Washington.— Acorralado por una lluvia de críticas y ante uno de los escándalos más importantes de su mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no pudo más que retractarse y corregir su declaración oficial sobre el descrédito a las conclusiones de sus agencias de inteligencia y la confianza, en cambio, en el presidente ruso, Vladimir Putin.
El presidente de EU, totalmente ais- lado, aseguró que se “expresó mal” en su ataque del lunes al Buró Federal de Investigaciones (FBI) y otras agencias de inteligencia, desacreditando su conclusión que apuntaba a Rusia como culpable directo de la injerencia en las elecciones de 2016. “En la frase clave de mi discurso dije la palabra ‘podría’ en lugar de ‘no podría’ […] La frase debería haber sido: ‘No veo razón por la que no fuera Rusia’”, dijo, en su intento por arreglar sus dichos en la conferencia que dio el lunes en Helsinki tras la cumbre con Putin.
Lo que los expertos se preguntan es por qué, si fue un error, tardó más de 24 horas (27, para ser exactos) en remediarlo. Trump lo justificó como un descuido del que sólo se dio cuenta al revisar la transcripción de la rueda de prensa que dio con Putin.
“Acepto la conclusión de nuestra comunidad de inteligencia sobre la injerencia de Rusia en las elecciones que tuvieron lugar en 2016”, señaló. Pero, aunque dijo tener “toda la fe del mundo y el apoyo por las fantásticas agencias de inteligencia de EU” y haberlas apoyado “siempre” (algo que no es cierto), añadió, casi de pasada, que al igual que pudo ser Moscú “también podría haber sido otra gente”.
Su posicionamiento al lado de Putin y contra las agencias de inteligencia parecieron por un momento la gota que colmó el vaso, uniendo a demócratas y republicanos en las críticas, e incluso con el canal televisivo Fox News, defensor ciego del mandatario, exigiendo una “aclaración”. “Ninguna negociación vale lanzar a tu propia gente y país bajo el autobús”, tuiteó Abby Hutnsman, copresentadora de Fox & Friends.
Le dieron la espalda los principales líderes republicanos, quienes reafirmaron su confianza en que Rusia es un “adversario” de EU y fueron los culpables del intento de afectar (sin éxito) el resultado de las elecciones de 2016.
El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, emitió un comunicado público dirigido a los aliados de EU en la OTAN y en Europa, con quienes Trump tuvo un enfrentamiento durante su frenético viaje a Europa la semana pasada. “Los países europeos son nuestros amigos y los rusos no lo son”, dijo. “Seamos muy claros para que todos estén al tanto: Rusia interfirió en nuestras elecciones”, aseguró a su vez el presidente de la Cámara Baja, Paul Ryan. Algunos legisladores dijeron que buscarían medidas contra Rusia en el Congreso.
Los demócratas lideraron la ofensiva. Su líder en el Senado, Chuck Schumer, argumentó que Trump “intentó zafarse de lo que dijo ayer [lunes]. Llega 24 horas tarde y en el lugar equivocado. Si no le puede decir directamente al presidente Putin que está equivocado, y que nuestras agencias de inteligencia están en lo correcto, es inefectivo; y peor, da una señal de debilidad”. La líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, fue más directa y agresiva. “Buen intento. Pero en serio, nadie te cree”, tuiteó. El ex vicepresidente Joe Biden también se refirió al asunto, lamentando el “gran daño internacional” provocado por Trump en una acción que en su opinión está “muy por debajo de [lo que representa] la oficina de la presidencia”.