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Felipe Capitaine pidió disculpas a nombre de su hijo Enrique durante la segunda reunión que los padres de los agresores sostuvieron con Javier Fernández Gómez, el papá de la víctima.
La intervención quedó grabada:
“Nosotros, aunque no lo creas, siempre estamos pendientes. Desgraciadamente no estamos toda la vida con ellos para tratar de evitar este tipo de cosas. Uno les habla, uno les platica, les da sus experiencias, les pone muchos ejemplos … pero quizá no todos los hijos son iguales, no todos entienden. Nosotros vamos a tratar de tener la mano dura ... Lo que usted dijo se va a hacer (grabar el video) … le pido mil disculpas, entiendo su dolor y entiendo su coraje”.
El padre de la menor violada por el joven Enrique Capitaine insistió con su primera condición: “¡quiero la disculpa grabada en video!”
La familia del victimario se comprometió a enviarla ese mismo día desde su hogar. Pero no cumplió. El violador no tuvo la hombría para honrar su palabra y tampoco la tuvo su padre. Los loros dan loritos.
Apenas entró el mes de mayo y la familia Capitaine subió a un avión para dirigirse a Nevada, en Estados Unidos. Así se usa la mano dura en casa de los Capitaine. Don Felipe premió a su hijo Enrique con un viaje que duró quince días en Las Vegas.
Desde esa ciudad dedicada al juego y la apuesta el muchacho envió todos los días, a través de Facebook, imágenes gozosas de sus vacaciones.
Habrá supuesto que mientras mayor fuera el número de likes, más grande iba a ser el olvido a propósito de su atropello.
El desprecio por el dolor de la víctima no pudo ser peor. Fue entonces cuando Javier Fernández reconsideró acudir ante el Ministerio Público para presentar una denuncia. Antes logró convencer a su hija, quien además de escuchar a sus padres prestó atención a los argumentos de su hermana mayor.
Por esos días Javier Fernández se encontró con Hugo, el papá de Diego Cruz. Quería todavía suponer que la actitud arrogante de los Capitaine no era compartida por las otras familias. En ese encuentro fue donde escuchó uno de los argumentos que mejor explicarían lo que vino después.
“Capitaine es un hombre muy poderoso y una amenaza suya podría ser letal para ti y para tu hija”, aseguró Hugo Cruz.
“Letal” fue la palabra escogida. Curiosa selección cuando pudieron haber sido usadas otras como “peligroso”, “arriesgado”, “inconveniente”.
Acaso el mayor miedo para enfrentar a la familia Capitaine no provenía de la víctima, sino de los otros abusadores sexuales y sus progenitores.
Pregunto a Javier Fernández si tiene pruebas sobre la participación de Felipe Capitaine en actividades ligadas con el crimen organizado.
Responde que no pero le es imposible negar que la sociedad veracruzana —las familias mejor acomodadas— lo tratan como si así fuera y gracias a su dinero, que ostenta a la menor provocación, lo procuran igual a como lo harían con un pariente próximo.
Durante los primeros años ochenta del siglo pasado, Felipe Capitaine fue jefe de ayudantes del gobernador Agustín Acosta Lagunes.
Por aquél entonces no era un hombre que pudiera presumir fortuna. Sin embargo, ascendió vertiginosamente gracias a sus actividades políticas dentro del PRI y también en el PRD.
Fue varias veces presidente de Nautla, municipio ubicado en una región controlada por Los Zetas. Con el tiempo Capitaine se volvería hombre cercano a Fidel Herrera, ex gobernador veracruzano cuyo vínculo con negocios oscuros sigue dando de qué hablar.
Fue Herrera quien nombró al padre del presunto violador como director de Tránsito en el Puerto de Veracruz. Se dice que Los Zetas despachaban dentro de sus oficinas.
Quizá todo lo que se escucha a propósito de Felipe Capitaine sea falso y sin embargo las buenas familias de Veracruz y Boca del Río lo respetan tanto como le temen.
En redes sociales y en los salones de la élite veracruzana hoy resulta más cómodo culpar a la menor con el absurdo argumento de que ella provocó las pasiones más miserables de sus atacantes, en vez de enfrentar a ese poder delincuente, imaginario o real.
Esta historia topa con pared porque tanto la sociedad como el gobierno de Veracruz se han puesto del lado de los victimarios. El muy narcisista del gobernador Javier Duarte está convencido de que se trata de una campaña política orquestada en su contra. (Lo sería sólo si él también fuese socio de Capitaine).
ZOOM: en respuesta a una carta de María Elena Morera, cabeza de la organización Causa en Común, Javier Duarte se lavó las manos diciendo que él nada podía hacer con respecto al caso porque la fiscalía general de Veracruz es independiente. No lo es: hombres como Felipe Capitaine giran instrucciones dentro de esa oficina.
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