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Los efectos del huracán Max en Guerrero comenzaron a emerger: más mil 500 casas dañadas, cientos de pueblos inundados, incomunicados, plantíos perdidos, carreteras cortadas, unos 400 desalojados y una región casi paralizada.
Fueron 130 kilómetros donde el huracán dejó toda su fuerza. Desde el poblado de Barra Vieja, en Acapulco, hasta el municipio de Copala, en la región de la Costa Chica, Max arrasó.
Eran las 12 de la tarde del jueves y las ráfagas de aire junto con la lluvia cubrieron la región de la Costa Chica. El meteoro se detuvo en un punto intermedio entre los municipios de San Marcos y Cruz Grande. Ahí tocó tierra.
En ese momento todos esperaban que el huracán tocara con toda su fuerza el puerto de Acapulco y mientras pasara por la costa su fuerza disminuyera. No sucedió así. En tres horas, de la una a las cuatro de la tarde, el huracán destrozó lo que pudo.
De las casas comenzaron a volar los techos, los árboles a caerse, los ríos y los arroyos a crecer y después a desbordarse.
A las cuatro de la tarde Max había dejado una escena terrible: cientos de casas inundadas: colchones, camas, comedores, salas y televisores estaban inservibles, los techos eran esqueletos de palos, techumbres de las cachas estaban estrujadas y las calles se habían convertido en extensiones de los ríos y arroyos. En horas, cientos de pobladores se convirtieron en damnificados. En horas el huracán empobreció más a campesinos. También en horas incomunicó a toda una región. La energía eléctrica se fue, la señal de telefonía celular se canceló, la carretera que comunicada la Costa Chica se cortó en tres tramos, desde Cruz Grande hasta Azoyú. Sobre la vía se comenzó a formar una larga fila de coches, camiones de pasajeros, tráileres, pipas de combustibles.
Ayer las nubes se comenzaron a disipar, el sol brilló, los ríos empezaron a bajar sus niveles y los destrozos de Max emergieron.
A la dos de la tarde, la Secretaría de Protección Civil del estado dio un reporte preliminar: las costas fueron las más afectadas. Por ejemplo, en la Costa Chica en los municipios: Ometepec, Juchitlán y San Marcos, donde se inundaron 757 casas, este reporte no cuenta las afectaciones en Cruz Grande, donde el huracán pegó de lleno.
En la Costa Grande la cifra es similar en tres municipios, Coyuca de Benítez, Atoyac y Petatlán, 741 casas se inundaron; en este último fueron 424. En Acapulco sólo se contabilizan 15 viviendas dañadas.
El conteo de Protección Civil se quedó corto con lo que se vivió en la Costa Chica.
La secundaria Miguel Hidalgo y Costilla, en Cruz Grande, esta mañana amaneció llena de niños, hombres, mujeres y ancianos de la comunidad Cuatro Bancos.
En los salones de clases familias enteras durmieron amontonadas. La tarde del jueves salieron con lo que pudieron, apenas con la poca ropa que pudieron tomar.
Los pobladores esperaron hasta el último momento para salir. Se animaron hasta que las ráfagas de viento comenzaron a volar sus techos y la lluvia a invadir sus casas. Hasta entonces se animaron a salir. Y lo hicieron al límite porque horas después Cuatro Bancos se convirtió en una laguna y el único camino por donde se llega se cortó. Sin embargo, no pudieron escapar todos. La tarde del viernes salieron las mujeres, los niños y los ancianos. La mayoría de hombres se quedaron.
Ahora las mujeres están a salvo, pero siempre pensando en sus esposos, si estarán bien, si ya comieron y con la esperanza de que en cualquier momento arriben al albergue.
En tanto, al norte del país, ante el desplazamiento de la tormenta tropical Norma, autoridades de Protección Civil en Baja California Sur, Sonora y Sinaloa se mantienen alertas.