La semana que concluye fue de intensos movimientos en la anticipada sucesión presidencial. Pero lo que se movió no fueron necesariamente las encuestas, que no han variado mucho en el posicionamiento que mantienen los aspirantes, sino más bien en tropezones, declaraciones y reacomodos de fuerza entre los distintos precandidatos presidenciales y los grupos políticos y de poder que les apoyan.

Los dos aspirantes punteros en esta carrera arrancaron la semana con visitas al territorio de Estados Unidos. Margarita Zavala acudió a Washington, en donde sostuvo reuniones cupulares con políticos estadounidenses, como el senador republicano John McCain y hasta ahí su gira no pintaba mal. El problema vino cuando la señora Zavala aceptó una entrevista desde la capital estadounidense con el periodista Jorge Ramos de la cadena Univisión. Enlazada vía satélite, la panista comenzó la entrevista intentando mostrar seguridad y defendió el combate contra el narcotráfico en el sexenio de su esposo, Felipe Calderón, como una “decisión valiente” y una “obligación del Estado”. De las 120 mil muertes dijo que “fueron problemas de violencia entre las propias bandas criminales”. Incluso dijo no ser “vocera de un gobierno” y pidió no denostar la participación del Ejército. Hasta ese punto, Zavala se defendió con dificultad. Su problema vino cuando Ramos insistió: ¿la pregunta es si su esposo se equivocó, usted cree que lo que hizo su esposo fue correcto? Y la respuesta mostró a una aspirante que, sin opinión ni una propuesta propia en materia de seguridad, se enredó y se tropezó con las palabras y conceptos en un fallido y cantinflesco intento por defender a su esposo y su sanguinaria guerra contra el crimen:

“En muchas materias, seguramente, puede no estar exento de equivocaciones, pero de que todos los días pensó, como debemos pensar los mexicanos que queremos trabajar en la política y que tomamos decisiones o tomaremos decisiones, lo que tenemos que decidir es lo mejor para México. Algunas veces se entenderá poco, algunas veces poco se comprenderá o como creo que fue uno de los grandes errores, fue la comunicación, puede ser uno de los grandes errores que se tuvieron, pero sí te quiero decir que nunca estuvo fuera de la decisión ni de los gobiernos panistas ni del sexenio del 2006 al 2012, estuvo fuera de foco la decisión de ayudar a México”.

¿Qué dijo o qué quiso decir la aspirante panista? Lo grave de su discurso, más allá del anecdótico cantinfleo que criticaron en redes sociales, es que Margarita Zavala evidenció no sólo un muy pobre discurso y una propuesta sobre seguridad llena de lugares comunes, sino que confirmó que, al menos en esa materia —de las más delicadas y que más le exigirían en una campaña por haber estado en Los Pinos en tan conflictivo sexenio—, la señora no tiene planteamientos ni ideas propias y se conforma con hacer una muy limitada defensa de la guerra contra el narcotráfico iniciada por su esposo que, sin afectar o disminuir sustantivamente el negocio de producción y tráfico de drogas, sí incrementó notablemente la violencia y los asesinatos en todo el territorio nacional.

¿Es lo único que propone Margarita, un regreso a la misma estrategia de Calderón, con la agravante de que ni siquiera tiene claridad para entender las consecuencias de una estrategia mal planeada y peor ejecutada con el Ejército y la Marina otra vez como los ejes del combate al crimen organizado?

Si Zavala quiere convencer a los mexicanos de que un voto por ella no sería votar por otros seis años más de calderonato, debe empezar no sólo por mejorar su discurso y hacerlo más sustancial y sin lugares comunes, si la capacidad le alcanza. Y también tendría que definir si en algún punto va a ser capaz de realizar una crítica, un cuestionamiento o decir en qué difiere de lo hecho en los seis años de la presidencia de su esposo. Porque si repetirá solo los argumentos tantas veces dichos por Calderón, sin la contundencia ni la vehemencia del ex presidente —que “haiga sido como haiga sido”, siempre supo defender retóricamente su sangrienta guerra militar— Margarita simplemente confirmará que no tiene personalidad ni propuesta propias, como siempre han dicho sus críticos.

AMLO, el PRD, y Mancera no se raja. El otro aspirante que comenzó la semana en Estados Unidos, por segunda ocasión en menos de un mes, fue Andrés Manuel López Obrador. El dirigente de Morena acudió a El Paso, Texas, donde se reunió con empresarios locales y encabezó un mitin con texanos, donde volvió a cuestionar la política racista y xenófoba de Donald Trump.

Pero la gira de López Obrador resultó de muy bajo perfil, comparado con la tormenta que provocó el líder de Morena al interior del PRD. Tras el pronunciamiento de Miguel Barbosa, que le dio su apoyo rumbo a 2018, el senador desató una crisis no sólo en la fracción perredista del Senado y hasta en la Mesa Directiva, involucrada en el pleito del sol azteca por la injerencia del presidente senatorial, Pablo Escudero, que respaldó a Barbosa y desconoció a la nueva coordinadora designada por el CEN perredista, Dolores Padierna.

Barbosa, a quien anoche el Tribunal Electoral del Poder Judicial le devolvió su queja y le pidió “agotar primero las instancias de su partido”, sacudió al desvencijado PRD. Porque el depuesto coordinador en el Senado reavivó dentro del perredismo la pugna entre corrientes que promueven una alianza en 2018 de las izquierdas, con López Obrador a la cabeza, y los grupos que rechazan cualquier acercamiento al tabasqueño y son más proclives o a una alianza con el PAN o a postular a un candidato propio, por más débil que pueda ser.

El tema creció tanto que alcanzó al jefe de Gobierno Miguel Angel Mancera, acusado también por Barbosa de haber orquestado su destitución a través de Héctor Serrano. Mancera se deslindó con el argumento de que él ni siquiera es militante del PRD, pero luego, ante la presión, dejó en claro que no piensa renunciar a sus aspiraciones presidenciales, aunque colaboradores y apoyadores suyos, como Barbosa, abandonen su proyecto para apoyar a Andrés Manuel. “Nunca nos rajamos, no, no tengo porque rajarme, todo dependerá de la gente, si la gente entonces decide que no vayamos, pues eso ya será una decisión de la gente, mientras no sea eso, ahí vamos, vamos para adelante”, dijo el gobernante capitalino.

Y es que, tal vez para salir del paso o por la presión interna, la dirigente nacional del PRD, Alejandra Barrales, declaró el jueves pasado que el PRD no debe cerrarse a la posibilidad de analizar una alianza “de izquierdas” con López Obrador como candidato, aunque dijo que esa es una decisión que debe tomar la militancia de su partido. El guiño de Barrales fue de inmediato respondido por Andrés Manuel, que alguna vez también estuvo cerca de la hoy dirigente perredista y la impulsó en su carrera. “Pues ya que dé el paso y que deje de estar ayudándole a la mafia del poder, si tiene convicciones”.

¿Será que Barrales de verdad estaría considerando esa posibilidad o ante los cuestionamientos que arreciaron contra su liderazgo quiso mandar una señal para calmar a las corrientes del perredismo proclives a AMLO? Porque al final ella está “amarrada” al proyecto de Mancera, que fue quien la llevó a la dirigencia nacional del PRD, pues de eso depende también su propio proyecto por la jefatura de la Ciudad de México. ¿O habrá virajes extraños?

Notas indiscretas... El otro aspirante que anduvo activo fue el secretario de Gobernación, Miguel Osorio. Pero más que su agenda oficial, en la que mandó mensajes de apoyo a las mujeres o pronunciamientos contra la política migratoria de Estados Unidos, el nombre de Osorio estuvo en los corrillos políticos ante las versiones de su próxima salida de Gobernación. La versión que lo ubica fuera del gabinete no es nueva y en su equipo cercano hay quienes la niegan y la atribuyen a pugnas dentro del gabinete y a sus diferencias con el canciller Luis Videgaray. Pero también algunos colaboradores del hidalguense aseguran que su decisión de dejar Gobernación “para empezar a caminar” en su proyecto político hacia 2018, originalmente estaba prevista para el mes de junio, pasando las elecciones estatales de esa fecha, aunque “ahora podría adelantarse”. Lo cierto es que mientras los rumores dicen que en su lugar podría llegar Aurelio Nuño, tras su cuestionado paso por la SEP, Osorio sigue con su agenda y su actividad diaria, pero es inocultable que se ha visto desplazado por el poder “plenipotenciario” que el presidente Peña le ha dado a Luis Videgaray, quien en su reunión de esta semana en Washington no se habrá reunido con su contraparte, Rex Tillerson, cuyos voceros ni siquiera sabían que estaba en la capital estadounidense, pero, eso sí, el canciller “se entrevistó con el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos”, según informó la SRE en un comunicado. ¿Será que el canciller ya no sólo decide sobre política exterior, sino también sobre seguridad y política interior?... Entre la mucha retórica y los muchos discursos políticos que se escucharon en el Día Internacional de la Mujer, la distancia entre los mensajes dichos por hombres y las palabras de mujeres era notorio. Mientras los políticos varones hablaban de “acabar con el machismo” y repetían frases retóricas sobre “la importancia de las mujeres” (“por algo la ONU creo este día”, diría el Presidente), en los discursos de mujeres había mucho más de reclamo que de celebración. Por ejemplo, la Magistrada presidente del Tribunal Contencioso Administrativo de la CDMX, Jazmín Mossa, no se anduvo con rodeos: “Hoy no podemos hablar de justicia ni equidad para las mujeres… hay muy buenas intenciones y discursos que son respaldados por pocas acciones y, desgraciadamente, por muy pocos resultados. Este día se escucha muy buena algarabía y buena oratoria… pero con discursos no se borran culpas de siglos de sumisión y marginación”, dijo la magistrada en el foro “La Justicia con Esencia de Mujer”. ¿Así o más claro?... Los dados cierran con Serpiente. Semana de altibajos.

sgarciasoto@hotmail.com

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