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¿Qué hay detrás del desprecio de Hillary Clinton a la invitación del presidente Peña Nieto para visitar Los Pinos?
La aspirante presidencial demócrata no viene porque no le interesa, no lo necesita ni le conviene cuando tiene en la bolsa 7 de cada 10 votos latinos; no le significa rentabilidad electoral.
Al mismo tiempo, la señora Clinton hace patente su rechazo al exagerado trato de jefe de Estado otorgado por el gobierno mexicano a su odioso rival republicano; pinta su raya con desdén.
En la dinámica política también aplica la tercera Ley de Newton: a toda acción corresponde una reacción de igual magnitud, pero en sentido contrario; Hillary no aceptará visitar Los Pinos antes de las elecciones presidenciales de noviembre y con el rotundo “no” saca ventaja de las críticas demoledoras por el “error” de Peña Nieto.
De modo aliterado viene a cuento referir el comentario de Jesús Silva-Herzog Márquez, para quien la decisión de recibir a Trump fue estúpida, vista y leída como una agresión que ofendió a los mexicanos, sobre todo a los que viven en Estados Unidos, víctimas de odio y violencia verbal del pendenciero bienvenido por el Presidente de México.
Pregunta el periodista Joaquín López Dóriga: quienes operaron la visita de Trump ¿pudieron haberla condicionado a la aceptación de Clinton?
Según las últimas encuestas en Estados Unidos, la contienda electoral está técnicamente empatada.
La eventual victoria de Clinton no debería representar un peligro para México del tamaño que sería el triunfo de Donald Trump, pero al igual que el republicano, ha mostrado intenciones de renegociar el Tratado de Libre Comercio, una de las motivaciones que, por temor exacerbado, condujeron a la invitación del magnate, la semana pasada.
Con la abanderada del Partido Demócrata no existían roces ni distanciamiento, que se abrió de manera innecesaria con una decisión equivocada que no arrojó nada bueno.
La relación del régimen peñista con la candidata demócrata está dañada; de acuerdo, pero si logra la victoria ya habrá modo de “pegar” la taza rota, si gana el otro viene una bronca de graves consecuencias, sin remedio.
Sume a todo lo anterior que por los afanes desbordados de vacunar a México, y falta de estrategia diplomática, México ha quedado peligrosamente implicado —por ambos candidatos— en el proceso electoral estadounidense. Daño colateral ha sido una crisis profunda y la grieta que se abrió en el gabinete peñista al confrontar al incondicional Luis Videgaray —arquitecto del encuentro con Trump— con Miguel Ángel Osorio Chong —opositor a la visita— y la canciller Claudia Ruiz Massieu —ignorada en el proceso.
No cabe duda, cada mal tiene su peor.
EL MONJE RACIONAL: La sociedad está agraviada y exige la verdad detrás del diálogo privado que sostuvo Peña con Trump… ¿y también recomienda un ramo de rosas rojas para la señora Clinton… por si las dudas?
@JoseCardenas1
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