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Es probable que para las elecciones del 5 de junio próximo, Joaquín El Chapo Guzmán ya se encuentre en una cárcel de alta seguridad de Estados Unidos.
Sin embargo, no es novedoso que su recaptura tendrá un impacto nada desdeñable en la renovación de 12 gobiernos estatales —previstos para el 5 de junio—, ya que junto con éxitos como la baja en el precio de las gasolinas, la reducción del costo en la energía eléctrica, en telefonía y la reducción de la inflación a los niveles más bajos en medio siglo, serán un paquete electoral harto vendible para el electorado.
Todo ello en medio del fracaso histórico del Partido de la Revolución Democrática que, en no pocos gobiernos estatales, confirma que igual que la izquierda radical —de Morena—, sabe gritar pero no sabe gobernar.
Y si dudan del fracaso de la izquierda del PRD y de Morena, basta recordar que el Partido Revolucionario Institucional recuperó el estado de Guerrero luego de gobiernos fracasados y depredadores que entregaron la entidad y el poder al crimen organizado, hasta llegar a escándalos como el de Iguala y la muerte de los normalistas.
En Morelos, el de Graco Ramírez ha resultado peor que los gobiernos panistas de Sergio Estrada y Marco Adame y peor que el gobierno priísta de Jorge Carrillo Olea, quien cayó por una crisis menor que aquella que hoy enfrenta el Morelos de Graco Ramírez.
Por eso —por el elevado nivel de descomposición de los gobiernos del PRD en Michoacán, Guerrero y Morelos—, las dirigencias del PRD y Morena hacen todo por culpar al gobierno federal de tragedias como la de Iguala y de Temixco. Con un cinismo mayor culpan al gobierno federal —sea del PAN, sea del PRI—, de los fracasados gobiernos en Guerrero, Michoacán y Morelos.
Y por si fuera poco, también en junio próximo la izquierda amarilla será derrotada en Oaxaca, en donde el PRD y Morena son responsables de llevar al poder a Gabino Cué, el peor gobierno que ha tenido esa entidad. En Oaxaca se vive la peor tragedia social en la historia mexicana, ya que millones de niños, durante décadas, han sido obligados a vivir en la ignorancia y la miseria; se les impide el acceso a la escuela. Y claro, de esos fracasos nadie dice nada.
En 2018, la mano de El Chapo. El domingo 18 de octubre de 2015, en el Itinerario Político señalamos que además de haber exhibido las debilidades y corruptelas del Estado todo y del gobierno de Peña Nieto, la fuga de El Chapo había arrastrado una potencial y aventajada candidatura presidencial.
Dijimos: “Para nadie es secreto que el principal golpe político por la fuga de El Chapo lo recibió Miguel Ángel Osorio. Tampoco es nuevo que hasta antes del escape, el titular de Gobernación era punteros en la carrera presidencial”.
Y agregamos: “Lo cierto es que Osorio sigue en el cargo por razones que en política son fundamentales; por la confianza del presidente y porque luego de la fuga Osorio se comprometió —en tanto cabeza del Gabinete de Seguridad— a que llevaría al Chapo de vuelta a prisión. Hoy se sabe que el gobierno federal pisa los talones a El Chapo y que el jefe criminal podría caer en cualquier momento”.
Y, como todos saben, el momento llegó el viernes 8 de enero. La Marina Armada y la Policía Federal capturaron a El Chapo en la ciudad de Mochis, en Sinaloa, luego de un operativo de cinco meses que estuvo coordinado por el propio secretario de Gobernación.
Hoy se sabe que Osorio se jugó una carta de vida o muerte. Es decir, apostó todo su capital político a la captura de El Chapo. Y la jugada resultó redonda para el gobierno federal.
Pero también es cierto que la recaptura de El Chapo no borra ni la gravedad ni el tamaño de las fallas que hicieron posible la fuga. Dicho de otro modo, que mientras no se revierta el sistema de corrupción en todo el sistema penitenciario nada impedirá que los pocos criminales que llegan a prisión —en un sistema judicial también corrupto— compren su escape.
Lo más significativo es que con la recaptura de El Chapo, también regresan los bonos favorables para la precandidatura presidencial de Miguel Osorio, el titular de Gobernación que —en los hechos— había recuperado posiciones en todas las encuestas.
Sin embargo, ya con El Chapo en prisión, se abre otro flanco peligroso para otro de los potenciales presidenciales. Resulta que en 2016 el gobierno mexicano será evaluado en su sistema financiero para detectar y sancionar el lavado de dinero; sistema que depende de la Secretaría de Hacienda. Y dicen los que saben que la evaluación será reprobatoria.
¿Y eso qué tiene que ver con El Chapo?
Casi nada, que mientras buena parte del gobierno federal destinó recursos extraordinarios en la captura de El Chapo —lo cual al final de cuentas dio resultados positivos—, la SHCP de Luis Videgaray no ha hecho nada para debilitar la estructura financiera de El Chapo. Y es que mientras la industria criminal siga boyante en sus finanzas, de poco servirá que los jefes de las bandas sean detenidos.
¿Alguien sabe cuántas casas, cuentas, aviones, autos, relojes… ha incautado el gobierno mexicano a El Chapo? ¿Alguien sabe dónde están los miles de millones de pesos de la fortuna de El Chapo, que es considerado como uno de los más acaudalados del mundo?
Lo cierto es que, guste o no a los políticos, El Chapo también juega en las elecciones presidenciales y en las estatales.
El día después. ¿Qué pasará con El Chapo?
Ya es público que el gobierno federal inició de manera formal el proceso de extradición a Estados Unidos de Joaquín Loera, en donde harán todo lo posible por arrebatarle su fortuna, como parte del proceso al que será sometido. Sin embargo, son muchas las preguntas que aún quedan sin respuesta.
¿Qué va a pasar con las bandas criminales que son desprendimiento del cártel de El Chapo? ¿Quién impedirá que sigan existiendo narcoelecciones, como las que se producen en los estados de Colima y Tamaulipas, por citar sólo dos casos de muchos? ¿Cuál es el avance en el combate a la corrupción al interior de los penales? ¿Cómo se consolidará a las policías municipales, estatales y a la federal para identificar y enfrentar al resto de los delincuentes que siguen en las calles?
¿Cómo se garantizará la integridad, la seguridad y la vida de todos los ciudadanos de a pie que podrían resultar afectados por el reacomodo en las estructuras criminales, luego de la captura de El Chapo? ¿Cambiará, a partir de ahora, la cooperación con las agencias extranjeras?
En efecto, es aplaudible la captura de Joaquín Guzmán Loera. Sin embargo, es apenas el primer paso de un trabajo titánico del Estado mexicano.
Al tiempo.
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