El velo negro sobre sus cabezas contrastó con sus ropajes —vestidos de novia en blanco total— y con la rosa roja en sus manos en una marcha callejera en la que ninguna caminó hacia un altar o un templete a contraer matrimonio: todas desfilaron en un campus universitario de República Dominicana para denunciar la violencia doméstica y de género y los crecientes números de feminicidios que, como al resto de América Latina y el Caribe, abaten a esa nación y conmocionan a miles de familias.
Decenas de dominicanas acudieron el pasado 24 de octubre a la tradicional “Marcha de las Novias”, en la (estatal) Universidad Autónoma de Santo Domingo, con el sinsabor de una noticia que golpeó a esas horas: en el suroriente, un policía asesinó a su ex pareja y se suicidó.
La víctima se unió a otros mil 230 feminicidios de enero de 2005 a agosto de 2017 en República Dominicana, a 8.09 por mes, según la procuraduría general de ese país, que en sus estadísticas añadió mil 164 como “homicidios de mujeres” en ese periodo, para un total de 2 mil 394 fallecidas con violencia, como percances viales. De enero a agosto de 2017 hubo 153 feminicidios y asesinatos de mujeres —19.12 por mes— y, del total, 64 fueron feminicidios, a ocho por mes.
El drama dominicano se repite en el continente. El Salvador registró 406 feminicidios en 2016 (33.83 por mes), pero de enero a septiembre de 2017 reportó 341 (37.88 mensuales), informó el (estatal) Instituto de Medicina Legal de esa que es una de las naciones más violentas del mundo.
Las salvadoreños sufren en su país la más severa prohibición mundial por aborto, con penas de hasta 50 años de cárcel y sin permitirse nunca, sin importar si la vida de la mujer está en riesgo, si es espontáneo o si es embarazo por violación.
“Legaliza y sistematiza la violencia contra las mujeres, viola sus derechos humanos y niega su condición de personas”, denunció la salvadoreña Morena Herrera, jerarca de la (no estatal) Asociación de Ciudadanos por la Descriminalización del Aborto, de San Salvador. La ley antiaborto “privilegia los derechos del no nacido y el derecho de las mujeres y su vida no valen nada. El Estado las criminaliza y su presunción de inocencia se pierde automáticamente. Niñas de 10 años embarazadas por violación son víctimas y tendrían derecho a abortar”, narró a EL UNIVERSAL. De 147 mujeres procesadas hasta 2014 por aborto en El Salvador, 34 fueron condenadas y a 27 se cambió el delito a homicidio agravado. Ahora hay 23 sentenciadas de 12 a 30 años, precisó Herrera.
Amnistía Internacional, organización global independiente de defensa de los derechos humanos, aseguró en su informe 2016-2017 que en América hubo “pocos” avances para “atajar la violencia contra mujeres y niñas”, desprotegidas frente a violaciones y feminicidios, sin protección de sus derechos sexuales y reproductivos y sin que los culpables rindan cuentas. “Hubo denuncias de violencia de género en Brasil, Canadá, El Salvador, Estados Unidos, Jamaica, Nicaragua, República Dominicana y Venezuela, entre otros países”, describió.
Ecuador reportó cifras oficiales de 69 mujeres asesinadas de enero a julio de 2017 (casi 10 al mes). El Observatorio de la Violencia de la (estatal) Universidad Autónoma de Honduras contabilizó 99 mujeres asesinadas de enero a marzo de 2017 (33 por mes), pero en 2016 llegó a 39 mensuales con 468, una merma versus 2015: 478. Venezuela cerró diciembre de 2016 con 169 feminicidios, 40% más que los 121 de 2015, según datos oficiales.
Argentina se estremeció con casi un femicidio diario en abril de este año. El (no estatal) Movimiento de Mujeres de la Matria Latinoamericana, que reportó 133 de enero al 28 de mayo pasado, confirmó 322 en 2016 y 57 de enero a mediados de febrero de 2017, más de uno al día. Ya sin guerra civil, Colombia sumó 204 mujeres asesinadas o 2.14 al día de enero al 5 de abril de 2017, confirmó el (estatal) Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de esa nación.
Nicaragua es un foco rojo y, al 25 de agosto pasado, reportó ocho feminicidios ese mes con un acumulado anual a esa fecha de 39 (en 2016 fueron 49 y en 2015, 53), según cifras de agrupaciones feministas nicaragüenses.