En medio del estruendoso México violento, exacerbado por el asesinato del periodista Javier Valdez, por un momento olvidamos la batalla política que está por definirse en el Estado de México; a estas horas el pronóstico de resultado electoral es incierto. Se habla de un “volado” —águila o sol— entre El Delfín y La Delfina, porque Josefina no camina.
A dos semanas del domingo 4 de junio, La Maestra Elba Esther Gordillo agita las aguas desde su prisión hospitalaria. Opera un plan maquiavélico para vencer a su mejor enemigo.
Elba Esther quiere venganza; actúa al calor del rencor contra Enrique Peña Nieto, quien la mandó a la cárcel hace cuatro años y dos meses. Maquina la forma de cobrarse el mayor agravio de su larga vida y juega a la política tenebrosa con reloj en mano... tic, tac, tic, tac...
La Maestra afila garras y dagas para hundirlas sin piedad en el corazón presidencial usando la mano “morena” de la Maestrita Delfina. Está dispuesta a aliarse con el mismísimo “demonio”, encarnado por López Obrador, bajo una vieja premisa mafiosa: “…tus enemigos son mis enemigos”.
Se juntan el hambre con las ganas de comer, poder y joder…
El apoyo de Higinio Martínez (demasiado influyente ante la ex alcaldesa de Texcoco) y el visto bueno de los “curas” del “pueblo”, tampoco sobran para hacer “palillos” del árbol tricolor.
Es mentiroso lo que dice Fernando González, yerno de la prisionera; detrás del apoyo a la candidata de Morena hay algo mucho más profundo que solo simpatía y solidaridad gremial; hay sed de revancha para aniquilar al PRI en el Estado de México, y de paso apoyar el proyecto de nación impulsado por Andrés Manuel rumbo a 2018.
Una vez más, Elba Esther busca su conveniencia más allá de cualquier cosa, y de paso “purificarse” con la bendición de El Mesías Tropical; puro pragmatismo que pone al “sistema” en jaque.
Para lograr su propósito, la maestra Gordillo opera con Rafael Ochoa (quien fuera su mano derecha) y el propio Fernando González, ex subsecretario de Educación Básica, cuando el sindicato de maestros tenía pleno control de la SEP (por cierto, siendo Josefina Vázquez Mota la titular del despacho). Ellos saben cómo hacerlo. Llevan lustros movilizando profesores y utilizando la maquinaria del sindicato magisterial como instrumento electoral. No olvide que en el feudo de la ex todopoderosa maestra Gordillo comenzó la rebelión que costaría a Roberto Madrazo quedar en tercer lugar en la elección presidencial del 2006, ganada a “penitas” por Felipe Calderón, respaldado por doña macabra.
Es cierto que Elba Esther hoy no ostenta el pleno control sindical, aunque también es verdad que el líder del SNTE, Juan Díaz de la Torre, no ha terminado de cortar el cordón umbilical con su mentora. En plena batalla por el Edomex, el mandamás del magisterio oficialista seguramente habrá de decantarse a favor del PRI y el gobierno que lo encumbró tras la caída de La Maestra, sin embargo parece que eso será insuficiente pues Elba Esther aun mueve los hilos de la sección 36 del SNTE mexiquense, donde una intensa “cargada” de profesores podría derramar algo así como 250 mil votos que a estas alturas valen oro para inclinar la balanza a favor de la candidata de El Peje, si es que la elección no termina por definirse en tribunales y tiempos extra.
La ex dirigente magisterial tiene además una fuerte influencia sobre la base del Partido Nueva Alianza (Panal) coaligado formalmente al PRI, cuyos seguidores suelen simpatizar con el proyecto político de López Obrador.
A 16 días de la elección, Los Pinos, el PRI y su candidato, Alfredo Del Mazo Maza, andan muy nerviosos; sufren calambres ante la rebelión de los espíritus “macabrones” que parecían conjurados.
EL MONJE LITIGANTE: Dos de tres le ha ganado Elba Esther a la justicia federal. Tras la cancelación del segundo juicio por fraude fiscal, a la profesora resta librar la acusación por lavado de dinero. Será el asunto más complicado porque no es impensable que la pesada mano del gobierno se encargue de presionar para que la señora Gordillo permanezca a la sombra el mayor tiempo posible. Por eso a La Maestrota le urge que gane La Maestrita, y detrás de ella, “el padrino” que le mece la cuna.
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