Quetta, Paquistán.— Un atacante suicida con bomba mató a 128 personas ayer durante un mitin en Mastung, al oeste de Paquistán, con miras a las elecciones generales del 25 de julio, informaron autoridades, en medio de la creciente tensión por el regreso del depuesto primer ministro Nawaz Sharif, quien fue arrestado al volver a su nación.
Se trata del atentado más grave en el país en más de un año y es el tercer incidente relacionado con la violencia electoral esta semana. Un primer informe daba cuenta de 85 fallecidos. Después, “el balance subió a 128 muertos”, declaró el ministro del Interior provincial Agha Umar Bungalzai.
Militantes islamistas vinculados al talibán, a Al-Qaeda y al Estado Islámico (EI) han estado operando en la provincia, que es fronteriza con Irán y con Afganistán. Además, la etnia local de los baluchis luchan contra el gobierno central.
El EI se atribuyó la responsabilidad por el ataque, según dijo la agencia de noticias del grupo, AMAQ. Entre los muertos figura el candidato para la asamblea provincial de Baluchistán, Siraj Raisani, cuyo hermano Nawab Aslam Raisani sirvió entre 2008 y 2013 como el ministro jefe provincial.
“Mi hermano Siraj Raisani fue martirizado”, comentó Haji Lashkari Raisani, otro hermano que también postula a un escaño de la asamblea nacional desde Baluchistán.
“Murió como consecuencia de sus heridas mientras era trasladado a Quetta”, dijo Bungalzai.
Raisani fue el segundo candidato que murió en hechos de violencia preelectoral esta semana. La policía afirmó más temprano que el ataque tuvo como objetivo la caravana de Raisani, pero posteriormente cambió su declaración después de que circuló un video de una gran tienda de campaña que mostraba daños por el estallido.
Más temprano, una explosión mató a cuatro personas en la ciudad de Bannu, en el norte del país, en un atentado presuntamente dirigido contra la caravana de Akram Khan Durrani, un aliado del partido de Sharif.
Sharif, condenado en ausencia la semana pasada a 10 años de cárcel por corrupción, fue detenido al regresar a su país. El ex premier y su hija Maryam, quienes llegaron a Lahore a bordo de un vuelo provenientes de Abu Dabi, “fueron detenidos” por las autoridades anticorrupción y llevados a la capital, Islamabad, según un comunicado de la municipalidad de Islamabad.
“Sé que (...) me llevarán directamente a la cárcel”, declaró Sharif en un video difundido ayer por su partido, en el que aparece sentado en un avión. “Quiero decir a los paquistaníes que lo hice por ustedes (...) Caminen conmigo, unan sus manos a las mías y cambiemos el destino del país”, afirmó.
La condena, que su clan tacha de “política”, ha disparado la tensión antes de las legislativas del 25 de julio en el país, que el PML-N, en el poder desde 2013, espera ganar. Una crispación acentuada el jueves cuando el hermano de Nawaz y jefe del partido, Shahbaz Sharif, afirmó que “cientos de militantes” de la formación, el PML-N, fueron detenidos en los últimos días para impedir que vayan a expresar su apoyo a Sharif.
“El mundo entero sabe que se apunta al PML-N”, añadió el ex premier y denunció un “fraude preelectoral escandaloso”.
Sharif fue destituido por el Tribunal Supremo del cargo de primer ministro en julio de 2017 después de que se hiciera público que su familia es propietaria de lujosos bienes inmobiliarios. Una corte paquistaní le prohibió más tarde dirigir el partido y participar en comicios de por vida.
Su clan niega que hubiera cometido malversación y afirma que Sharif es víctima de una conspiración urdida por el poderoso ejército paquistaní.