Beirut.— Una sacudida que se sintió como si hubiera caído una bomba. Una nube negra y luego el llanto, las sirenas y la desolación.
“Era como una bomba atómica. He visto de todo [en mi vida], pero nada semejante”, declaró a la AFP Makruhie Yerganian, un profesor jubilado que vive desde hace más de 60 años frente al puerto, donde alrededor de las 18:07 hubo al menos dos explosiones en un almacén donde había 2 mil 750 toneladas de nitrato de amonio, de acuerdo con el primer ministro Hasan Diab.
El gobernador de Beirut, Marwan Abooud, dijo que lo ocurrido le recordó a Hiroshima y Nagasaki. Según explicó, los bomberos habían acudido a apagar un incendio en el lugar cuando vinieron las explosiones. Varios de ellos estaban entre los desaparecidos.
Las deflagraciones dejaron, hasta el cierre de esta edición, 78 muertos y 4 mil heridos.
Las explosiones dañaron edificios a varios kilómetros de distancia. La onda de choque se sintió incluso en Chipre, a 240 kilómetros de distancia, según el sistema sismológico. La capital es una “zona de desastre”, señaló el Consejo Superior de Defensa de Líbano, convocado a una reunión de emergencia. El presidente Michel Aoun inició el encuentro con estas palabras: “Una catástrofe mayor ha afectado a Líbano”. El Consejo declaró además el estado de emergencia durante dos semanas.
Las calles se llenaron de heridos, muertos, vidrios rotos, balcones caídos de edificios coches destrozados... El ejército fue desplegado para ayudar.
El ministro de Salud, Hamad Hassan, subrayó que “los hospitales de la capital están todos llenos de lesionados”. Dos horas después, las llamas seguían vivas en la zona. Un helicóptero cargaba agua del mar para apagar los incendios. Algunos miembros de la Fuerza de Paz de Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) resultaron gravemente heridos por el incidente, que afectó a uno de sus barcos atracado en el muelle.
Tras los estallidos, los heridos que podían caminaban por las calles con dirección a los hospitales. Ante el centro médico Clémenceau, decenas de lesionados, entre ellos menores, cubiertos de sangre, esperaban a ser atendidos.
Testigos reportaron haber visto una extraña columna de humo de color naranja sobre el sitio luego de la explosión. A menudo, nubes anaranjadas de dióxido de nitrógeno acompañan una explosión que involucra nitratos.
“Es inadmisible que un cargamento de nitrato de amonio, estimado en 2 mil 750 toneladas, se halle desde hace seis años en un almacén, sin medidas preventivas”, declaró el primer ministro Diab. “Esto es inaceptable y no podemos permanecer en silencio sobre este tema”, añadió.
El nitrato de amonio es un fertilizante químico y también un componente de explosivos. “No descansaremos hasta que encontremos a la persona responsable de lo sucedido para que rinda cuentas”, prometió el primer ministro.
Gases tóxicos
Durante el día, la embajada de Estados Unidos en Líbano pidió a sus ciudadanos evitar salir a la calle y usar cubrebocas, por la posible presencia de gases tóxicos tras las explosiones.
Líderes internacionales expresaron su solidaridad. El presidente francés, Emanuel Macron, anunció el envío de ayuda.
El mandatario estadounidense, Donald Trump, abonó a las teorías de un ataque al decir que generales del país le indicaron que las poderosas explosiones parecen haber sido causadas por “algún tipo de bomba”.
México, sin reporte de afectados
Mientras, la embajada de México en Líbano dijo no tener reportes de mexicanos afectados por la explosión.
El presidente Andrés Manuel López Obrador externó su solidaridad. “Lamentable y triste la situación en Beirut, Líbano. Nuestras condolencias a familiares de las víctimas y a toda esa hermana nación”, tuiteó. El canciller Marcelo Ebrard ofreció el apoyo mexicano, si es requerido.