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Roberto Sandoval es un tipo de cuidado. Su habilidad para rodearse de pillos y de verdaderas fichas negras como incondicionales, no es algo que deba omitirse.
Durante casi un sexenio, el gobernador de Nayarit pasó casi tan desapercibido como su estado en la escena nacional. La discreción con que los asuntos nayaritas se mueven en el día a día hicieron pensar que todo iba bien… hasta que salió mal.
Sandoval casi la libra en tiempo y forma, pero a punto de llegar a la otra orilla su barquito de papel hace agua, golpeado por el iceberg de la corrupción, la impunidad y la delincuencia organizada al amparo del poder.
Primero fue Édgar Veytia, alias El Diablo, quien cobraba como fiscal general, está preso en Estados Unidos por probables vínculos con el Cártel de Jalisco Nueva Generación en el tráfico y distribución de drogas duras.
Un reportaje de Silber Meza, periodista colaborador de la organización social “Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad” (MCCI), saca más ropa sucia del gobierno de Nayarit; exhibe la existencia de La Hermandad, una pandilla de servidores públicos comandada por Gianni Ramírez, secretario de Obras Públicas, quien puso en marcha una hábil estrategia para asignar contratos a empresas fundadas por él y sus empleados, Fred Alberto Bernal Aguirre y Luis Arciniega Alvarado.
Las empresas constructoras (varias de ellas a nombre de familiares de los funcionarios señalados) consiguieron adjudicarse al menos 15 contratos por 120 millones de pesos. Una y otra vez, Gianni Ramírez y compinches, se pasaron por el arco del triunfo la Ley de Servidores Públicos para beneficiarse con el dinero del presupuesto de la entidad.
Roberto Sandoval se deslindó de inmediato de El Diablo Veytia, pero sobre La Hermandad, ha guardado sospechoso silencio.
Curiosamente, el ex fiscal, y el tal Gianni Ramírez, son los dos únicos colaboradores que se mantuvieron al lado de Sandoval desde sus épocas de presidente municipal de Tepic, por lo que resulta sospechosa su ignorancia sobre lo que hicieron y deshicieron esos “hombres de confianza”.
En el mejor de los casos, la falta de atención coloca al mandatario nayarita como un sujeto ausente, disperso y de moral distraída; como un gobernador que no gobierna, ni ejerce autoridad para poner a los “suyos” en orden, aunque pretenda taparle el ojo al macho prometiendo investigaciones a fondo.
Como sea, cae sobre su cabeza una sombra de probable complicidad, por omisión dolosa o ignorancia supina.
Este cuento pinta más colorado que colorín.
En tierras nayaritas se gesta un movimiento que exige a la PGR investigar el enriquecimiento inexplicable del gobernador Sandoval, quien pasó de tablajero a político pudiente.
Roberto Sandoval se suma a la lista de aquellos que en su momento fueron presumidos como los rostros del nuevo PRI, igual que los Duarte, en Veracruz y Chihuahua, su tocayo Borge, en Quintana Roo, y Rodrigo Medina, en Nuevo León.
Roberto Sandoval —dicen que al borde del infarto— parece ser parte de una casta de “mirreyes”, y en política lo que parece suele ser.
Lo ocurrido en Nayarit confirma que en pueblo chico también hay ratas grandes.
EL MONJE NEGATIVO : Antes de que el gallo cante tres veces, Luis Videgaray niega, también tres veces, sus aspiraciones presidenciales; no, no, no; nada, nada, nada; no con el PRI, menos como independiente o con algún otro partido. Y ya entre dichos, el canciller responde al secretario de Seguridad Interior, John F. Kelly, quien advierte consecuencias negativas para EU si la izquierda gana la presidencia de nuestro país. Los mirones son de palo, da a entender Luis Videgaray al general Kelly, el secretario de Seguridad Interna de Estados Unidos “México es para los mexicanos”… aun cuando en el fondo el corazón Videgaray pueda estar de acuerdo con el hombre de Washington.
@JoseCardenas1
josecardenas@mac.com