metropoli@eluniversal.com.mx

Beatriz La Pelirroja, como se anuncia en sus redes sociales y donde ofrece servicios sexuales, soportó dos años de explotación hasta convertirse en independiente. La escort dice que ya no le rinde cuentas a nadie y el dinero que puede ganar en sus giras lo invierte en ella. El resto lo envía a su familia en Venezuela.

Llegó al país en 2014. A ella la reclutaron en su pueblo natal, una provincia que hace frontera con Colombia. Asegura que la estuvieron “cazando”, pues apenas cumplió 18 años, la empezaron a rondar mujeres adultas —que ahora sabe son madrotas— y empezaron a hacer amistad con ella: le mostraban celulares que sabían que ella no podía comprar, perfumes, vestidos de marca, tenis y otros artículos, “espejitos”, como dice ella.

No tardaron mucho en hacerle la propuesta, Beatriz sabía que su cuerpo la ayudaría a salir adelante. En ese momento, dice, “era la única manera que encontré para resolver el problema económico que atravesaba”.

El primer paso, le dijeron, era irse a Colombia a prepararse. Le aclararon que ahí no iba a trabajar, se la traerían a “ganar plata” a México.

Aunque entendía que la traían a prostituirse, lo que nunca le dijeron fue que sería explotada, que trabajaría para La Red un tiempo indeterminado, hasta que ellos quisieran.

Le ofrecieron boleto de avión, hospedaje, comidas y una vida de lujos, “en ese momento te deslumbran, te dan donde más te duele. Te preguntan ¿para qué te quedas aquí?, te vas a casar con cualquiera, vas a desperdiciar tu cuerpo.


“A ti te va ir de maravilla en México, aquí no hay nada, nunca vas a salir de pobre. Para cuando te contactan ya saben todo de ti; si tus papás no trabajan, cuántos hermanos tienes, que estamos todos jodidos. Pero nunca te das cuenta, es parte de la trampa, en ese momento lo único que quieres es salir corriendo del pueblo, de la miseria y aceptas”, dice la entrevistada.

Esta red, con sede en Colombia, recluta de manera similar a jovencitas que después son explotadas sexualmente en Venezuela, Colombia, Argentina e incluso Brasil.

Usan el mismo modus operandi e incluso las buscan con un mismo perfil: de buen cuerpo, en condiciones precarias y en poblados o provincias donde saben que no habrá mucho futuro para ellas.

“De lo que me dí cuenta también es que todas teníamos como el mismo perfil. De camino todo es maravilloso, nos dan cosas que en la vida habíamos comido, jamón serrano, cortes de carne, comes en el aeropuerto, pero todo eso te lo cobran, para cuando te bajas, ya les debes medio millón de pesos, así nada más y para dónde corres a un lugar desconocido, a quién le pides ayuda, dónde hablas si ni teléfonos tienes en tu casa”, recuerda la joven que actualmente está de gira por Veracruz.

La Pelirroja cuenta que llegó a trabajar a una página similar a la de Zona Divas. La recluyeron con otras seis chicas en un departamento cerca del Estadio Azul, de donde sólo salía para el trabajo, y la regresaban, le llevaban comida, pasaban por ella otra vez, la regresaban y así hasta 10 veces al día. Por ella, recién llegada, cobraban hasta 5 mil pesos por servicio; a ella le pagaban apenas 800 pesos.

“Te das cuenta que tienen contactos en Migración, con policías, que lo tienen todo organizado. Que cada mes traen a más chicas y no es hasta que entiendes cómo funciona que aceptas tu realidad y pagas para alejarte de ellos. Estas en Colombia, en Argentina, están en todos lados porque la putería siempre va a existir”.

La Pelirroja, ahora, además de hacer giras, de manera independiente recluta a jóvenes que sueñan con salir de la miseria igual que ella.


Tratantes aprovechan situación. Grupos criminales realizan tráfico de personas “aprovechándose de la condición” de Venezuela, por lo que “se requiere revisar protocolos a nivel internacional y desde México estar atentos” para frenar ese delito, dijo Eunice Rendón, coordinadora de la Agenda Migrante, respecto a la investigación publicada por EL UNIVERSAL sobre venezolanas traídas a nuestro país por bandas delictivas de Colombia con fines de prostitución.

Rendón Cárdenas explicó que México, como país receptor de esas mujeres, debe “estar muy atento” a esa situación “para que no exista trata, que cada vez se da más con ese tipo de personas, y vigilar a esas células que están encargándose de ello”.

La coordinadora de la Agenda Migrante alertó que las redes de tráfico de personas son internacionales y “se han hecho fuertes porque al final no hay ese trabajo conjunto” para detener su expansión, por lo que es primordial que exista mayor coordinación entre gobiernos que permita afrontar el problema.

* Por error se ilustró esta nota con una fotografía que no corresponde a la protagonista de la historia, por lo que ofrecemos una disculpa a la persona y a nuestros lectores.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses