Tlalpujahua, Mich.- Los artesanos que elaboran las esferas navideñas en Tlalpujahua, Michoacán, este año tienen muchos motivos para celebrar, pues regresarán al mercado de Estados Unidos en 2020 y además volvieron a elaborar los modelos que hicieron para adornar el Vaticano en 2012.
La esfera navideña fue traída a México en 1960 por Joaquín Muñoz Orta, un habitante del Pueblo Mágico de Tlalpujahua, donde su elaboración es hoy en día la principal actividad económica del lugar y su especialidad.
Alfredo Muñoz Ruiz, hijo de don Joaquín, ha seguido la tradición junto con sus hermanos de la elaboración de esferas artesanales con diseños innovadores. Dice que es una constante que año con año su taller vaya a la vanguardia con lo que marcan las tendencias mundiales y agrega que ya se preparan para competir con los diseños de los mercados estadounidense y europeo.
“Nosotros prácticamente todos los años estamos en las ferias internacionales en Alemania o Nueva York. Estas ferias nos van marcando las tendencias a seguir”, explica.
En un recorrido por la nueva sección de La Villa de Santa Clos, ubicada a una cuadra del centro de Tlalpujahua, Muñoz Ruiz presume que los nuevos modelos van a la vanguardia.
“En las esferas alcanzas a entender y a apreciar que son muy diferentes y eso permite avanzar y seguir marcando la pauta a los diseños en Tlalpujahua y en México”, afirma.
Comenta que los colores naturales de la Navidad siempre van a ser rojo, verde, blanco y azul, pero que las modas siempre son en el tema de la tonalidad; las esferas van en un rojo más encendido o en fucsia; si es un amarillo, sería más opaco o brillante. Este año, los colores son tonos más opacos, casi mate.
En cuanto a las figuras, dice que regresaron a lo que hicieron en 2012, cuando sacaron un diseño exclusivo para la presentación de sus esferas en el Vaticano y que no habían reutilizado.
“Son unas esferas de un tamaño muy interesante, de entre 15 y 20 centímetros de largo, las cuales por su calidad adornaron ese año al Vaticano. Ahora la gente puede apreciar y tener en sus casas esos modelos de esferas que estuvieron presentes en lugares muy emblemáticos de la santa sede”, afirma.
De acuerdo con Muñoz Ruiz, esos modelos decoraron los árboles de Navidad en el Aula Pablo Sexto, en el salón del Museo del Vaticano, en la oficina del secretario de Estado y en el despacho del papa Benedicto XVI.
“Para nosotros es muy satisfactorio entender que nuestro trabajo, nuestro diseño y nuestra pasión por la Navidad estuvieron presentes allá y ahora sobre esa tendencia estamos invitando a la gente a que la comparta”, expresa Alfredo Muñoz.
El fabricante detalla que es una colección de esferas muy elaborada y minuciosamente detallada, por lo que las personas tendrán una réplica fiel de lo que adornó en 2012 al Vaticano.
Paisaje navideño
La Villa de Santa Clos cumplió tres años de funcionamiento. Su arquitectura es un prototipo de la calle de Baviera, la principal de Rothenburg, Alemania, en honor a los primeros artesanos de esferas del planeta.
Alfredo Muñoz resalta que también, como parte de las novedades de este año, estrenaron una nueva sección que las personas pueden visitar de forma gratuita: la casa de Santa Claus.
“La villa forma parte de un pueblo navideño. La gente cuando viene, los niños, los no tan niños, los grandes y los no tan grandes, la disfrutan mucho y se toman la foto”, dice.
Platica que ese espacio tiene como objetivo crear una ambientación que le permita a la gente comprar sus adornos con soltura y disfrutar la Navidad, sentirse en una villa navideña y que esto les permita poder imaginarse cómo podrán colocar sus esferas o sus arreglos en sus casas.
Los 13 locos
Alfredo Balpuesta dirige el taller Arte Navideño. Tiene 68 años de edad y 30 los ha dedicado a la elaboración de esferas artesanales.
Reconoce que fue el matrimonio de don Joaquín Muñoz Orta y María Elena Ruiz Villagrán el que fue el primero en traer al país el arte para elaborar la esfera navideña.
Don Alfredo recuerda que el taller de Muñoz Orta creció al grado de echar a andar una fábrica que se llamó Adornos Navideños, reconocida como la número uno en América Latina.
“Él le dio trabajo al municipio de Tlalpujahua de Rayón por 44 años. Era el único que vendía y después se lanzaron los 13 locos, entre ellos, yo. Así se nos conoce en el pueblo. Empezamos 13 locos y hoy la feria de la esfera es la mejor derrama económica, pues hay como 500 expositores”, afirma.
Relata que 12 hombres y una mujer empezaron a vender las esferas en la Plaza Rayón de Tlalpujahua, en 1999. Ahí inició la Feria de la Esfera. Posteriormente, Manuel Colín, el entonces alcalde, les propuso que se instalaran en el auditorio municipal, donde actualmente se instala. Añade que la esfera se mandaba regularmente a Canadá y Estados Unidos, aunque este año no fue posible por los aranceles.
¿Cómo se elabora una esfera?
La elaboración es con un vidrio neutro que se adquiere de Italia, Alemania Brasil o Estados Unidos. La figura se hace con la boca y con las manos se decora una por una. Para sumarse a esto tiene uno que quererlo mucho. El olor a thinner, el calor, el ruido del motor y tener la sangre, la habilidad para dibujar. Eso se mete en la sangre.
Vale el viaje
Arcelia Uribe viajó un fin de semana cerca de 400 kilómetros de Guadalajara a Tlalpujahua para comprar sus adornos navideños.
La mujer cuenta a EL UNIVERSAL que quedó impactada con los diseños artesanales de las esferas de este Pueblo Mágico, ubicado a 147 kilómetros de la capital michoacana.
“Llegué de casualidad el año pasado y me enamoré de todo lo que hacen. Todo está hecho a mano: las esferas, la decoración. Este año vine exclusivamente a comprar esferas para mi árbol de Navidad”, enfatiza.
Arcelia, acompañada por su hija, compró en La Villa de Santa Claus aproximadamente 500 esferas para su casa, “aunque me las quería llevar todas, porque están hermosas”.
Para la profesionista, la principal diferencia entre las esferas de Tlalpujahua y de otros lugares del país es que están hechas a mano y es muy difícil encontrar un trabajo tan fino por la decoración que tiene el artículo, además de los precios accesibles.
Arcelia adquirió esferas de tonos dorado y plateado, pero el próximo año comprará de varios colores, en especial rojas. “No me decidía; tuve que recorrer varias veces los pasillos hasta que decidí más o menos cuáles eran las que quería. Llevo de más por si se me rompe alguna en el camino”, relata.
Considera que el casi medio millar de esferas que adquirió tienen un valor espacial, pues son piezas únicas que les lleva a los artesanos de cuatro a cinco días de trabajo: “Me parece que la esfera no es tan frágil, es de mejor calidad y los diseños que tienen aquí no hay en ningún otro lado”, comenta antes de salir de la tienda.