Carlos Slim es el multimillonario mexicano más mediático. A menudo, el empresario sale fotografiado lo mismo al lado de presidentes, ex presidentes y políticos que de hombres de negocios, fundadores de startups o periodistas de grandes ligas, como su amigo Larry King.
Tampoco es improbable encontrarlo en el metro de Nueva York enfundado en su playera de los Yankees –su equipo de béisbol favorito– o del brazo de su amiga, la actriz Sofía Loren, en alguna de sus fiestas de cumpleaños. Slim es, pues, lo contrario a los dos ultrarricos mexicanos que le siguen en el ranking de Forbes, Alberto Baillères y Germán Larrea, quienes evitan los reflectores a toda costa y evaden, cuanto pueden, las fotos y a los medios de comunicación.
Por eso cuando el magnate de origen libanés comenzó a invertir en el New York Times (NYT), en el 2009, nadie dudó
que esa inversión crecería con el tiempo hasta convertirse en el principal inversionista individual del influyente tabloide estadounidense.
Hace casi un par de años escribí que Slim había pasado de ser considerado un ‘barón ladrón’ (sic) para el NYT a uno de los multimillonarios más respetados y menos escudriñados por el rotativo estadounidense, propiedad de la familia Ochs Sulzberger.
Esto, luego de que en 2009 el propietario del emporio de telecomunicaciones América Móvil invirtiera 250 millones de dólares, a manera de préstamo, a la familia fundadora, y después de que en enero del 2015 ejerciera su derecho de compra de una participación mayor, lo cual lo posicionó como el accionista individual más grande del diario, con 16.8% de sus acciones.
Esto viene a cuento porque el viernes pasado el candidato republicano Donald Trump acusó a Slim de tratar de ayudar a la demócrata Hillary Clinton a ganar la elección presidencial en Estados Unidos, tomando ventaja de su ‘importante’ posición como accionista del diario.
Estas declaraciones se dieron luego de que el Times difundiera reportajes sobre presuntos comportamientos inapropiados de Trump hacia dos mujeres.
A mediados del año pasado, Slim y Trump tuvieron su primer exabrupto tras los comentarios racistas del empresario estadounidense hacia los mexicanos, los cuales ocasionaron la cancelación de un programa de Ora TV, empresa productora fundada por Slim y el presentador Larry King, con una de las firmas de Trump.
El señalamiento de Trump también tiene que ver con que Slim es uno de los donadores de la Fundación Clinton y ha aportado entre 250 y 500 mil dólares, según el Wall Street Journal. Arturo Elías, portavoz de Slim, dijo que las acusaciones “son falsas” y mencionó que las contribuciones de Slim a la Fundación Clinton es un asunto de interés público.
¿Tiene Carlos Slim injerencia editorial en el Times al ser el mayor accionista individual con derecho limitado de voto en la junta directiva del diario? La respuesta es que no, como tampoco la tiene Jeff Bezos, dueño del Washington Post, el diario que hace unos días prácticamente echó abajo las aspiraciones presidenciales de Trump tras la publicación de un audio en el que el candidato republicano se refiere a las mujeres como “objetos sexuales”.
La otra pregunta es si Slim tiene un conflicto de interés por ser accionista del Times, diario que cubre la información de sus empresas y da seguimiento a los asuntos relevantes del magnate mexicano. En enero del 2015 escribí que desde el 27 de agosto del 2007, cuando en una editorial se le calificó como un ‘barón ladrón’, hasta la fecha, el NYT había publicado un total de 568 textos en los que se mencionaba a Slim, de los cuales ninguno escudriñaba en torno al incremento de su riqueza, su preponderancia en el negocio de telecomunicaciones en América Latina, la ‘megamulta’ que se le impuso a Telcel en el 2011 y otros asuntos relevantes.
Sin embargo, en agosto pasado el NYT publicó un incisivo reportaje sobre cómo se le han desalineado los astros tras las regulaciones aplicadas a sus empresas de telecomunicaciones en México: “Carlos Slim tiene un nuevo rival: el mismo Estado que le ayudó a crear su fortuna”.
Así se escribe otra página en la vida de Carlos Slim, el multimillonario mexicano más mediático.
DUARTE BUSCÓ NOTARIOS. Quién sabe si a estas alturas el gobernador con licencia de Veracruz, Javier Duarte, está en su estado natal, en Puebla o fuera México, lo que puedo confirmarle es que hace unas semanas buscó con urgencia a notarios para ceder sus derechos y que el despacho que lleva sus asuntos fiscales pueda arreglárselas solo. Su esposa, Karina Macías; su cuñada, Mónica Ghihan Macías Tubilla; y su concuño, José Armando Rodríguez Ayache, hicieron lo mismo.
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