Con todo el peso de la decisión sobre el “gran elector”, Enrique Peña Nieto, el nuevo dirigente nacional del PRI saldrá los próximos días de una terna de políticos que analizan en Los Pinos. La juventud para un “relevo generacional”, perfilado por Peña en su discurso al priísmo, sería Aurelio Nuño Mayer, jefe de la Oficina de la Presidencia; la opción de la experiencia política dentro del grupo peñista sería la de Jesús Murillo Karam, secretario del gabinete; la opción intermedia y de los estados, sería el gobernador de Chihuahua, César Duarte Jaquéz; y la opción de la militancia y el liderazgo priísta sería la de Manlio Fabio Beltrones.

En el caso de Aurelio Nuño, su nombre es asociado al mensaje de Peña en el Consejo Político. Frases como “nuestro partido necesariamente tiene que renovarse” y “es momento de que el PRI regrese a universidades, que despierte nuevamente el ánimo de la juventud”, hicieron que algunos leyeran un inminente arribo de un dirigente joven al priísmo y el influyente jefe de la oficina presidencial saltó a la palestra. “El Presidente lo quiere hacer un jugador importante”, dicen en el gabinete, donde ven a Nuño como el perfil para renovar a un priísmo cuyos votantes envejecen cada vez más y acercarlo al voto joven, hoy antipriísta.

Sin embargo, contra el joven Aurelio pesa la inexperiencia partidista; en su trayectoria sólo aparece una vicecoordinación de Planeación en la fracción del PRI en el Senado y la asesoría del diputado Videgaray en la Comisión de Presupuesto de San Lázaro. Y aunque aparece como “miembro del PRI”, a Nuño no se le conoce militancia activa ni carrera partidista. Hay grupos que lo ven como un “líder joven pero inexperto”, aunque cercano al Presidente. “No se trata de un asunto de simpatía sino de capacidades, de oficio político”, dice un ex dirigente priísta que advierte que Peña debe recordar qué le pasó a Felipe Calderón por mandar al PAN a jóvenes sin experiencia como Germán Martínez y César Nava. “Optar por la inexperiencia llevó al presidente a un profundo desencuentro con su partido que culminó en la pérdida del poder”, añadió el ex líder que pidió anonimato.

La opción de Jesús Murillo Karam es impulsada por el grupo Estado de México que promueve al ex procurador como “la opción de experiencia, militancia y lealtad probada” de Peña para el PRI. Mientras que César Duarte, es la carta de Emilio Gamboa y Peña Nieto la considera al grado que invitó al gobernador de Chihuahua a acompañarlo en su reciente gira por Francia; incluso el Presidente le pidió al chihuahuense quedarse a la cena de Estado aunque no estaba invitado.

La cuarta opción en la mesa presidencial es Manlio Fabio Beltrones, que representa a otra generación del PRI que abandera experiencia y militancia y es el liderazgo real más fuerte en estos momentos del priísmo. Aunque cerca del ánimo personal del Presidente, que le reconoce la operación de sus reformas, Beltrones es rechazado tanto por el primer círculo de Peña —Videgaray, Osorio y Nuño— como por el grupo mexiquense. Con todo, el sonorense es la opción más fuerte para la dirigencia. Su nombramiento significaría un mensaje de apertura e inclusión; su descarte una gran incógnita: ¿qué haría el Presidente a una figura tan fuerte como la de Beltrones?

Por lo pronto nadie sabe en estos momentos por quién optará el “gran elector”; fiel a su estilo, Peña mantiene el hermetismo y el misterio sobre su decisión mientras circulan toda clase de especulaciones e interpretaciones dentro y fuera del viejo partido.

NOTAS INDISCRETAS… La convocatoria en redes para una “marcha nacional contra la privatización del IMSS y el ISSTE” es promovida por ex trabajadores del Seguro que no salieron de la institución con las mejores referencias. Es el caso de Ismael Bautista, despedido por faltista y que obtuvo una jugosa liquidación por la vía laboral. Desde entonces es un feroz crítico del IMSS y se rodeó de otros trabajadores resentidos. En el Seguro, su director, José Antonio González Anaya, insiste en que “no habrá privatización ni para el IMSS ni para el ISSSTE”, y sostiene que cualquier iniciativa de ese tipo tendría que pasar por el Congreso. Por lo demás las quejas de derechohabientes tienen que ver con la falta de medicamentos y la subrogación de servicios a empresas privadas que no siempre tratan con calidad a los usuarios. Veremos qué tanta convocatoria tiene esta marcha pero, más allá de los legítimos reclamos de los asegurados, trae detrás otros intereses… Los dados mandan Serpiente. Falló el tiro.

sgarciasoto@hotmail.com

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