Es el episodio más melodramático de los últimos tiempos. Una auténtica comedia de equivocaciones y farsas. Y es que en esta puesta en escena, uno o varios de los actores han mentido una o varias veces deliberadamente. Si no fuera porque se trata de un asunto muy serio, sería de esquizofrénica risa loca.

A ver: a quién se le ocurrió proponer o aceptar una llamada del presidente Peña Nieto con un dealer de los casinos como Donald Trump. ¿Luego de una primera semana de pesadilla, alguien pensó que el teléfono podría contribuir en algo para negociar cualquier cosa o disminuir la beligerancia con que el troglodita empezó a golpear a México apenas llegó a la Casa Blanca? ¿No había las señales suficientes desde la campaña trompuda? ¿Cómo pudimos ser tan cándidos de —según la versión presidencial— no haber grabado y transcrito la conversación cuando sabíamos bien que ellos sí lo harían?

Pero más aún, Trump y sus halcones han empleado la llamada como un arma letal con un propósito claro: debilitar todavía más al gobierno mexicano. Primero con la filtración a la AP de aquel párrafo escalofriante de Trump a Peña: “Tienen muchos “bad hombres” ahí (…) no están haciendo lo suficiente para detenerlos. Creo que su Ejército está asustado, el nuestro no, así podría enviarlo para que se haga cargo”. Frases en que hasta las comas son amenazantes y que encierran además un insulto de cobardía a nuestros soldados de parte de nuestro extraño enemigo.

Días después de la bomba de AP, una nueva versión de CNN matizó que lo que realmente dijo Trump a Peña Nieto fue: “Ustedes tienen muchos hombres rudos en México, con los que quizá necesitan ayuda. Nosotros estamos dispuestos a ayudarlos (…) ellos tienen que ser puestos fuera de combate y ustedes no han hecho un buen trabajo”. Una interpretación que, sin embargo, reafirma la intención original: el envío de tropas estadounidenses a México; aun cuando digan que todo fue en un tono coloquial. Como si fuera admisible bromear con esas cosas.

Pero, si quedaba alguna duda de la manipulación, apenas este domingo la perversión carcajeante fue restregada en el rostro de los ingenuos: previo al mega rating del Super Bowl, la Cadena Fox transmitió una larga entrevista de Trump con el periodista Bill O’Reilly, quien pregunta: “¿El señor presidente Nieto de México está abierto a la posibilidad de fuerzas de Estados Unidos ayudándolo a combatir a los cárteles de la droga?” A lo que un generoso Trump responde: “Como el muy buen hombre que es él y por ser alguien a quien respeto, yo preferiría que él respondiera eso (…) Pero yo ciertamente le ofrecí ayuda para derrotar a los cárteles de la droga (…) Y pareció muy dispuesto, porque tiene problemas controlando algunos aspectos de su país y yo diría que los cárteles de las drogas son lo primero”.

En resumen, Trump y su gobierno bárbaro ha logrado su propósito: mostrarse como el todopoderoso, listo para invadir el territorio de un vecino inepto y blandengue. En cambio, nuestro gobierno —que al principio negó que el tema se hubiera tocado siquiera— sigue sin informarnos lo que todos estamos esperando: qué respondió Enrique Peña Nieto a las vociferantes amenazas de Trump. La vieja y soberbia tesis de que en este país, salvo ellos, todos somos idiotas.

Periodista.

ddn_rocha@hotmail.com

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