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No se trata de insistir en aquello de las ‘normales’ rurales como escuelas formadoras de guerrilleros y docentes disidentes; ya es mucho sobar que los ideales radicales que ahí germinan fueron sembrados por la lucha de figuras legendarias como Lucio Cabañas o Genaro Vásquez Rojas, en los años setenta. Tampoco viene al caso recalcar que en estos tiempos las ligas entre Los Rojos, Guerrero Unidos y demás narcobandas, han hecho cómplices a algunos alumnos de la ‘normal’ de Ayotzinapa.
No, ya no.
Ahora las ‘anormalidades’ de los ‘normalistas’ que se forman para convertirse en maestros líderes de las comunidades rurales se expresan de manera violenta.
Por ejemplo, en Michoacán (donde nació, en Tacámbaro, la primera de las normales rurales durante el ‘obregonismo’), los aspirantes a maestros cierran caminos, vandalizan transportes, asaltan cajeros bancarios, rompen el orden social, siembran desconcierto y temor, y hasta secuestran autoridades, como fue el caso de Alfredo Lucio Ríos, jefe de policía del municipio de Chilchota, retenido por normalistas enfurecidos por la detención de otros normalistas enfurecidos que habían participado en bloqueos ‘normalizados’; si no soltaban a los presos, el mando policial sería incinerado. El comandante Ríos sigue vivo tanto como el conflicto, que anoche escaló por la retención de otros cinco policías municipales en la comunidad de Arantepacua, municipio de Nahuatzenal. Los normalistas exigen la liberación de 31 consignados ante el juez por delitos graves, quienes para ellos son presos políticos.
A pesar de la violencia desatada, el gobernador Silvano Aureoles insiste: la ley no se negocia. ¿Nos miente? Hay mucho trecho entre lo dicho y lo hecho.
¿La violación de la ley y la debilidad del gobierno en aplicarla es normalidad en el mundo de las anormalidades?
Esta es la última fotografía del conflicto normalista en Michoacán donde los estudiantes demandan al gobierno pase automático a la educación gratuita, después, empleo perenne en el magisterio estatal sin evaluar capacidad y vocación docente. Si hay un millón de maestros, debe haber un millón de ‘plazas’. Y cuando haya cinco millones de maestros, debe haber cinco millones de plazas inamovibles, perpetuas, heredables y negociables.
Poco importa la calidad educativa. Todo empieza y termina en el privilegio de la estabilidad laboral sólo por haber egresado de un sistema pedagógico por el cual muy pocos apuestan un devaluado peso.
EL MONJE FUMIGADO: Receta para acabar con la plaga de cucarachas y otras alimañas, en la CDMX. 1, Nunca salga a la calle sin celular o cámara fotográfica. 2, espere a cazar la imagen del primer asalto que encuentre. 3, cuide que no le vayan a robar a usted. 4, cuente hasta diez y mande de inmediato las imágenes logradas al portal que más confianza le tenga. 5, espere paciente a que cuaje el potaje para que, cuando menos una o dos ‘cucarachas’ ya no puedan caminar… en libertad para gloria de @ManceraMiguelMX.
@JoseCardenas1
josecardenas@mac.com