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Fueron tantas las afrentas de la CNTE, tantos los chantajes y las corruptelas de algunos de sus líderes charros, que el discurso de la reforma educativa siempre fue el de la confrontación: O te evalúas o te corro.
El discurso ríspido no fue para menos, las agresiones las ha sufrido la mayoría de la sociedad, más en Oaxaca, más en Guerrero, Michoacán o Chiapas, donde un maestro es un elemento social con peso político suficiente para influir en casi cualquier decisión del gobierno y poco o nada importa dejar a una niñez sin educación.
El martes, en Oaxaca, aventaron huevos contra trabajadores del IEEPO que pernoctaban en el hotel Casa de Adobe, los sacaron a patadas y de nuevo, los humillaron, por esquiroles, por traidores, por ser “parte de la dictadura”, así de ridículo el discurso, pero al mismo tiempo, así de contagioso.
Dejando al hígado por la paz, la reforma, concretamente el tema de la evaluación, se hubiese vendido mejor como un derecho más que como una obligación. Pensemos: si un maestro reprueba, el Estado tiene la obligación de capacitarlo para que pueda pasar el examen el siguiente año, la evaluación es entonces el derecho a una capacitación efectiva, ¿mejor el discurso, no?
¿Qué hubiera pasado si al menos los dos primeros años la evaluación hubiera sido voluntaria con beneficios para los evaluados?, ¿si el que se evaluaba tenía mejores prestaciones, un bono, una palomita en el expediente?... Tal vez no viviríamos un estallamiento de esta magnitud y la reforma poco a poco se hubiera implementado, algo así como lo que pasa con la otra reforma, con la energética. Pian pianito. Paso a pasito.
¿Si a los líderes charros y corruptos, del CNTE o el SNTE, los metían al bote antes de los trancazos y casi al mismo tiempo que a los gobernadores corruptos del PRI, del PAN o del PRD?... Voilá: Legitimidad.
Pero se pensó con el hígado y compramos el discurso belicoso, ganó la desesperación.
El peor escenario se mira cercano: Ni se aplica la reforma en algunos estados, ni se puede negociar nada y el gobierno mexicano termina humillado ante otro chantaje. Las urnas cobran. Todos pierden.
Si hay un as bajo la manga, el mago podría terminar siendo presidente… Pero no se ve de dónde saldrá el truco.
DE COLOFÓN. Siete policías federales perdieron la vida en el último año, ayer recibieron la Condecoración Caballero Águila, vale poco o nada ante vidas humanas pero, ¡Gracias por servir y proteger a México!