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Las pequeñas y medianas empresas del país (pymes) les piden crédito a los bancos para seguir operando. Dicho de otro modo, piden prestado para sobrevivir.
Esa es la conclusión más contundente que me saltó a la vista del primer reporte publicado por el Banco de México sobre los indicadores básicos de créditos a pymes con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores a septiembre del año pasado.
Esta es una dura realidad que está enfrente de nuestras narices. Miles y miles de emprendedores se endeudan con los bancos simplemente para sacar el día a día de sus pequeños y medianos negocios; como cuando la cajera de un supermercado nos pregunta si queremos pagar la despensa a plazos con la tarjeta de crédito. Cuando eso ocurre, es que simplemente se está sobreviviendo y entrando en una peligrosa espiral que podría costarnos muy caro.
Pues bien. El reporte del banco central sobre los créditos bancarios a las pymes grita esta realidad. El 95% de los créditos bancarios otorgados en el último año a las pymes del país fueron destinados para capital de trabajo; es decir, para pagar salarios de los trabajadores, insumos, materias primas y gastos diversos de operación, a fin de que el negocio continúe operando en el día a día. Es decir, más de 267 mil créditos con un monto promedio inicial de un millón 700 mil pesos por crédito concedió la banca comercial en el último año para capital de trabajo de las pymes.
El otro 5% de los créditos bancarios que recibieron las pequeñas y medianas empresas fueron para inversión. Solo un 5% del total de los créditos que pidieron las pymes se destinaron para adquirir maquinaria, equipo, bienes inmuebles, patentes, marcas o para participar en licitaciones de obra pública. Es una cantidad irrisoria —poco más de 13 mil créditos— las que se otorgaron a las pymes para diversas inversiones en el último año.
Si bien la banca comercial no es la principal fuente de financiamiento para las pequeñas y medianas empresas del país —allí están los proveedores y los círculos de financiamiento informales—, sí es suficiente para confirmarnos que en México tenemos a una gran mayoría de pymes que piden prestado dinero simplemente para seguir operando, pero no para crecer o multiplicar sus negocios con base en la tecnificación de sus procesos, a la innovación en sus productos o a la creación y registro de nuevas patentes.
En el otro lado de la ecuación, los bancos comerciales han visto en las pymes a un gran mercado de clientes potenciales con pocas opciones para financiar sus operaciones y salir adelante en el día a día. Como ocurre también con el mercado del crédito al consumo, vía tarjetas de crédito, créditos personales o créditos de nómina.
Así que para la banca privada el crédito a las pymes se ha convertido en los últimos años en un mercado fuertemente disputado con una importante participación de jugadores, mucho mayor en número a lo que ocurre en el mercado del crédito al consumo o a la vivienda.
En 2016 el saldo de la cartera crediticia a pymes llegó a 449 mil millones de pesos con 372 mil empresas involucradas. Una cartera de crédito que creció 8.2% en 2016 y 9.3% en 2015, superior al ritmo visto en los créditos hipotecarios, y a pesar de que la tasa de morosidad del crédito a Pymes es de 3.9%, una de las más altas del mercado crediticio bancario, sólo similar a la de los créditos al consumo.
Ahora bien. Con las tasas de interés al alza, como ha venido ocurriendo en los últimos meses —y continuará en lo que resta del año—, estas miles de micro, pequeñas y medianas unidades productivas del país enfrentarán problemas para seguir financiando sus operaciones con crédito bancario, dado que los augurios para el consumo no son nada buenos y, por lo tanto, sus ventas se verán afectadas.
Así que muy probablemente la tasa de crecimiento del crédito a las pymes que se vio hasta septiembre de 2016 se verá menguada en este año. Pero la mala noticia no sólo es esa, sino que la muy escasa inversión que realizan las pymes mexicanas con el financiamiento bancario al que pueden acceder se contraería aun más, condenándolas a la supervivencia.
Vaya destino: endeudarse para sobrevivir.
Twitter:@SamuelGarciaCOM
E-mail:samuel@arenapublica.com