Al concluir la consulta anual entre el FMI y el gobierno mexicano, el comunicado del primero puso énfasis en la importancia de la disciplina fiscal, reconociendo que este año México “navega por un ambiente económico incierto y complejo”.

Los riesgos externos son el proteccionismo y la elevada volatilidad en el mercado financiero.

El esfuerzo que hizo México este año implicó fuertes recortes de gasto y ha causado cancelación y parálisis de muchos programas importantes, para así reducir el déficit fiscal (la diferencia entre los ingresos y los gastos públicos) de 4.1% del producto interno bruto a 3.0%.

Esto, cuando, al mismo tiempo la exportación se ha desacelerado y la inversión pública ha caído. Como quiera, las metas de este año no están en peligro, lo difícil será mantener la disciplina en 2017.

Y es en esa coyuntura que las recomendaciones del FMI son un recordatorio de que no hay margen para desvíos. Aunque reconoce que México está creciendo poco y que ha hecho avances significativos para limitar el endeudamiento público, sus mismas proyecciones muestran que el endeudamiento continuará en 2017.

El mismo Fondo no presenta su estimación de deuda pública como porcentaje del PIB, la meta realmente relevante, y qué bueno que no lo hace. Esto, porque el crecimiento de 2017 puede ser muy inferior al que se estima en el programa oficial.

Primero, porque de entrada se estimó demasiado alto por el gobierno (de 2% a 3%).

Segundo, porque el resultado de la elección presidencial estadounidense, no siendo bien comprendido en México, ya está causando un congelamiento de toda nueva inversión, salvo la que ya estaba siendo desembolsada.

Como esto es previsible, pero no se puede decir explícitamente en un comunicado oficial, especialmente porque aún no sucede nada que contradiga las metas, el Fondo sólo reafirma que hay un compromiso de seguir reduciendo la deuda pública como porcentaje del PIB a 2018. Hay cuatro recomendaciones enfáticas.

Una, se hace una referencia especial a Pemex y a su plan de negocios a 2020, para recordarnos que esta empresa del
Estado sigue estando bajo la lupa, pues de ella depende en gran medida la consolidación de las finanzas públicas sobre la cual México será calificado.

Dos, se hace referencia de gran importancia es a la Línea de Crédito Flexible que el Fondo renovó a México y que representa “un seguro adicional contra riesgos residuales”. En otras palabras, no debería usarse más que en situaciones extraordinarias.

Tres, se recomienda que México haga un uso prudente de las transferencias que le hace el Banco de México al gobierno para reducir su endeudamiento, es decir, no para aumentar su gasto.

Cuarto, más específicamente, se recomienda reducir los subsidios a la electricidad y en todo caso apoyar a los hogares vulnerables con programas de asistencia social.

El FMI deja así un marco claro para que el gobierno siga adelante con su programa fiscal. Estas recomendaciones serán los antecedentes para que, en su caso, se active en algún momento la Línea de Crédito Flexible de 88 mil millones de dólares concedida en mayo pasado.

Las recomendaciones son las obligadas en cualquier revisión anual por el Fondo, pero en esta ocasión y coyuntura, también son una advertencia de que lo mejor que puede hacer el gobierno es mantener la ruta de la disciplina fiscal, con todo y los problemas que México enfrenta.

Analista económico
E-mail: rograo@gmail.com

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