El gobierno español asegura estar preocupado por posibles influencias rusas en la crisis separatista de Cataluña. El ejecutivo de Mariano Rajoy ha planteado sus sospechas de que Moscú está dando cobertura propagandística a la versión catalana en el conflicto con España para desestabilizar al país y, de forma más extensa, a la Unión Europea (UE).

El Partido Socialista de España (PSOE), pidió ayer al gobernante Partido Popular (PP) que ofrezca pruebas recabadas por los servicios de espionaje españoles (el Centro Nacional de Inteligencia) sobre esta presunta injerencia de terceros países en los asuntos españoles. Margarita Robles, una de las portavoces socialistas, solicitó oficialmente que la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, comparezca en una comisión confidencial para presentar las evidencias y determinar si existen motivos de preocupación.

El portavoz del gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, y la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, aseguraron la semana pasada que tenían registrada la participación de internautas con sede en Rusia en la crisis de Cataluña.

Una de las cosas que Madrid teme es que Moscú esté utilizando cuentas zombis en redes sociales para replicar información favorable a los nacionalistas, como se sospecha que pudo ocurrir en Reino Unido con el debate anterior al referéndum del Brexit, o en las elecciones estadounidenses, en las que se investiga si la campaña de Donald Trump pudo verse favorecida por diversas acciones de ciudadanos rusos. Otra preocupación para el gobierno español es la cobertura informativa que se está ofreciendo sobre Cataluña desde medios cercanos al Kremlin.

La cadena Russia Today, con financiación pública de Moscú, abrió ayer sus ediciones en español y francés con una entrevista a Carles Puigdemont, el presidente catalán depuesto por Rajoy que se trasladó a Bélgica para evitar comparecer ante los tribunales españoles por cargos de rebelión y sedición. El conductor de la entrevista era el líder independentista escocés Alex Salmond.

Puigdemont declaró que “los catalanes apoyaron abrumadoramente el ‘sí’ a separarse de España” y dedicó gran parte del espacio a denunciar la brutalidad de la policía española el día del referéndum catalán de independencia. “Debemos tener confianza y resistir, porque vamos a ganar”, quiso terminar Puigdemont con una nota optimista: “Venceremos, la democracia va a prevalecer”.

El portal ruso Sputnik también se hacía ayer eco en su edición española de que la fiscalía de Bélgica ha pedido a España información sobre en qué condiciones sería encarcelado Puigdemont si la Justicia belga lo entrega. “El Consejo de Europa pide a España eliminar métodos degradantes en sus cárceles”, titulaba otra noticia Sputnik, cuyas informaciones tienen gran éxito en redes sociales.

Analistas conocedores de Rusia, como el profesor de la Universidad Europea Javier Morales, piden mayor precaución en los análisis sobre las injerencias rusas. Sin negar las probadas capacidades propagandísticas de Rusia, su eficaz uso de las redes sociales ni su guerra de imagen con la UE, Morales recuerda que Rusia no ha reconocido la independencia de Cataluña y que se opone firmemente a todo tipo de iniciativas secesionistas por temer que pudieran repetirse en su territorio.

La cancillería rusa aseguró ayer que las acusaciones veladas de España responden a la “histeria” por sus problemas internos y pueden dañar a las relaciones bilaterales. La portavoz ministerial, Maria Zajarova, invitó a Madrid “a responder acerca de sus palabras y presentar datos concretos”.

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