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El secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, el halcón John Kelly, despejó dudas e interpretaciones y puso en claro el tipo de “colaboración y ayuda” que la administración de Donald Trump quiere para México en materia de combate al narcotráfico: un plan de ayuda militar en el que el Ejército de Estados Unidos y su Departamento de Defensa diseñen y coordinen la lucha contra las drogas en territorio mexicano, con estrategias, bases militares y recursos económicos con los que los estadounidenses coordinen y ejecuten, con el Ejército y las policías mexicanas como “aliadas” y subordinadas, acciones para erradicar plantíos y producción de drogas naturales y sintéticas en nuestro territorio y evitar que lleguen al suyo.
“Creo que un enorme aliado puede ser México, por ejemplo, si le ayudamos a ir contra los cultivos de amapola, si les ayudamos a ir contra los laboratorios de producción y si les ayudamos a ir contra la heroína y las metanfetaminas mientras se mueven antes de llegar a la frontera”, dijo ayer Kelly ante un comité de la Cámara de Representantes de su país. Y para precisar el tipo de “aliado” que quieren, abundó: “Si las drogas llegan a EU, hemos perdido. Y pondré como ejemplo Colombia. El año pasado nuestros amigos de Colombia, nuestros aliados más cercanos en Latinoamérica, erradicaron decenas de millones de plantas de cocaína, incautaron toneladas de cocaína y destruyeron centenares de laboratorios”.
Ese es el tipo de “ayuda” que le ofreció Donald Trump al presidente Peña Nieto en la ya célebre llamada y es el tipo de plan que Estados Unidos tiene en mente para México. A eso se refería el presidente estadounidenses al afirmar, en la multicitada conversación telefónica, que ni el gobierno de Peña ni el Ejército mexicano “pueden” contra los cárteles y los narcotraficantes. Una estrategia así, como la que signó y aceptó desde 1999 el gobierno de Colombia y que lleva ya 18 años en operación, significa aceptar la entrada de mandos y tropas militares al territorio nacional para capacitar, coordinar y dirigir operaciones tácticas y acciones conjuntas con las fuerzas militares y de seguridad mexicana.
¿Es eso lo que negocia el gobierno de Peña Nieto con las visitas del canciller Luis Videgaray a Washington? ¿Lo aceptarían las Fuerzas Armadas mexicanas? y, ¿con qué sustento legal y constitucional se implementaría un plan que supone la entrada de un ejército extranjero al territorio en un esquema de “colaboración”, donde el objetivo no es sólo la seguridad y el combate al narcotráfico en México sino también la seguridad estadounidense y evitar al trasiego de droga a su territorio?
La colaboración de las Fuerzas Armadas mexicanas con el Ejército de Estados Unidos no es nueva y se ha incrementado notablemente desde finales de los años 90 y especialmente a partir del año 2000 en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, cuando, a través de la Iniciativa Mérida, se recibieron no sólo recursos económicos en equipos de inteligencia, sino también aumentó el número de soldados y oficiales mexicanos, tanto del Ejército como de la Marina, que fueron entrenados y capacitados en escuelas navales y militares estadounidenses. Se calcula que más de mil 900 militares mexicanos fueron entrenados en Estados Unidos entre 2000 y 2009, y se cuentan por mil 76 los miembros del Ejército que recibieron capacitación en instalaciones militares del vecino país; se estima que cuatro veces más lo hicieron agentes navales y de la Marina mexicana.
Pero hoy lo que plantea Donald Trump y lo que confirmó John Kelly es llevar la Iniciativa Mérida al siguiente nivel y aterrizarla en un nuevo “Plan México”, similar al “plan Colombia”, con lo que se autorizarían las operaciones militares del Ejército de Estados Unidos, incluidas sus bases operativas en nuestro territorio, ya no sólo para combatir y perseguir el tráfico de drogas sino, como lo hicieron en Colombia, ampliarlo también a objetivos como “lograr la paz” en territorio mexicano y la persecución de “grupos terroristas o subversivos”.
Ayer el presidente Enrique Peña Nieto reiteró que su gobierno está dispuesto a llegar a acuerdos con el gobierno de Estados Unidos y los buscará “con respeto a nuestra dignidad, con todo decoro, y siempre en la defensa de los intereses de los mexicanos”. Y ayer mismo se informaba que Osorio Chong dialogó con Jonh Kelly vía telefónica y pactó un próximo encuentro en la Ciudad de México sobre los “temas de la agenda bilateral”, al mismo tiempo que los secretarios de Defensa y Marina, Salvador Cienfuegos y Vidal Soberón, conversaron también telefónicamente con James N. Mattis, secretario de Defensa de Estados Unidos. La pregunta es si Peña y sus secretarios saben cuál es el plan de colaboración que pretende Trump y que ayer delineó Kelly en la Cámara de Representantes... ¿aceptarán un “Plan Colombia” para México?
sgarciasoto@hotmail.com