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Aunque digan que arranca la segunda parte del gobierno con “muchas ganas y más fuerza”, lo que quedó claro ayer es que este sexenio ya piensa en el que sigue. Aunque aún faltan 3 años en el calendario, pero políticamente el Presidente mueve ya su baraja rumbo a 2018. Y por ello los nombramientos de Aurelio Nuño en la SEP y de José Antonio Meade en Sedesol.
Es lógico: hay que echar a correr nuevos caballos, a ver si agarran velocidad. Los que se veían —quizá todavía, en política uno puede morir y renacer— Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio están desgastados. Era necesario, mucho más porque en los demás partidos ya están apuntadísimos.
Qué decepción la de ayer. Dirá usted que soy inocente o quizá demasiado optimista, pero yo sí albergaba una esperanza, aunque fuera chiquita de que el tan esperado cambio de gabinete (que tardó mucho) sí marcaría un cambio de rumbo, una —aunque fuera pequeña— autocrítica.
Lo de ayer no fueron cambios en el gabinete, fue un juego de las sillas.
El mismo Enrique Peña Nieto lo dijo en su discurso que creo que debe leerse más allá de lo cortés que siempre es, de lo cuidadoso de las formas. Para él, todos han hecho un gran trabajo. Punto. Las razones de mover al gabinete son rumbo a la sucesión, nada más.
A Enrique Peña Nieto no le gustan los cambios; no usa a su equipo como fusible para protegerse. El equipo está prácticamente intacto. Empezando con que los dos pilares del gabinete: Luis Videgaray (Meade es uno de sus mejores amigos; Nuño comenzó a trabajar con él y así llegó con EPN… aunque ya desarrolla su carrera solo) y Miguel Ángel Osorio Chong (reafirmado como jefe del gabinete ayer al ser instruido por el Presidente a acompañar a todos los cambiados). Ruiz Massieu y Rosario Robles —quien estaba bajo fuego, pero el Presidente la quiere bien— cambian de cartera; Aurelio Nuño sale a encabezar posiblemente la única secretaría cuya reforma podría dar resultados. Rafael Pacchiano es una cuota del Partido Verde (empezó en Conade…) Enrique de la Madrid ya estaba en Bancomext; ahora estará en Turismo.
A Jesús Murillo Karam se le hizo realidad su tan famoso #YaMeCansé. Pidió irse. Chuayffet (quien mal recordará sus incursiones en el gabinete) se va en gran parte por enfermedad.
Quizá al único que sí corrió fue a Monte Alejandro Rubido. Y bueno, eso después de que —nada más— se le escapó El Chapo Guzmán y luego hizo un gran papel elogiándolo por inteligente y hábil. Renato Sales sí ha dado resultados.
¿Y Gerardo Ruiz Esparza? ¿Ildefonso Guajardo? Ahí siguen. José Narro no llegó.
Llega José Calzada, quien ayer amaneció como gobernador de Querétaro y durmió como secretario de Agricultura. Es cercano al Presidente. ¿Podrá crecer y volverse también presidenciable a pesar de perder su estado a manos del PAN?
¿Por qué mover a Claudia Ruiz Massieu si estaba haciendo un gran trabajo en Turismo? ¿Qué experiencia tiene la integrante del clan Salinas en el área diplomática? Bueno, tienen algo en común: ambos son puestos en los que se viaja mucho. Cosas de la vida: su pasión original ¿eran? los derechos humanos.
Nuño, el nuevo “nene consentido”. A inicios de este sexenio Aurelio Nuño decía que, como sabía que era muy joven para ser secretario de Estado, su objetivo era estar lo más cerca posible del Presidente. Pues ahora tiene las dos. A sus 36 años será uno de los secretarios más jóvenes de Educación en la historia.
El tema no le es lejano; de hecho ninguno del gobierno lo es. Pero la educación sí es uno de los temas favoritos de este politólogo de la Ibero y maestro por Oxford (una de las mejores etapas de su vida, por cierto), donde estudió bajo Alan Knight en Estudios Latinoamericanos.
Es Aurelio IV, tiene el mismo nombre que su padre, abuelo y bisabuelo. El único hijo del matrimonio Nuño-Mayer, quienes se divorciaron cuando era muy chico, creció en un ambiente de grandes retos intelectuales con su madre antropóloga, Leticia y su padrastro, Roberto Varela, quien fue jesuita (antes de casarse con su madre, obvio). Tiene tres medios hermanos de su padre: Isabel, Andrés y Ana.
Ahora que le tocará anunciar el nuevo modelo educativo, ¿será constructivista? Él estudio en una primaria así, la Manuel Bartolomé Cosío. Secundaria y prepa fue en el Instituto de Humanidades y Ciencias.
Apasionado de la historia; admirador de Emiliano Zapata. Su bisabuelo, Francisco, estuvo en la Revolución con él y fue su coronel (luego carrancista y obregonista).
Y sí, ya ganó una elección: la de presidente de la sociedad de alumnos de la Ibero en el 2000. Elecciones competidas, la balanza se inclinó por 2 votos. Su planilla se llamaba “Binomio”. Su slogan era una frase marxista: “Pensar la acción y actuar el pensamiento”. Empezó a trabajar con Enrique Jackson, ahora diputado; se lo presentó José Carreño. Luego buscó a Videgaray: quería aplicar sus tesis al gobierno.
Sí lee. Su escritor mexicano favorito es Sergio Pitol. Todo el día toma café y coca de dieta (no le gusta el sabor de la regular). Le encanta Mozart, pero también The Cure y Soda Stereo. Baila mal. Le va a los Pumas; jugó de los 4 a los 20 años futbol. Terminó de medio.
En la parlamentaria del PRI, dijo que la reforma más importante era la educativa… la que le toca implementar ahora a él.
Meade: un economista y abogado a Sedesol
Es interesante: no es ni priista. O no lo era hasta hace poco. Hace unos días a muchos sorprendió que estuvo presente en la toma de posesión de Manlio Fabio Beltrones. ¿Clara señal?
Meade tiene buenas credenciales, abogado por la UNAM y economista por el ITAM, tiene 46 años y una maestría en Economía por Yale. Fue secretario de Hacienda en el sexenio de Felipe Calderón; tiene interlocución política. Es la cuarta secretaría que encabeza: Energía, Hacienda, Relaciones Exteriores y ahora Sedesol.
Su trabajo más bien ha sido económico y así se lee su nombramiento. Estuvo en Hacienda años antes de encabezarla; fue secretario adjunto del IPAB, director de Banrural y de planeación financiera de la CONSAR. En algún tiempo coordinador de asesores de Agustín Carstens.
Su padre, Dionisio Meade y García de León, fue diputado y también ocupó varios cargos en la Secretaría de Hacienda. Fue subsecretario de Enlace Legislativo cuando Carlos Abascal Carranza era secretario de Gobernación. Su mamá: la pintora María Kuribreña. Su abuelo fue el escultor José Kuri.
Está casado con Juana Cuevas, quien combina su profesión de economista con la pintura.
Durante sus estudios en el ITAM coincidió con Luis Videgaray y Virgilio Andrade.
En su declaración patrimonial declaró tener un auto Honda Fit 2007, un terreno de 250 metros cuadrados.
Ojalá y él sí decida hacer más políticas y acciones por las personas con discapacidad que están bajo su responsabilidad. Es un tema para el que es especialmente sensible.
katia.katinka@gmail.com
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