El conflicto magisterial, encabezado por la CNTE está hoy, como desde su inicio, convertido en un callejón sin salida. El gobierno no quiere —ni puede porque no es su facultad, dice el presidente Peña— derogar la reforma educativa y la Coordinadora no quiere otra cosa más que eso. A partir de eso no habrá diálogo que funcione como ya se demostró en los varios encuentros que tuvieron los maestros y el secretario de Gobernación, el más reciente la noche del martes, y en los que no hay poder humano, ni siquiera la mediación del grupo de notables designados, que pueda convencer a uno o a otro lado de encontrar un punto intermedio entre sus dos posiciones radicales.
Y mientras tanto, las protestas del magisterio, que ya estrangularon a estados como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, donde sean o no ciertas las denuncias de desabasto de alimentos que hizo el gobierno federal, lo cierto es que hay afectaciones innegables a la economía de esos estados, pérdidas millonarias a negocios y comercios cuyas ventas han caído, además de los daños a la industria del transporte, a los derechos y la libertad de tránsito de miles de ciudadanos que se han quedado varados por días u horas ante los cierres carreteros.
Y ahora, toca el turno a los habitantes de la Ciudad de México que, en pleno verano y cuando deberían de comenzar a sentir las bondades de las vacaciones escolares, padecen, un día sí y otro también, los cierres de calles y avenidas que paralizan el tráfico y provocan toda clase de pérdidas económicas y productivas.
¿A dónde va a llegar todo esto, cuando no hay posibilidad ni voluntad de entendimiento entre las partes? El gobierno busca una solución al conflicto, que ya se le desbordó después de la cerrazón y la torpeza de su secretario de Educación, Aurelio Nuño, pero no tiene ni los elementos ni la voluntad para transitar hacia lo que quieren los maestros: derogación y cambios de fondo a las leyes educativas.
Eso ha hecho que la administración del Presidente pase de la amenaza de utilizar la fuerza pública, que primero lanzó la semana pasada y luego retractó el secretario de Gobernación, Miguel Osorio, hasta la explicación cantinflesca que ayer daba el mismo Ejecutivo federal al señalar que “el límite del conflicto magisterial es el diálogo”, cualquier cosa que eso signifique, para luego apuntar que no está entre sus facultades derogar la reforma educativa, lo que se interpreta como que sólo el Congreso de la Unión podría tomar una decisión de tal envergadura. ¿Acaso el Presidente está sugiriendo a los congresistas que lo hagan o sólo trata de compartir un poco el costo político cada vez mayor que está teniendo este conflicto?
Pero si el gobierno está entrampado, la CNTE no está menos enredada. Si bien la Coordinadora fue creada y diseñada como un grupo de presión y sus nexos cada vez más evidentes con la guerrilla y con grupos radicales le permiten mantener una estrategia desestabilizadora que busca arrinconar al gobierno federal, también es cierto que hasta esos grupos tienen un límite y el costo, primero económico y luego político, de emprender una movilización como la que mantienen por varias regiones del país, es demasiado alto y ni siquiera la CNTE podrá aguantar mucho tiempo más en esta estrategia, si no hay alguna salida pronto al conflicto que ellos mismos iniciaron.
Es decir, que en términos llanos, estamos ante un callejón sin salida. El gobierno no resistirá mucho más la presión social por los bloqueos, paros escolares y plantones; mientras que la disidencia magisterial tampoco tiene mucho tiempo para mantener su ambicioso plan desestabilizador. Y si, como se ve hasta ahora, ninguno de los dos cede ni un milímetro, entonces esto terminará por reventar, como siempre, por lo más delgado. Y no sabemos si serán estallidos en las comunidades que ya no aguantan los bloqueos o si volverá a haber actos de fuerza del Estado, pero en todos los casos los augurios no son buenos y apuntan a escenarios de violencia y explosividad social. ¿Hasta eso tendremos que llegar para que esto encuentre una salida?
NOTAS INDISCRETAS… Cero y van más de diez. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación volvió a enderezarle la plana al INE al negarse a disminuir la multa por 214.9 millones de pesos al Partido Verde Ecologista de México por sus 293 mil spots transmitidos en las pasadas campañas como si fueran informes de labores de sus diputados y senadores, cuando en realidad estaban haciendo proselitismo electoral a su partido. Los magistrados ordenaron al INE calificar como “grave” la falta del Verde y negaron la reducción de la multa… Los dados mandan Serpiente. Caída libre.
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