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San Martín Tilcajete
Aquí la realidad supera la ficción. Seres mágicos con alas de dragón y patas de felino se apoderan de las calles; surgen de la imaginación de hombres y mujeres que, desde niños, esculpen madera para dar vida a lo inimaginable.
Estela tiene 65 años y seis nietos, uno de ellos también se llama Miguel. Desde hace 18 años es cocinera en el taller que diario brinda comida a unas 100 personas. En entrevista con EL UNIVERSAL, revela que desconocía ser parte de las fuentes de inspiración para la cinta. La sorpresa se asoma en su blanca sonrisa: “No lo tomé en cuenta”, asegura.
“La veían, cómo era y cómo actuaba”, comenta Elizabeth Pérez, amiga de la mujer: “Cuando estrenaron la película, nuestro jefe estuvo promocionándola, nos pedía que la viéramos”.
Lázaro Fabián, uno de los colaboradores del taller, admite que el parecido es innegable, pero reitera que nunca hubo un acercamiento formal con Estela o el personal del taller.
“Los de la película sólo platicaban, venían y veían lo que hacíamos, nunca me tomaron una foto o un video”, recuerda Estela y niega haber recibido alguna gratificación.
Sin embargo, afirma que hay una diferencia muy puntual entre la caricatura y ella: el carácter. Admite ser explosiva, pero insiste en que los enojos le duran sólo un rato, pero si los nietos lo merecen, es muy útil recurrir a los chanclazos, agrega.
Su rutina y estilo de vida no han cambiado; sin embargo, poco a poco la gente ha empezado a preguntar por ella. “La famosa”, le dicen algunos.
“Vamos a tomarnos una foto”, le han dicho algunos de sus familiares, quienes han presumido el parentesco en redes sociales.
El edil de la localidad, José Luna López, señala que conocieron a Estela en los tráilers: “No hubo necesidad de que nos dijeran, sabíamos que era ella, conocemos a la tía Estela y es una parte fundamental de nuestra comunidad”. Fue hasta después del estreno que supieron, por la propia Estela y los dueños del taller, que sus rasgos sirvieron para darle vida a Elena.
Otras referencias. Según el director de la cinta, Nick Rosario, se inspiró en la abuela de su esposa, Pueblito Guzmán, una mexicana de 88 años. Su trabajo para el filme fue hacer diversas expresiones que sirvieran de referencia a los animadores.
“No queremos que la gente piense que buscamos posicionarnos como pueblo mágico por la película. Y si nos dan el nombramiento, no queremos que piensen que es por Disney. El pueblo tiene su prestigio, gracias al trabajo de sus artesanos”, recalca Lázaro Fabián. La última visita de los realizadores fue ocho meses antes de que ésta se estrenara y fue dedicada a ver los alebrijes y recorrer la comunidad.