París.— Meng Hongwei desató polémica cuando fue designado presidente de Interpol.

Nacido hace 64 años en Harbin, la capital de la provincia china de Heilongjiang, era viceministro de Seguridad en China cuando, en noviembre de 2016, fue elegido presidente de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) en sustitución de la francesa Mireille Ballestrazzi.

La designación, la primera de un nacional de ese país para el puesto, levantó ampollas entre organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, que consideró que Beijing movió sus piezas para situar a uno de los suyos en la cúspide de Interpol, una organización que, denuncian, el régimen utiliza para acosar y perseguir a sus opositores.

Sin embargo, Meng fue perdiendo peso en el Partido Comunista chino; aunque aún aparece en la página web del Ministerio de Seguridad Pública, perdió su escaño en el Comité Central del Partido Comunista, que es el que realmente toma las decisiones sobre las políticas nacionales.

Meng fue en el pasado vicepresidente de la Comisión Nacional de Control de Drogas, director de la Oficina Nacional Antiterrorista y director general de la Guardia Costera china.

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