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A catorce meses de la elección presidencial, retiembla en su centro el PRI; números rojos colocan al partido gobernante en ruta del abismo y la debacle.
Datos de encuestas recientes (EL UNIVERSAL, Reforma, Consulta Mitofsky) muestran no solo la caída histórica de la popularidad presidencial, sino el desprecio ciudadano por el desgastado partido tricolor que se desinfla —con todo y sus presidenciables; por primera vez no encabeza las preferencias electorales.
El pánico partidista a terminar despojado del poder se expresa en los navajazos del líder Enrique Ochoa, quien acusa a López Obrador de farsante y mentiroso, y los golpes bajos y baratos del pastor legislativo César Camacho contra Margarita Zavala.
Ochoa y Camacho —el señor de los relojes— saltan a la arena como el hijo desobediente: echando mano a sus fierros como queriendo pelear; dispuestos a matar o morir en el intento, por órdenes de arriba, con tal de destruir a quienes encabezan —en la fotografía del momento— la carrera por la Silla del Águila.
Los argumentos de Ochoa y Camacho cuestionan los haberes de López Obrador y Margarita Zavala. Dicen que ambos han sacado ventaja al auspicio del poder; que uno y otra ocultan riquezas mal habidas; que ambos tienen las manos sucias: Andrés Manuel desde que fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal, y Margarita, por haber sido beneficiaria de la corrupta administración de su esposo, Felipe Calderón…
Ambos notables tricolores parecen olvidar un principio elemental del derecho: quien acusa tiene la carga de la prueba por encima de la retórica beligerante, quien lo ignore se arriesga a la difamación… y todo cuanto maldigan se les puede retachar.
¿Olvidan Batman Ochoa y Robin Camacho que para tener la lengua larga hay que tener la cola corta?
Margarita les revira en Twitter: “El PRI tiene miedo; saben que van a perder, por eso me atacan con falsedades”.
Andrés Manuel, los acusa por la radio: “(priístas y panistas) están enchilados; son obvios, hipócritas, cínicos y muy corruptos”…
Las riesgosas bajezas del dúo dinámico revelan grave preocupación priísta por la ventaja de la panista y el morenista. También vislumbran el tono iracundo y la porquería que habrá en las campañas por la grande.
Pero en este momento, lo complicado para el priísmo no sólo es defenestrar adversarios, sino abogar con la misma furia por su agotado jefe máximo, blanco favorito de los críticos políticos, sentenciado por la opinión pública y publicada, al haber perdido rumbo y liderazgo, entre fracasos y sospechas…
EL MONJE TROVADOR: Ya chole chango chilango; que chafa chumba te chutas; no checa andar de tacuche, y chale con la charola...
@JoseCardenas1
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