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Washington.— Donald Trump había prometido anunciar su nueva estrategia en Afganistán, la guerra más longeva en la historia del país y que se acerca al decimoséptimo aniversario, pero se quedó a medias.
Escudado en su idea de no telegrafiar los movimientos militares, Trump escondió su plan. “No vamos a hablar del número de tropas o nuestros planes para futuras actividades militares”, dijo en horario de máxima audiencia televisiva.
Todo apuntaba a que anunciaría el envío de 4 mil soldados a Afganistán, que se unirían a los cerca de 8 mil 400 que ya están en el país, siguiendo las recomendaciones del vicepresidente, Mike Pence; el jefe del Pentágono, James Mattis, y la mayoría de los generales que le rodean.
Pero no lo hizo. Sólo se limitó a advertir que la presencia de EU en Afganistán no será un “cheque en blanco”, y a reconocer que su idea inicial de retirarse de la guerra no va a suceder ni tiene fecha de cumplimiento.
La razón que dio es que, una salida precipitada de Afganistán, provocaría un “vacío” que podría convertirse en nido de terroristas, algo que en su opinión fue lo que pasó en Irak con el Estado Islámico.
Sin entrar en detalles, Trump aseguró que su idea de cómo gestionar el conflicto afgano es “dramáticamente” diferente a lo visto hasta ahora, pero no dio detalles de que fuera así. Según anunció, las decisiones se tomarán en función de “condiciones”, no con base en calendarios.
Además de eso, pareció dar mucha más mano de maniobra al Pentágono en las decisiones sobre ataques y operaciones, “expandiendo la autoridad” de los mandos militares. “No podemos microgestionar una guerra desde Washington”, apuntó.
Esa aproximación no es nada nueva: varios reportes aseguraron que el lanzamiento sobre Afganistán de la “madre de todas las bombas” el pasado mes de junio no vino de una orden directa del presidente.
En lo que hizo hincapié fue en la necesidad de colaboración internacional, y la presión fue especialmente dura con Pakistán, del cual dijo que es “refugio de terroristas”. Si no cambian su postura “tienen mucho que perder”, amenazó.
“A partir de ahora, la victoria tendrá una definición clara: atacar a nuestros enemigos, destruir al Estado Islámico, machacar Al-Qaeda, prevenir que los talibanes tomen el poder en el país [aunque dejó la puerta abierta al diálogo], y parar los ataques terroristas” antes de que ocurran, resumió.