#LaVozDeLosExpertos

Miguel Jorge es autor de un interesante texto “Estas son las 8 leyes no escritas que gobiernan Internet (casi sin darnos cuenta)”, y en esta oportunidad recuperaré dichas leyes para ilustrar algunos de los paisajes que nos dejaron los recientes comicios celebrados en el Estado de México.

La primera ley —Ley Cunningham— es la ley más importante. Su autor fue Steven McGeady, quien se desempeñó como directivo de Intel, y creó la mencionada ley en la  Weekend Competition: Schott’s Law,  espacio donde se invitaba a los lectores a generar nuevas leyes. Esta ley destaca que la mejor manera de conseguir una respuesta a una pregunta en la red, no es preguntando, sino escribiendo una respuesta equivocada. Una de las legiones que simpatiza con Andrés Manuel López Obrador ofreció una de las más interesantes respuestas de por qué Morena perdió las elecciones en el Estado de México: “porque hackers rusos fueron contratados por el gobierno corrupto para intervenir en las eleciones a la gobernatuda (sic) del estado de México”.

La segunda ley -de Poe o tiranía de los emoticonos- derivó de una página web  cristiana, en medio de un debate sobre el creacionismo, al cual Nathan Poe incorporó el siguiente comentario: “Sin un emoticono que guiñe un ojo o alguna otra muestra clara de humor, es completamente imposible parodiar a un creacionismo de tal manera que alguien no lo pueda llegar a confundir con uno de verdad”. Al respecto Miguel Jorge ofrece esta explicación “si no lo indicamos claramente, en los acalorados debates en los que intentamos cambiar el mundo cada día, resulta imposible distinguir entre una postura ideológica extrema o la propia parodia de esa misma postura”. En días pasados, simpatizantes de Josefina decidieron incrementar su terrorismo verbal a través de Facebook. Más allá de las elementales respuestas que ofrecí a sus ocurrencias —que no argumentos— doblegué a mis detractoras al incorporar simpáticos emoticonos. De inmediato me transformé en un sujeto amigable. La Ley de Godwin —otra vez con los nazis— derivó de Usenet, en 1990. Mike Godwin, quien fue miembro del equipo de la EFF, promulgó que: “a medida que una discusión en línea se alarga, la posibilidad que aparezca una comparación a Hitler o a los nazis tiende a uno”. En las redes el fanatismo de las feligresías, de partidos o candidatos, excluyendo por supuesto a los bots, supera, y por mucho, la estoica obstinación de los Testigos de Jehová. El mejor recurso para evadir eternas polémicas es invocar a Hitler.

La cuarta ley es la regla 34, o como el porno ya estuvo allí; es decir, “si existe, ya hay pornografía de ello”. Y precisamente, versiones de la nueva imagen de Josefina Vázquez Mota, con retoques de cirujanos y Photoshop de por medio, trascendieron al señalado mercado (Josefina X). El origen de esta ley —refiere Jorge— es curioso: “En el año 2003 surgía un webcomic bajo el título de “Regla 34. Siempre hay porno de ello” que surgió para describir la conmoción que sufrió el autor al enterarse de que los adorables Calbin y Hobbes contaban con su propia versión XXX”.

La quinta ley corresponde al llamado Efecto Streinsand, porque a veces es mejor estar callado. En 2003, Barbra Streisand exigió a un fotógrafo retirar una foto aérea de su casa en una costa de California. Como resultado, Internet elevó a la categoría de meme aquella fotografía. Todo aquel que intente censurar u ocultar información en la red, acaba consiguiendo lo contrario. Por supuesto cada uno de los videos que el INE del Estado de México ordenó retirar —tan celoso de su deber tratándose del candidato del PRI— fueron reubicados en YouTube.

La sexta Ley —de Pommer o de la sabiduría de Internet— establece que “La opinión de una persona puede cambiar después de leer información al respecto en Internet. La naturaleza del cambio es tal que se pasa de no tener opinión, a tener una opinión equivocada”. ¿Qué decir de todos aquellos entusiastas internautas que difundieron los resultados de una encuesta que John Ackerman —entusiasta promotor y catequista de AMLO— atribuyera a Roy Campos, quien se vio en la necesidad de desmentir a Ackerman. Rod Pommer presentó la referida ley en 2007, en rationalwiki.com . La séptima ley —de Danth—, o el “orgullo” de ganar una discusión, resulta aplicable a cada uno de los equipos de campaña de los candidatos al gobierno del Estado de México.

Por último, la Ley Lovejoy, o por el amor de dios, pensemos en los niños. Retomada de Los Simp- sons, como táctica retórica cuando no tenemos nada más que argumentar... Y sí, después del retorno a la obsesión priista setentera de “carro completo”, solo nos queda preguntarnos: “¿Es que nadie va a pensar en los niños?”

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