Como los cuentos mitológicos de Rómulo y Remo, de Caín y Abel, de Eteocles y Polinices, o la historia verídica de los hermanos Manuel y Maximino Ávila Camacho, la relación de Rubén y Humberto Moreira ha estado siempre cruzada por la ambición del poder, por encima incluso de sus lazos sanguíneos. Los dos hermanos que conquistaron juntos el poder en Coahuila, luego se lo pasaron como una herencia de sangre, hoy viven profundamente distanciados y enfrentados en lo familiar y en lo político, pero hay algo que sin acabar con su distanciamiento hoy los ha hecho volver a coincidir en una misma causa: evitar la derrota del PRI en las elecciones del próximo 4 de junio y conservar en poder de su grupo, familiar y político, a la productiva entidad coahuilense.
Porque aunque no han vuelto a sentarse desde que Humberto se sintiera traicionado y abandonado por su hermano, durante el lamentable episodio del secuestro y muerte de su hijo a manos de Los Zetas en octubre de 2012, y de hecho se confrontaron recientemente cuando el gobernador Rubén bloqueó las intenciones de su hermano de ser candidato a diputado local por el PRI, y operó directamente en Los Pinos y el CEN priísta para cerrarle el paso, todo apunta a que en estos momentos los Moreira trabajan para impulsar la campaña del candidato del PRI, Miguel Riquelme, aunque cada uno lo haga por su lado y buscando sus propios intereses.
Y es que la posibilidad de que la alternancia política toque a las puertas de Coahuila, de la mano del candidato del PAN, Guillermo Anaya, y en medio del clima de inconformidad y las denuncias de corrupción y desvío de recursos públicos en el gobierno actual, sumados al endeudamiento histórico de 35 mil millones de pesos heredado por la administración anterior, ha hecho que en el PRI busquen cerrar todos los frentes de división interna, y salvo la ruptura del candidato independiente Javier Guerrero que salió del priísmo, buscan evitar a toda costa que el pleito entre Rubén y Humberto mine las posibilidades de triunfo y la capacidad de la sólida estructura electoral construida por los dos hermanos.
Se sabe que fue el propio Riquelme quien, a principios de marzo, cuando ya era el candidato virtual del PRI a la gubernatura de Coahuila, buscó a Humberto Moreira y se reunió con él en un restaurante de la Ciudad de México para buscar una negociación en la que el influyente ex gobernador, que conserva con todo y su desprestigio político una fuerza real entre el priísmo coahuilense, pudiera apoyar su candidatura no sólo a través de la alianza ya cerrada con el Partido Joven, manejado por él, sino con la posibilidad de que pudiera finalmente ser candidato a pesar de la oposición fehaciente que había mostrado su hermano el gobernador.
Las fuentes que confirman ese encuentro entre Riquelme y Humberto, celebrado en un restaurante del sur de la ciudad, al que también asistieron Eduardo Olmos y Marco Flores, no señalan si la negociación del candidato estuvo avalada por Rubén Moreira, pero el hecho es que unas semanas después de que se celebró aquella reunión en la capital, y luego de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación cerrara el 16 de marzo la candidatura de mayoría, diez días después, el 25 de marzo, se anunció que Humberto Moreira sería candidato a diputado plurinominal por el Partido Joven y la nominación fue validada el domingo pasado por el Instituto Electoral de Coahuila.
Así que, bajo la lógica de preservar el poder y ante la amenaza real que ven en el PAN y su candidato, los hermanos Moreira decidieron dejar de lado su orgullo y sus rencores acumulados en casi cinco años de distancia y enfrentamiento, para luchar, cada uno por su lado, por el feudo familiar y político en el que han convertido al estado de Coahuila. No se les va a ver juntos, al menos no pronto, pero en esta campaña los dos trabajarán por un mismo objetivo: Rubén movilizando la estructura priísta y de gobierno, y Humberto haciendo campaña desde el Partido Joven a favor de Riquelme. El poder los une, aunque aún trabajen juntos pero no revueltos.
NOTAS INDISCRETAS... A propósito del poder y los milagros que realiza, al actor Eugenio Derbez, que había sido un crítico del gobierno del presidente Peña Nieto, se le ha visto a últimas fechas muy cerca del gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, con quien primero firmó un “Convenio para la protección de los animales” y luego apareció en un spot en el que el comediante mexicano avecindado en Hollywood reconocía las bondades de los programas de protección a los perros y otras especies en la entidad mexiquense. ¿Será que el amor de Derbez por las mascotas lo llevó a hacer de lado sus convicciones políticas o sería otro tipo de motivación, más sonante, la que lo hizo acercarse al gobierno priísta de un estado en donde, casualmente, habrá elecciones el próximo 4 de junio? Nomás es pregunta…Se baten los dados. Serpiente. Mal tiro.
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