En México aún no tomamos a Donald Trump con suficiente gravedad. A pesar de todo, todavía no lo consideramos suficientemente peligroso.

Parecemos niños suponiendo que lo peor no pasará. Y sin embargo un tuit suyo es capaz de destruir los ahorros en pesos de millones de mexicanos y una declaración desafortunada puede alejar del suelo mexicano inversiones millonarias en dólares.

No es necesario esperar a enero del año próximo para calcular el daño que va a provocarnos. Desde hoy mismo debemos sacar a este personaje de las páginas internacionales de los diarios para cubrir en la sección de política interior los riesgos que representa.

Trump es lo peor que pudo sucederle a México y sin embargo hay quien quiere esconder la cabeza en un hoyo.

Tres ideas insensatas dominan todavía la discusión. La primera dice que Donald Trump enfrentará límites democráticos a su arbitrariedad, cuando trate de actuar en contra de los mexicanos y su país.

Esta idea sería creíble si el proceso electoral en los Estados Unidos se hubiera probado capaz de tal cosa. Trump venció todos los contrapesos que los republicanos le impusieron y luego derrotó sin miramiento aquellos de sus adversarios demócratas.

Hemos de aceptarlo: la nación que se presumía como la más democrática del mundo transcurre por una crisis política severa.

Un segundo argumento inocente es el expresado por el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador. Dice este candidato a la presidencia mexicana que la mejor manera de blindarnos frente a la amenaza que representa Trump es aplicar disciplinadamente el principio de no intervención. Supone que si no nos metemos los mexicanos en política estadounidense lograremos que ese país no intervenga en la política nacional.

Olvida López Obrador que el Estado no solo se compone de territorio y gobierno sino también población.

Cuando 30 millones de mexicanos viven del otro lado del Río Bravo, y por lo menos 11 millones son indocumentados, es imperativo moral y también político involucrarse en todo aquello que nos afecta más allá de nuestra frontera física.

No estamos en la época de la Guerra Fría sino en un enfrentamiento que amenaza con temperaturas muy altas.

El tercer argumento infantil es el del presidente y su gobierno, que todavía siguen soñando con una mágica conversación en lo oscurito para evitarnos todos los males. Una charla estilo toluqueño —con chorizo, crema y buenas tortillas— que permitiría restituir un trato cordial entre buenos amigos distanciados por un malentendido sin trascendencia.

No importa si Trump ya les demostró antes que en ese terreno es más hábil. No escucharon a este señor cuando dijo en Arizona que el amor de los gobernantes mexicanos por su país se contraponía al amor que sentía él por su propia nación.

Para Trump no hay taco de chorizo
que alcance cuando las diferencias son irreconciliables.

Deberíamos ya derribar las taras que nos impiden actuar con sagacidad.

Si Trump amenaza a Carrier para que no deje los Estados Unidos, México debe hacer explicito que aquí recibiremos la inversión extranjera directa ofreciendo la mejor de las ventajas.

Si Mike Pence declara que los mexicanos pagaremos el muro, nosotros tendríamos que desafiarlo negándonos en redondo a cooperar.

Si Trump chantajea con derribar el Tratado de Libre Comercio, México debe llamarse a traición y anunciar que defenderá ese acuerdo en los tribunales de los Estados Unidos y también en la jurisdicción internacional.

Si Trump propone expropiar las remesas, México debe defender con contundencia el patrimonio de sus nacionales.

Si Trump advierte con deportar a los mexicanos, México debe mandar una señal explicita de que los recibiremos de vuelta con los brazos abiertos.

Si Trump se pelea con China o con Cuba, México debe aproximarse a esos países.

Si Trump se distancia de Nueva York o California, México debe considerarlos sus mejores aliados.

Si Trump desprecia al mundo, México debe abrazar su vocación universal.

ZOOM: No son tiempos para permitirnos actitudes ambiguas, cobardes ni timoratas. Abrazar la gigante dignidad de ser mexicano es nuestra principal defensa.

www.ricardoraphael.com

@ricardomraphael

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