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La coincidencia es angustiosa: pocas veces la amenaza había sido tan grande y nuestro gobierno tan apocado. Si mañana Enrique Peña Nieto hiciera una convocatoria para enfrentar la guerra política y comercial que se nos viene, solo uno de cada diez mexicanos tendría confianza en su liderazgo.
Es una tragedia que, justo ahora, la legitimidad presidencial esté tan diezmada. Según las últimas mediciones, la aprobación del jefe del Estado mexicano ronda 12% (Reforma 18/01/17). Desde que las encuestas de opinión existen, nunca se había observado en México una cifra así. ¿Cómo llegamos hasta aquí?
Hay que regresar dos años y unos cuantos meses para reconstruir la caída. El primer descalabro grave ocurrió entre septiembre y octubre de 2014. Después de la desaparición de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa y el escándalo de la Casa Blanca, el Presidente extravió alrededor de 20 puntos de aprobación.
Un mes más tarde el Partido Republicano ganó las elecciones intermedias para el Congreso de Estados Unidos. Entonces Donald Trump era solo un empresario millonario dedicado al negocio de los bienes inmuebles.
No fue hasta marzo de 2015 que se hicieron públicas sus aspiraciones, pero nadie las tomó en serio. En junio de ese año Trump relanzó su candidatura presidencial con un discurso abiertamente antimexicano. Nos acusó de ser un pueblo con problemas de droga, violaciones y crimen.
Coincidentemente, la desaprobación de Peña Nieto saltó a 60%. Para septiembre de 2015 el fenómeno Trump ya era una amenaza seria y su liderazgo en el Partido Republicano iba en franco ascenso. A mediados de ese mes ofreció un discurso en Dallas, frente a 20 mil seguidores, donde desarrolló la promesa de convertir de nuevo a EU en un gran país: Make America Great!
En ese contexto prometió combatir a la migración ilegal mexicana y propuso construir un muro, similar al que existe entre Israel y Palestina. Entre tanto, la popularidad de Peña Nieto siguió bajando: para noviembre de 2015 el rechazo alcanzó 63% de la población (Consulta Mitofsky).
El 8 de diciembre Donald Trump añadió a la población musulmana en la lista de sus indeseables. Anunció que, de llegar a la presidencia, cerraría de manera completa y definitiva el acceso a EU para quienes profesan esa religión.
En febrero de 2016 la imagen del presidente mexicano mejoró ligeramente, pero se estacionó alrededor de 35%. En contraste, Trump rebasó a sus oponentes dentro del Partido Republicano. Logró sacar de la contienda a Jeb Bush, acusándolo de ser un candidato “con energía baja”, y luego desbancó a Ted Cruz y a Marco Rubio.
La popularidad de Peña empeoró aún más en las mediciones de agosto de 2016. Trump ya tenía un mes de haber sido nombrado formalmente candidato presidencial y sin embargo era todavía difícil prever que ganaría la elección a la demócrata Hillary Clinton.
En septiembre de 2016 las aspiraciones de la campaña republicana encontraron viento a favor. Un momento clave del ascenso fue el discurso que Donald Trump pronunció en Phoenix, Arizona, el 31 de agosto. Ahí profundizó sobre los argumentos de su desprecio hacia los migrantes mexicanos, reiteró el propósito de construir un muro y también anunció su estrategia para combatir a México en el frente comercial. Pocas veces se han dicho cosas tan terribles sobre los mexicanos como esa noche.
Horas antes Trump utilizó a Enrique Peña Nieto como telonero para su show. Cayó casi de sorpresa en México para entrevistarse con el Presidente y la maniobra salió formidable para el magnate. En pocas horas demostró que podía humillar a los mexicanos y, al mismo tiempo, ser recibido como huésped de honor por el gobierno de ese país enemigo.
El golpe fue devastador para el gobernante mexicano. Entre octubre y noviembre, la aprobación de Peña cayó a 25% y es que 7 de cada 10 mexicanos opinaron que la cortesía presidencial con Trump había sido equivocada, sobre todo después del discurso abiertamente xenófobo que el republicano pronunció en Arizona.
En noviembre 8 Trump ganó la presidencia de su país. Un mes después el respaldo popular de Enrique Peña Nieto cayó a 12% y su gobierno está inmerso en una crisis económica marcada por la devaluación del peso, el incremento en el precio de los energéticos y una incertidumbre social angustiosa.
ZOOM: La asimetría en el liderazgo político es preocupante. Trump no solo cuenta con el cargo político más poderoso del mundo; el problema es que Peña ostenta uno de los más débiles del planeta.
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@ricardomraphael