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estados@eluniversal.com.mx
En la explanada de la Iglesia de San Crispín, en la Sexta Sección de esta población zapoteca del Istmo de Tehuantepec, está montado un campamento que podría pasar como de los damnificados del terremoto, pero es todo lo contrario, pertenece a una misión evangélica de menonitas de tres estados del país que llegó “por un llamado de Dios” a cronstruir casas provisionales a los ancianos y personas con discapacidad que perdieron su patrimonio.
Enrique Voth, coordinador de la misión de 105 menonitas de Chihuahua, Zacatecas y Tamaulipas, atiende, todo el día, en el campamento a los ciudadanos de Ixtaltepec que requieren de una vivienda provisional, pero asegura que no puede responder a todos porque sólo tienen programado construir, en 20 días, 200 casas prefabricadas de láminas.
Las cuadrillas de trabajadores comienzan a las siete de la mañana y concluyen alrededor de las sesis de la tarde. Una vivienda la construyen 10 personas en una sola jornada sin parar. Comen hasta que terminan. El proceso para construir el hogar es aplanar la tierra o colocan una base de arena y varios ladrillos; sobre eso levantan la estructura para después ponerle puertas y ventanas.
La llegada de los menonitas a este pueblo zapoteca se debió “al llamado de Dios”, o al menos así lo cree y repite Voth. “Dios hizo el terremoto, Dios nos habló, Dios dijo que viniéramos aquí para ayudar a la gente, todo es obra de Dios. Los que estamos aquí no nos conocemos, aquí nos vimos por primera vez para ayudar”, explicó.
Este líder es enfático al decir que no tienen nada que ver con algún grupo político, ya que las iglesias evangélicas de menonitas, de los tres estados, les enviaron a sus trabajadores y todo el material para las casas, además de sus propios víveres.
Día a día, la reconstrucción. En la explanada de la iglesia católica, este grupo tiene sus tiendas de campaña y cocina, donde al menos 10 mujeres preparan los alimentos . Por las mañanas lo convierten en centro de adoración y realizan el culto en alemán, sólo para ellos. Por las noches, el culto es en español y abierto a todo el público.
Los beneficiarios de las casas son ancianos y discapacitados; ellos reciben la visita de los supervisores para constatar que realmente necesitan una de las viviendas de 4.5 por 6 metros. Un ejemplo es el caso de Antonia Nolasco, de 78 años, y Antonio Ordaz, de 76, conocidos en la Sexta Sección como Toña Toño.
El matrimonio perdió su casa de teja durante el terremoto del 7 de septiembre, que habían construido con el trabajo de toda una vida en el campo. Desde entonces, viven bajo una lona en el patio familiar, cerca de la vivienda de uno de sus hijos. Aseguran sentirse bendecidos por la donación de un hogar provisional.
“Perdimos la casa principal, como pudimos salimos corriendo durante el temblor, gracias a Dios estamos vivos, pero ahora es difícil construir la casa rápido, tenemos hijos que nos pueden ayudar pero va tardar; mientras estamos aquí debajo de los árboles y las lonas. Cuando llegaron estos hombres agradecimos a Dios, porque así llegaron, como el temblor, de repente, de milagro”, intenta explicar Antonia mientras presume su nueva casa pintada con colores pastel que le elaboraron.
Así como Toña Toño, 200 familias recibirán una vivienda provisional de los menonitas, que los resguardará en meses de calor, lluvia y viento. El matrimonio espera, en tanto que reconstruyen sus hogares en Santiago Ixtaltepec, municipio que tiene dos mil 958 casas dañadas.