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El viernes 26 de mayo, 8 días antes de las votaciones en el Estado de México, Josefina Vázquez Mota puso a temblar a la dirigencia nacional del PAN y al gobierno federal y al PRI con una amenaza que estuvo a punto de cumplir: o se limpiaba el nombre de su familia y la PGR exoneraba públicamente a su padre y 6 hermanos acusados de “lavado de dinero” en una investigación de la SEIDO y la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, o ella renunciaba ese fin de semana a la candidatura panista a la gubernatura.
El amago de renuncia de Josefina, de consecuencias impredecibles en la elección mexiquense —desde la deslegitimación del proceso hasta un posible beneficio a Morena— hizo que rápido Ricardo Anaya movilizara sus contactos e influencias en el gobierno federal y que desde Los Pinos se ordenara al procurador Raúl Cervantes emitir el documento de exoneración que el domingo 27 de mayo fue presentado en conferencia por el propio Anaya y la candidata Vázquez Mota, que así hizo que dieran “carpetazo” a la investigación de su familia.
Ese fue el momento de mayor tensión entre Vázquez Mota y Anaya cuya relación se había desgastado. El distanciamiento se agudizó una semana antes cuando, el 20 de mayo, el líder del PAN apareció junto a Alejandra Barrales, del PRD, para anunciar una alianza entre ambos partidos rumbo al 2018. Ese anuncio molestó en la campaña panista, donde interpretaron que a su candidata ya la habían “vendido”.
Josefina se quejaba —desde entonces y lo hace también tras su estrepitosa derrota— de haber sido “abandonada y traicionada” por el dirigente nacional, quien la convenció de aceptar la candidatura con el compromiso de que “tendría todo el apoyo del partido” y de los 11 gobernadores del PAN que, según Anaya, la apoyarían con dinero y operación en su campaña. Incluso, el dirigente habló de un acuerdo con Los Pinos para garantizarle “piso parejo” a la panista en la campaña mexiquense.
Por eso al revelarse justo antes de iniciar campañas, el 27 de marzo pasado en EL UNIVERSAL, la existencia de una investigación contra la familia de Vázquez Mota, por lavado de 17 millones de pesos de empresas a las que Hacienda investigaba por operar con recursos de origen ilícito hasta por 400 millones, la candidata supo que no habría tal “piso parejo” y que, desde el gobierno y el PRI habían cambiado la estrategia e iban ahora a “tirar” su campaña en busca de que un segmento del voto simpatizante del PAN apoyara a Alfredo del Mazo, tal y como, según el candidato priísta, ocurrió en la elección de Huixquilucan en 2009.
Hoy que Josefina se queja de “traición” de su impulsor Anaya, los cercanos al dirigente nacional panista niegan esa acusación y aseguran que a Vázquez Mota sí se le dieron los recursos pero hubo “un mal gasto en la campaña”. Una fuente directa del CEN panista asegura que a la candidata “se le apoyó con todo. Se le cumplió 100 por ciento todo lo prometido. Pero es evidente que se cayó esa elección. Creo que hoy trata de echar culpas; me parece injusto, como si por algo de eso se hubiera caído en las preferencias, eso fue otra historia”, comentó el integrante del CEN panista.
¿De quién fue entonces la culpa de esa derrota? Porque no se perdió “por arte de magia”; hubo fallas y errores más allá del golpeteo del gobierno que tal vez no se esperaban pero era previsible. Si no fue ingenuidad de creer que Los Pinos cumpliría sus promesas de “piso parejo”, entonces alguien sí ganó con la derrota panista que benefició al PRI al dividir el voto opositor ¿Ganó Josefina su senaduría y una diputación para su hija o ganó Anaya apoyos del gobierno federal a su candidatura? Los que no ganaron nada fueron los panistas.
NOTAS INDISCRETAS… Mal cayeron en las cúpulas panistas el discurso y el tono utilizados por Margarita Zavala para reprocharle a Ricardo Anaya sus “traiciones” a los candidatos y su responsabilidad en la derrota del Estado de México. Tan mal que el viernes pasado a la señora de Calderón se le aparecieron un grupo de “espontáneos” navistas en San Luis Potosí que le sabotearon un acto proselitista con gritos de “¡Asesina!”. Así de pesado se están llevando los azules…Y donde también se llevan fuerte es en el PRI. Ayer la Corriente “Democracia Interna” formada por 300 militantes como Ulises Ruiz, ex gobernador de Oaxaca, le mandaron una dura carta a Enrique Ochoa: “Lamentamos no compartir con usted el desbordado por haber obtenido el triunfo en dos de cuatro procesos del 4 de junio. No entendemos bien su lectura. El PRI ganó el Estado de México en la suma de sus votos más los de partidos que lo apoyaron, pero como partido obtiene menos votos que otra fuerza política (Morena)”. Piden una “consulta directa a las bases” con urnas en todo el país, para elegir al candidato presidencial al 2018 y una democratización del partido de cara a la próxima XXII Asamblea Nacional del priísmo. ¡Nomaaaás!..Los dados repiten Serpiente. Falla el tiro.
sgarciasoto@hotmail.com