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Bruselas.— Si el objetivo del presidente estadounidense Donald Trump era reventar la armonía en la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), lo logró.
Incluso cumplió la misión antes del inicio de la ministerial, al lanzar un ataque frontal contra Alemania, la mayor economía de la Unión Europea. En un desayuno de trabajo con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el inquilino de la Casa Blanca arremetió contra Berlín por no gastar lo suficiente en defensa y hacer negocios energéticos con el supuesto enemigo de la Alianza, Rusia.
“Estamos protegiendo a Alemania, a Francia, estamos protegiendo a todos estos países. Y luego, muchas de las naciones salen y hacen un acuerdo con Rusia para un oleoducto [Nordstream II], pagando miles de millones de dólares a las arcas rusas”, se quejó Trump.
“Se supone que debemos protegerte de Rusia y le pagas miles de millones de dólares, creo que eso es muy inapropiado”, continuó, resaltando que un ex canciller alemán (Gerhard Schroeder), está al frente de la empresa (NEGP) involucrada en el gasoducto en el Mar Báltico.
Aseguró que Alemania es “cautiva” de Rusia, que controlará 70% del suministro energético alemán. “¿Es apropiado? Es algo negativo para la OTAN que no debió suceder”, dijo Trump a Stoltenberg en tono de regaño. La canciller alemana, Angela Merkel, respondió diciendo tener suficiente experiencia para lidiar con regímenes totalitarios.
“Estoy muy contenta de que vivamos en libertad en la República Federal de Alemania. Hacemos nuestras propias políticas y tomamos nuestras decisiones de manera independiente”, sostuvo.
Luego de intercambiar declaraciones por separado, Trump y Merkel mantuvieron una reunión bilateral.
Desde su arribo a la Casa Blanca, Trump ha mostrado su rechazo a los instrumentos multilaterales.
Se retiró del acuerdo climático de París, desconoció el pacto nuclear con Irán, torpedeó los compromisos del G7 y alteró las reglas comerciales en el ámbito del acero y aluminio.
Ahora fue el turno de la OTAN, reiterando su acusación a los europeos por no cumplir con el compromiso de gastar 2% de su PIB en defensa y saltándose toda norma protocolaria.
De hecho, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, dijo que Trump “sugirió a los países que no sólo cumplan con su compromiso de destinar 2% de su PIB al gasto en defensa, sino que lo aumenten a 4%”. El presidente, afirmó Sanders, “quiere que nuestros aliados compartan más la carga [de la OTAN] y como mínimo cumplan sus obligaciones”.
A diferencia de la cumbre del año pasado, en la que empujó al presidente de Montenegro, Dusko Markovic, para situarse al frente del grupo de mandatarios, en esta ocasión Trump se hizo presente en la ceremonia de apertura (uno de los contados eventos de acceso a la prensa impresa) hasta atrás de la comitiva.
Apareció acompañado de Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, el socio más incómodo por el severo deterioro de las garantías individuales.
Al concluir el evento, el mandatario estadounidense rompió filas, se dirigió hacia la orquesta militar y allí esperó a miembros de su delegación diplomática. El resto de los líderes ya se habían retirado de la imponente explanada del cuartel aliado.
La jornada finalizó con una declaración conjunta, en la que se invita a Macedonia a iniciar conversaciones para convertirse en el socio 30 de la organización y se reitera el compromiso de alcanzar el objetivo del 2% para 2024. En el documento además acusan a Rusia de ejercer “acciones agresivas, incluyendo la amenaza y el uso de la fuerza para alcanzar objetivos políticos”, y de hacer impredecible el ambiente de seguridad en el espacio euroatlántico por la “ilegal e ilegítima anexión de Crimea y la desestabilización en curso del este de Ucrania”.