiempo y es el Frente Ciudadano por México. Yo fui gobernador de coalición: PAN, PRD, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza, cuatro partidos. Estoy convencido de que México necesita un cambio profundo, no un cambio de partido en el gobierno, ya se logró la alternancia y no se pudo lograr el cambio esperado, necesitamos un cambio en el sistema político, el presidencialismo que conocemos quedó agotado. Si nosotros observamos resultados electorales, los últimos dos presidentes ganaron con menos de 38% de votación, eso genera problemas de gobernabilidad.
Para el éxito se necesitan primero acuerdos. ¿Usted sabe exactamente cómo se maneja el Frente?
—Obviamente ha habido una agenda legislativa que se compartió, hubo un documento de causas y propósitos del Frente que también se dio a conocer cuando fuimos a registrarlo ante el INE, yo estuve en esa ocasión y creo que estamos avanzando. Esencialmente se está haciendo una agenda de coincidencias, viendo las mejores prácticas que hay a nivel nacional, enfrentando los retos que tenemos como país y buscando soluciones concretas, por ejemplo, la réplica de programas en diferentes estados. Revisar las propuestas concretas de cada quien es en lo que tenemos que llegar a una definición, en el método de selección del candidato o candidata.
Me parece que es una gran oportunidad para que el Frente se distinga, se haga distinto al PRI y a Morena, en los que sabemos que se toman decisiones cupulares, que en muchas ocasiones se dan imposiciones; el Frente es ciudadano no solamente en el nombre, sino en transferirle el poder y las decisiones a los ciudadanos. Es decir, no haya imposiciones ni vetos o exclusiones, que cualquiera pueda participar en el proceso para encabezar el Frente, que si hay un ciudadano sin partido que tiene capacidad, que tiene experiencia, que tiene respaldos, apoyos, y quiere ser candidato, que pueda competir, que también podamos hacerlo quienes militamos en uno de los partidos del Frente. Que quien sea el candidato tenga legitimidad. A veces se preguntan cómo podemos garantizar que los perredistas apoyen a un panista o que los panistas apoyen a un perredista o de Movimiento Ciudadano o un ciudadano sin partido: si hay un proceso democrático.
Firmamos un documento Silvano Aureoles, Margarita Zavala y un servidor, planteando que la selección del candidato o candidata se haga a través de un proceso abierto, una elección primaria abierta a todos los ciudadanos en el territorio nacional.
Ya les respondieron que no es el momento.
—Bueno, creo que lo importante es que ya fijamos una postura y el momento ya está muy cerca, porque tenemos hasta diciembre como máximo para poder presentar la coalición electoral y ahí tendría que incluirse el método de selección del candidato, eso es algo fundamental.
Creo que el haber planteado esta alternativa va a dificultar que traten de llevar a cabo una imposición, porque si lo hacen, el costo será enorme. Si de pronto resulta que son los dirigentes de partido los que están tratando de distribuirse los espacios, obviamente todo el discurso del Frente se viene abajo, hay que conocer la historia para no repetirla. Hemos visto casos en otras fuerzas políticas.
Hay que evitar errores que nos pondrían en una misma plataforma que el PRI y Morena, esta es la oportunidad de actuar en un proceso democrático que nos garantice legitimidad.
¿Es latente el riesgo de la imposición en el Frente?
—Me parece que siempre puede haber ese tipo de tentaciones y es mejor fijar posturas con nuestro capital político. Me da gusto que también Miguel Mancera haya comentado que le parece que el método abierto es el adecuado. Él, en este momento, por las circunstancias de la Ciudad de México, tuvo que dar un paso atrás para atender la emergencia; sin embargo, antes del sismo ya había manifestado su planteamiento de una elección abierta y hoy ratifica que considera que es el método adecuado. Quienes hemos manifestado una aspiración y tenemos una mayor capacidad probada, hemos coincidido en el método.
No quiere decir que necesariamente yo sea el candidato, o Miguel [Ángel Mancera], o Silvano [Aureoles] o Margarita [Zavala], simplemente estamos diciendo que queremos competir con piso parejo, en igualdad de circunstancias y, sobre todo, queremos darle la fuerza a los ciudadanos, que el proyecto del Frente venga de abajo hacia arriba y no viceversa.
¿Ve que el Frente llegará a buen puerto? Ya se quieren blindar frente al PRI.
—A mí me parece que ese argumento de blindarse frente al PRI no pasa la prueba de la risa. En primer lugar, la mayoría de los gobiernos estatales son del PAN o del PRD, no del PRI, pero además, yo entiendo que el PAN en su momento fundacional, en 1939, obviamente tuvo que ser un partido muy cerrado porque había riesgo de infiltración, era casi un partido familiar, había riesgo de la infiltración del gobierno, afortunadamente las cosas cambiaron, ya tuvimos la alternancia democrática en 2000. El PAN gobernó durante 12 años y se ha visto que esa capacidad del PRI de antes, en términos de poder movilizar, de poder incidir, ha disminuido significativamente, pero además, estos argumentos simplemente están denostando a la sociedad. ¿Cuál es la alternativa a ello? ¿Una imposición? Eso no va a dar buenos resultados y corres el riesgo de que haya fracturas, en el peor de los casos; en el mejor de los casos: que no haya compromiso de la sociedad con el Frente y se vea éste simplemente como estrategia política y no como verdadero compromiso para empoderar a los ciudadanos y cambiar al país.
¿Ese blindaje frente al PRI es innecesario?
—Creo que eso no se va a dar. El que no puede lo menos, no puede lo más, si le tienes miedo ahora, si de todos modos vas a tenerlos que enfrentar y vas a tener que enfrentar a Morena, es ahora o después, es decir, si no puedes, si le tienes miedo a enfrentarlos. Decía mi abuelita: “El que no le guste el calor que no se meta a la cocina”. Es decir, hay que estar listos para poder competir en cualquier circunstancia.
Si le tienes miedo a la democracia, si le tienes miedo a la sociedad, difícilmente vas a poder lograr el cambio que México necesita y ganar una elección. Lo dice alguien que ha ganado elecciones.
¿Qué tal están sus números para someterse al escrutinio social?
—Yo nunca he perdido una elección, ni interna ni constitucional. Estoy listo para poder competir y poder ganar.
¿Competir con el PAN solo, sin el Frente?
—No hay forma de que el PAN solo gane, no da la circunstancia, sería muy difícil. Y suponiendo sin conceder que eso sucediera, la condición sería similar a la de 2006, con lo cual no se va a tener la capacidad para enfrentar los retos que tiene el país y lograr el cambio que se requiere.
El Frente, desde el punto de vista electoral, da una gran fortaleza.
Simplemente hay 10 estados de la República que representan 60% del padrón electoral: Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Veracruz, Puebla, Guanajuato, Nuevo León, Chiapas, Michoacán y Oaxaca, hay que analizar la posición del PAN. Yendo solo me parece muy difícil poder salir adelante.
Con el Frente se suman votos del PAN y PRD en esos estados, se alcanzan triunfos contundentes.
¿Qué puede tirar el Frente? ¿La imposición de Ricardo Anaya como candidato?
—Yo espero que no vayamos a cometer ese error de desunir el Frente, porque esto se va a ver reflejado en los distintos procesos: municipales, estatales, el proceso federal. Espero que aprovechemos esta gran oportunidad de lograr el cambio que México necesita, yo espero que por encima de cualquier proyecto personal esté el interés de cambiar a México.
¿Ricardo Anaya sigue siendo juez y parte?
—Creo que ahora, cuando se van a definir los mecanismos, ya empezó el proceso electoral. Según el calendario del INE ya empezó el proceso electoral y estamos cerca de la necesidad de registrar métodos, es mejor desde ahora fijar postura que esperar a, de pronto, enterarnos por los medios que hay un método extraño para validar algún tipo de imposición. Me parece que si alguien quiere ser dirigente, que cumpla con su función de dirigente y concluya el periodo para el que fue electo. Si alguien quiere ser aspirante, por supuesto que en el método abierto que planteamos, Ricardo o cualquiera puede participar, no estaríamos excluyendo a nadie.
Lo que es complicado es la indefinición, el que no sabe si está negociando como dirigente, en los mejores intereses del país y del partido, o como aspirante, en torno a un proyecto personal. Por eso creo que al momento en que se den las definiciones también tendrá que tomar una determinación: o quedarse a concluir su periodo en el partido o pasar a competir. La ventaja del método abierto es que el que gane tendrá toda la legitimidad y todo el apoyo del resto de los aspirantes, es la diferencia entre proceso democrático de abajo hacia arriba y un método de imposición.
¿Lo sigue viendo [a Ricardo Anaya] como juez y parte?
—Mientras no se descarte como aspirante presidencial, hay ese potencial conflicto de interés. Creo que ahora que viene un método abierto a ciudadanos, los controles que puedes tener en un partido desaparecen, la inequidad que se puede dar teniendo los controles de designar a los candidatos a presidentes municipales, diputados y senadores desaparecen porque le pasas poder a la sociedad. Si él decide participar en este proceso, yo no tengo ningún inconveniente y si gana por supuesto que yo lo apoyaría con todo entusiasmo.
¿Iría usted como independiente?
—De ninguna manera. Yo he sido claro en eso, tengo legítima aspiración con base en mi trayectoria, mis resultados, pero estoy comprometido con el PAN y convencido de que se requiere este Frente, esta coalición de partidos para lograr el cambio que México necesita.
Algunos partidos se resisten a donar sus recursos que les quedan de aquí a fin de año...
—Hay que separar el problema, me refiero al financiamiento de partidos, entre lo inmediato y la reforma constitucional.
Basta de dimes y diretes, Dijeron que van a dar su dinero, el dinero que les toca de aquí a diciembre, entréguenlo ya sin más pretextos. Lo quieren dar a una fundación, al Fideicomiso de Desastres Naturales (Fonden), lo quieren dejar en el INE en tanto se determina un mecanismo para distribuirlo, pero el dinero que tienen de aquí a diciembre, entréguenlo ya.
Es necesaria una reducción de recursos en partidos a través de una reforma constitucional. Debemos buscar un equilibrio, hacer una reducción de 60% o 70%, fiscalizar los recursos de manera adecuada, las aportaciones de militantes o personas morales para evitar que entre la delincuencia.
¿Le ha beneficiado que Anaya no aparezca en spots últimamente?
—Nunca tuve acceso a esos spots. Cuando se nos dio la posibilidad de aparecer en todos, nos dijeron que el dirigente iba a cerrar, que íbamos a salir con otros aspirantes, me pareció que era poco y a destiempo, porque es cuando el INE metió unos criterios que luego echó para atrás el tribunal.