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En una extraña coincidencia, en el lapso de la última semana, los dos personajes emblemáticos de la insurrección zapatista de 1994 en Chiapas, el obispo don Samuel Ruiz García y el subcomandante Marcos, fueron reivindicados y absueltos de los cargos penales o de conciencia que se les imputaban. En el primer caso, al obispo indigenista y teólogo de la liberación, lo reivindicó nada menos que el papa Francisco, con la visita a su tumba en la catedral de San Cristóbal de las Casas y una misa que validó las lenguas y diaconados indígenas, herencia de don Samuel; mientras que al líder del EZLN, Rafael Sebastián Guillén Vicente, un juez federal lo liberó ayer de la orden de aprehensión que pesaba en su contra desde 1995, al prescribir los delitos de terrorismo, sedición y portación de armas de uso exclusivo del Ejército, entre otros.
Don Samuel murió hace cinco años, el 24 de enero de 2011, y el reconocimiento papal a su labor a favor de los indígenas y los más pobres en Chiapas, llegó luego de que en vida el obispo de San Cristóbal fuera señalado, acusado y perseguido por la misma jerarquía eclesiástica, que pedía su remoción del obispado chiapaneco, mientras que los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo lo acusaron de promover una “ideología de la violencia”, por su doctrina de la Teología de la Liberación, y de haber conspirado como uno de los autores intelectuales de la guerrilla del EZLN que surgió en su diócesis, y de la que luego sería nombrado como “mediador oficial” en las pláticas de paz con el gobierno.
Por lo que respecta al subcomandante Marcos, alejado de la escena pública en medio de rumores de enfermedad, y que el 26 de mayo de 2014 reapareció en La Realidad, Chiapas, para anunciar la muerte del polémico personaje del pasamontañas y pipa que encarnó por 20 años y que se volvió un fenómeno mundial en una era donde no había internet masivo ni redes sociales, la resolución del juez federal Primero de Distrito de Chiapas sobreseyó las ordenes de aprehensión dictadas contra Rafael Sebastián Guillén y 12 integrantes más del EZLN, acusados el 9 de febrero de 1995 por el presidente Ernesto Zedillo de delitos de terrorismo, apología del delito y sedición, que ya prescribieron.
Tras el fallo judicial, que lo absuelve de los cargos que le imputaban, Guillén Vicente podría reaparecer públicamente y transitar libremente por el territorio nacional. Incluso, si así lo decidiera, el que fuera líder de la guerrilla zapatista podría hacer política, algo que siempre estuvo presente en sus comunicados literarios y críticas desde la Selva Lacandona.
Veremos si la reivindicación y exoneración de estos dos personajes —una por la autoridad eclesiástica y otra por la autoridad judicial— es sólo un tema de coyuntura o si, más allá de la coincidencia en el tiempo, influye en el juicio histórico de estas dos figuras, en su momento polémicas, amadas u odiadas por sus seguidores y detractores, pero que, indudablemente, ya son parte de la historia reciente de este país.
NOTAS INDISCRETAS… Tibia respuesta del director de la CFE, Enrique Ochoa Reza, a la declaración de rebeldía del líder electricista Víctor Fuentes. Mientras el dirigente charro —que se pasea en autos de lujo y contrata a muchachas de buen ver— llamó a los trabajadores a desconocer su autoridad y a boicotear cualquier cambio que él ordene, el señor Ochoa sólo respondió con un tuit en el que dijo que “La CFE y el SUTERM seguiremos trabajando para lograr los mejores consensos” ¿Miedo o cautela?... Con un discurso contra el gobernador Gabino Cué y una campaña en la que busca desligarse de su primer apellido, Alejandro Murat rindió ayer protesta como candidato del PRI al gobierno de Oaxaca. En la Alameda de León, abarrotada con la militancia oaxaqueña y junto al dirigente nacional priísta, Manlio Fabio Beltrones, “Alejandro”, como aparece en su propaganda de campaña, se convirtió en el candidato con el que el PRI aspira a recuperar Oaxaca, luego de un tenso y complicado proceso interno y de que él mismo le pidiera a su padre, el ex gobernador José Murat, mantenerse al margen de su campaña… En Pemex se da por hecho la incorporación de René Curiel en la Coordinación Ejecutiva de la Dirección General, el puesto de mayor confianza para el nuevo director José Antonio González Anaya. Curiel ya fungió en el IMSS como brazo derecho de González Anaya y parece que volverá a tener el mismo perfil en la emproblemada empresa petrolera… Giran los dados. Escalera doble. Buen tiro.
sgarciasoto@hotmail.com